Política

Nieves Trigueros (España Vaciada): "Aquí ya no hay bancos. Los mayores dependen de sus hijos"

Pablo Recio

Domingo 30 de enero de 2022

11 minutos

La nueva formación se presenta por primera vez a las elecciones de Castilla y León este 13F

Nieves Trigueros (España Vaciada): "Aquí ya no hay bancos. Los mayores dependen de sus hijos"
Pablo Recio

Domingo 30 de enero de 2022

11 minutos

La España Vaciada, el movimiento político que pretende dotar de servicios y revitalizar las zonas más despobladas y envejecidas del país, se presenta por primera vez a unas elecciones autonómicas.

En concreto, lo hará este 13F en los comicios que se celebran en Castilla y León, con candidaturas en Burgos, Valladolid, Palencia, Salamanca y Soria –bajo el nombre de Soria Ya!–.

65YMÁS ha conversado con la candidata de la formación por Palencia, Nieves Trigueros, con el objetivo de conocer de primera mano sus propuestas para los mayores –más del 25% de la población de esta autonomía–, muchos de los cuales sufren las consecuencias de la falta de servicios en el medio rural y, al final de sus vidas, acaban yéndose también a vivir a las grandes ciudades o ingresados en una residencia. 

PREGUNTA - Para quienes no les conozcan aún, ¿cómo surge la formación España Vaciada?

RESPUESTA - Pertenecemos a un movimiento social que hace cuatro años decide agruparse en una plataforma de plataformas. Nos pusimos a trabajar en ello y creímos necesario plasmar todas nuestras necesidades en un modelo de desarrollo que redactamos durante un año y pico y que tiene 101 medidas.

Luego, lo entregamos, pero nadie nos escuchó. Así que en agosto/septiembre, al menos en Palencia, se planteó la idea de presentarnos a las elecciones. Por ello, cuando se convocaron elecciones, en nuestra provincia, ya estábamos preparados. 

Somos la consecuencia de unas malas políticas puestas por unos y consentidas por otros –dentro de los cuales nos incluimos–. Pero ya hemos dicho: "¡Hasta aquí!" No podemos más. Queremos participar en las decisiones que atañen a nuestro territorio. 

P.- Sólo se presentan por cinco provincias, ¿por qué?

R.- En un principio, la idea era trabajar para las municipales e ir dando a conocer nuestro modelo de desarrollo –las 101 medidas–. Teníamos dos años para hacerlo.

Pero cuando el señor Mañueco decidió convocar elecciones, aunque a nosotros nos pilló preparados, a otras provincias, les sobrevino. 

P.- Si logran entrar en las Cortes podrán votar leyes que tengan que ver con dependencia, servicios sociales y sanidad, unas prestaciones, cuyos principales usuarios son las personas mayores y cuyos déficit se han puesto de manifiesto durante esta pandemia. ¿Qué carencias han detectado en estas áreas y qué proponen para que los servicios puedan ser de mayor calidad? ¿Cómo se ha vivido la crisis sanitaria en la España Vaciada y, más en concreto, en Palencia?

R.- En Meneses de Campos –mi pueblo–, la pandemia la hemos vivido como un parón. Estábamos muy controlados en materia de salud: tensión, análisis, etc. Pero, de repente, esos servicios desaparecieron. Nos tuvimos que autocurar. Y también se pararon las actividades de mantenimiento. Así que todo repercutió en nuestra salud física y general. Personalmente, tuve un pequeño infarto. Y el control no se hizo, ni a las personas diabéticas ni a nadie. Todo se centró en el Covid. Nos quedamos solos. No podíamos ver a los nietos e hijos, con lo que eso supone. 

Y se cerró el ambulatorio y todo se hizo todo por teléfono. Por ejemplo, yo tenía un dolor de garganta y me trataron de eso, pero también estaba infectada por una bacteria en un ojo y, telefónicamente, no me lo vieron, lo que supuso una tragedia. Si me pasó a mí, con mi edad, se pueden imaginar a una persona de 80 años, lo que le suponía llamar, etc. Y ahora quieren implantar la telemedicina: pero yo, para conectarme hoy, he tenido que mirar al cielo, a ver si tenía internet, imaginad para hacerlo con el centro de salud. 

