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Las mujeres siguen más que los hombres el refrán de 'no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy'

65ymás

Foto: Bigstock

Miércoles 3 de noviembre de 2021

5 minutos

Son más reacias a pedir prórrogas de los plazos por la preocupación de cargar a los demás

Las mujeres siguen más que los hombres el refrán de 'no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy'
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Miércoles 3 de noviembre de 2021

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La revista Proceedings of the National Academy of Sciences ha publicado una investigación que asegura que las mujeres son menos propensas a pedir más tiempo para completar proyectos con plazos ajustables en la escuela y en el trabajo que los hombres. A las mujeres les preocupa que se las considere incompetentes por el mero hecho de pedir una prórroga, y que ésta suponga una carga para los demás, según informa Europa Press.

Investigaciones anteriores han demostrado que las mujeres se sienten más estresadas por el tiempo que los hombres,​ y el hecho de sentirse incómodas al pedir más tiempo para completar los proyectos puede ser una razón importante, explica Grant Donnelly, coautor del estudio y profesor asistente de marketing en la Escuela de Negocios Fisher de la Universidad Estatal de Ohio, en Estados Unidos.

"Es comprensible que las mujeres sientan que tienen demasiadas cosas que hacer y poco tiempo para hacerlas. Descubrimos que no pedir más tiempo para completar las tareas socava el bienestar de las mujeres y también su rendimiento", subraya Donnelly.

"Pero también encontramos una posible solución –apostilla–: Las mujeres eran tan propensas a pedir prórrogas de los plazos como los hombres cuando las organizaciones tenían políticas formales sobre la solicitud de prórrogas de los plazos".

La investigación incluyó nueve estudios con más de 5.000 participantes, entre ellos paneles en línea de adultos que trabajan y estudiantes universitarios. Donnelly explica que, para él, uno de los estudios más convincentes de los nueve fue uno realizado en su propia clase.

Asignó un trabajo de debate que valía el 20% de la nota a 103 estudiantes de un curso de negocios de pregrado. A todos los estudiantes se les dio una semana para presentar el trabajo, pero se les dijo que podían enviar un correo electrónico a Donnelly para solicitar una prórroga sin penalización.

Los estudiantes varones tenían más del doble de probabilidades que las mujeres de solicitar una prórroga para la tarea (el 15% de las mujeres frente al 36% de los hombres).

No pedir una prórroga podía perjudicar a los estudiantes, según los resultados. Un ayudante de cátedra que calificó los trabajos dio mejores puntuaciones a los que habían pedido una prórroga. El asistente no sabía quiénes habían escrito los trabajos y si habían pedido prórrogas, ni el propósito del estudio.

"Lo que descubrimos es que cuando los estudiantes solicitaban una prórroga, hacían un buen uso de ese tiempo y rendían mejor en la tarea –subraya–. Las mujeres pueden perjudicarse a sí mismas al no solicitar tiempo adicional".

Otros de los nueve estudios realizados por los investigadores con adultos que trabajan mostraron que el hecho de que las mujeres se centraran en otras personas y en sus necesidades desempeñaba un papel importante en el hecho de que se sintieran incómodas al pedir ampliaciones de plazo.

 

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En estos estudios, las participantes imaginaron que tenían que presentar una propuesta para un evento que debía presentarse al día siguiente, pero que necesitaban más tiempo. En el escenario, podían pedir una prórroga a su supervisor.

Se les hizo una serie de preguntas sobre cómo podría afectarles a ellos mismos y a su equipo pedir una prórroga, y cómo podría afectar a la opinión de los demás.

Los resultados mostraron que las mujeres creían que serían vistas como menos competentes si pedían una prórroga. Pero esa no era la principal razón por la que las mujeres se mostraban reacias a solicitar más tiempo.

"Fue su preocupación por cargar a su equipo y a su jefe con más trabajo lo que predijo con más fuerza la incomodidad de las mujeres a la hora de pedir más tiempo en plazos ajustables --prosigue Donnelly--. La carga percibida y las emociones como la vergüenza, el bochorno y el sentimiento de culpa explicaban por qué las mujeres experimentaban más incomodidad al pedir prórrogas que los hombres".

Y estos sentimientos tienen implicaciones en la vida real. En consonancia con investigaciones anteriores, las mujeres de este estudio dijeron sentirse más presionadas por el tiempo y experimentaron más agotamiento que los hombres.

Sin embargo, la buena noticia que se desprende de los resultados es que las organizaciones pueden nivelar el campo de juego -lo que se traduce en que las mujeres y los hombres pidan más tiempo en los proyectos casi al mismo ritmo- creando una forma formal de solicitar prórrogas de los plazos.

En un estudio, los investigadores analizaron los datos de una universidad en línea que tenía una política formal de solicitud de prórrogas: todos los estudiantes tenían derecho a cuatro prórrogas de 24 horas por semestre, que podían solicitarse mediante un formulario en línea.

En este caso, las mujeres tenían la misma probabilidad de presentar al menos una solicitud durante el semestre estudiado que los hombres (el 24% de las mujeres frente al 25% de los hombres). Este resultado se repitió en otro de los nueve estudios.

Donnelly cree que las empresas y otras organizaciones deberían crear vías formales para solicitar prórrogas de los plazos. "Es una cuestión estructural. Cuando las organizaciones tienen políticas formales sobre los plazos, se crea la oportunidad de que hombres y mujeres tengan las mismas experiencias para solicitar tiempo adicional", señala.

"Y hemos encontrado pruebas de que permitir la ampliación de los plazos, cuando es posible, puede dar lugar a un mejor trabajo. Eso es útil para los empleadores y los empleados", concluye.

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