
Pilar Martínez, afectada por los incendios: "Fue una pesadilla ver las casas rodeadas por el fuego"
Esta vecina de Verín (Ourense) asegura que los vecinos sienten miedo, rabia e impotencia

Aún hay activos más de una veintena de incendios graves, pese al fin de la ola de calor
Este verano está siendo devastador para España, especialmente para Galicia, Castilla y León, Asturias y Extremadura, que están viendo como sus paisajes están siendo destruidos por las llamas, y sus casas amenazadas por el fuego. Las imágenes que nos llegan desde estos puntos de España son impactantes y los testimonios son sobrecogedores.
En 65YMÁS hemos hablado con Pilar Martínez, vecina de Verín (Ourense), que ha vivido muy de cerca el paso del fuego por su comunidad: "A nosotros no nos llegó, pero en la zona de Rivadavia, la situación fue una locura: ardió muchísimo. Ardió un bosque, el bosque de Ridimoas, que es reserva natural de Galicia. El fuego se acercó a las casas y el aire era irrespirable", nos comienza contando la gallega.
Martínez recuerda como en Verín "ardieron viñas y huertos. En Villardevós, donde tiene una casa mi comadre, el incendio duró varios días, llegando prácticamente hasta las viviendas. Han ardido miles de hectáreas de bosque, poniendo en peligro vidas y pueblos. Es terrible. Esto parecía una guerra, yo creo que realmente lo es. Pasaban aviones sobre nuestras cabezas", recuerda.
Afortunadamente, para Pilar y sus vecinos, lo "más fuerte de los incendios" ya ha pasado: "Nos hemos despertado de la pesadilla que fue tener las casas rodeadas de fuego. Vemos cómo los árboles que plantaron nuestros abuelos y que dieron de comer a nuestros padres se quemaban ante nuestros ojos, sin poder hacer nada", lamenta.

Bendollo, Quiroga, Lugo
Y es que ahora, para todos estos vecinos afectados por el fuego, comienza la dura realidad: "Hablar con los vecinos y con la familia de otros lugares y escuchar que todos pasamos, en mayor o menor medida, por lo mismo: miedo, impotencia y rabia. Miedo, porque el fuego destruye todo a su paso; el ruido y el calor de un incendio no se olvidan: ese rugir, ese aire que falta porque él lo necesita para crecer y ese humo que no te deja respirar ni ver a quien está a tu lado pasándote un caldero de agua o tirando de una manguera. Impotencia, porque nada era suficiente para pararlo. Y rabia, de ver todo hecho cenizas", nos cuenta.
Martínez ha tenido la oportunidad hablar con gente que "me contaba cómo, con el agua de su piscina desmontable, regó todo alrededor y los tejados, y así no prendió el fuego. Pero también con un amigo al que le ardió en Vilaza la viña y el huerto de frutales, una viña que heredó de sus padres y que él se molestó en replantar, modernizar y poner en valor, y ahora son cenizas", lamenta.
Y añade: "Han ardido casas y pueblos enteros. Han ardido tantas hectáreas que ya no somos conscientes de cuánto ha sido, pero cuando coges el coche y ves todo quemado durante minutos y minutos, entonces dices: '¡Pero si ha ardido todo!' Nuestra historia reciente, la de nuestros abuelos que cuidaban y conocían cada centímetro de tierra, y la de nuestros nietos, que no verán los árboles centenarios que hasta la semana pasada limpiaban nuestro aire y nos daban sombra".
"Por favor, ¿cuándo vamos a hacer algo para que esto no se repita año tras año y cada vez con más virulencia? ¡Ánimo a la gente que lo sufre y gracias a todos los que ayudaron y ayudan en este terrible momento!", concluye esta vecina de Galicia.