Además, el centro abre ahora un sólo día, el jueves, que es en el que tienes que ponerte enfermo, si no, toca acudir a urgencias, a 40 kilómetros. Por poner un ejemplo, he tenido que acompañar el otro día a una persona diabética y falló el sistema informático y la persona en cuestión, que trabaja, perdió toda la mañana. Y esto, teniendo carné y todos los medios. Para una persona de más de 65 años, al final, se nos abre una puerta: irnos a un pueblo grande o a la ciudad. Tienes que estar ahorrando para tener una casa allí. Te hacen dejar tu entorno, porque no tienes servicios ni transportes ni nada... Te tienes que ir.

P.- ¿Qué proponen para acabar con estos déficit sanitarios?

R.- Es tan fácil como el plan 130. Es decir, tener conectividad y estar a menos de 30 km. de un lugar en el que se cuente con todos los servicios, para poder tener una sanidad rural digna. Véase, que llamemos, venga el médico y no tengamos que acudir al vecino para que nos lleve. Queremos tener unas infraestructuras del primer mundo. Estamos abandonados. Queremos que no se nos olvide, porque ahora estamos abocados a irnos a una gran ciudad y a cerrar nuestra casa para nuestros nietos. Pagamos impuestos, pero no tenemos ningún servicio. Es la pescadilla que se muerde la cola. A menos gente, menos servicios. No pedimos un centro de salud pero, al menos, que donde ya está, no lo desmantelen. Si no, estamos abocados al cierre de los pueblos. Y no sólo, también de nuestras ciudades, porque en ellas ya no hay muchos servicios. Ahora mismo, tienes un infarto en Palencia y te llevan a la unidad de cardiología de Valladolid o tienes cáncer y te mandan a Valladolid, Salamanca, Zamora o Burgos. Y sé que en las grandes ciudades también están mal, hay colas inmensas y exceso de población, pero si todos lo estamos, porque no nos repartimos un poco y dejamos que nuestros jóvenes vuelvan y los mayores no se vayan.

P.- ¿Es viable que un mayor envejezca en la Palencia Vaciada?

R.- Es viable. Aquí tenemos a personas de hasta 100 años, yo soy de las jóvenes. Pero el cuidado depende muchas veces de las mujeres, y muchas no pueden ir a su puesto de trabajo para dedicarse a él. Por eso, pedimos que tengan una ayuda económica. Existe la Ley de Dependencia, pero no es la que les corresponde. Los servicios son mínimos. Por ejemplo, se oferta teleasistencia, pero, cuando te remites a la realidad, no te lo dan. Así que esos mayores acaban en las residencias más cercanas cuando no les pueden cuidar sus hijos. Y suelen ser centros privados con un coste elevado, por mucha ayuda que les den. ¿Por qué no hay más centros públicos o una ayuda a domicilio más amplia en estas zonas?

P.- ¿Qué incentivos tiene un auxiliar/cuidador que vive en Palencia capital para trabajar en las zonas más despobladas de su provincia?

R.- Ninguno. Aquí se tendrían que hacer 40 km. y no sé cómo se lo pagarán, pero por esta carretera te vas a jugar la vida. Nosotros en concreto pedimos que vengan de Medina de Río Seco, que está a 15 km. No conozco bien su realidad, pero las que vienen sé que no están bien pagadas. Y otra cosa es que te concedan la ayuda, eso es otro asunto: no a todo el mundo se la dan y, luego, vienen una hora, como mucho. 

P.- ¿Qué políticas proponen impulsar en materia de Dependencia?

R.- Dar más ayuda. Crear comedores, lavanderías, lo básico y, desde luego, una asistencia digna para que nuestros mayores no tengan que pensar en ahorrar para pagar una residencia a partir de los 80 años. Y eso que aquí aguantan hasta los 90, con el cuidado de los vecinos y de sus hijos, que están fuera. Por eso, queremos que las ayudas, que tanto publicitan, sean efectivas y, además, crear más residencias públicas. 

P.- Estos días se habla mucho de la exclusión financiera de los mayores, un fenómeno, que afecta más todavía a los que viven en la España rural, ¿qué se podría hacer para evitar que esto siga ocurriendo?

R.- Aquí ya no hay bancos. Antes, venía un furgón, iba la persona mayor y sacaba su dinero. Ahora, dependen de sus hijos o de su vecino para que les traigan efectivo o hagan pagos [...]. Luego, en cuanto a la banca online, si para mí ya es difícil, imaginad para mi madre, de 80 años. Al final, depende de mi hermano. Desde España Vaciada proponemos unos cajeros multi-entidad, que se pongan en los ayuntamientos para que esas personas puedan acceder a sacar dinero. Además, todo lo que sea internet es un mundo. Para esta entrevista, por ejemplo, he tenido que mirar, porque sé que a las 11 había, pero a las 8 de la tarde ya no, ni en fin de semana. Así que imaginad para cualquier actividad económica. También se ha propuesto que se pongan en los bibliobuses, que vienen cada tres semanas, pero nos querían cobrar. Es otro negocio para las entidades.

 

P.- Teniendo todas estas realidades en cuenta, ¿creen que es factible repoblar la España Vaciada?

R.- Para mí, esto es como una utopía. Viene de años atrás. Yo vengo de un pueblo de al lado y mis padres me dijeron "vete a estudiar", con 10 años, "y no vuelvas". Pero fui la rebelde que volvió. Mi marido y yo teníamos que retornar y aquí estoy. Al principio, peleé con los problemas que ya existían, cuando mis hijos iban al colegio. Yo me decía: "Esto no es normal". Pero seguí. Sin embargo, me di cuenta que detrás de mí, no había nadie. Mis hijos estaban en la universidad y uno ha vuelto aquí y otros dos a pueblos de Valladolid, pero lo hacen porque habían vivido aquí.

Trabajas por tu pueblo, pero ves que cada vez se cierran más casas, porque aquí no se puede estar. Y en paralelo, te das cuenta que te traen megaproyectos basura como una incineradora, un tendido eléctrico, etc. Y ahora, una macrogranja. Nosotros nos plantamos y decimos: "No queremos este vaciamiento para que nos traigáis estos proyectos". 

P.- No todo vale para repoblar, ¿no? ¿Qué líneas rojas se marcan?

R.- Queremos que nuestros jóvenes vuelvan, incentivar las FP. ¿Por qué todo tienen que ser carreras? Vemos que un niño quiere ser agricultor u otro albañil y que, si así es, se quedará en su pueblo.

Y por ejemplo, ahora, no se puede montar una pequeña empresa en un pueblo, tienes que ir a los polígonos marcados. Queremos quitar esas barreras. Que se puedan hacer pequeñas empresas, que el joven que tenga un proyecto de vida se pueda quedar, sin tener la burocracia tremebunda que hay. 

P.- ¿Cómo deberían ser los pueblos en 2032? Entiendo que no se deberán parecer a la España de los años 60, ¿no?

R.- En la Reconquista, los pueblos se hicieron con una iglesia y, alrededor, los trabajos adheridos a la misma. Ahora no, en estos momentos hay que conseguir que los jóvenes que, por ejemplo, se dediquen a la agricultura, tengan calidad de vida, su casa moderna, aunque con un aspecto parecido al del pueblo, pero con conectividad, o que tengan posibilidad de teletrabajo, con colegio para los niños, instituto, y que puedan ir a la universidad y retornar. Es decir, que el mecánico que quiera montar su taller pueda hacerlo y no tenga que irse a un polígono. ¿O por qué al agricultor se lo ponen más difícil para heredar? Cuando lo hacen, ya están endeudados, porque tienen que pagar un impuesto de sucesión. ¿Por qué tienes que pagar por algo que tu abuelo y bisabuelo han trabajado con esfuerzo para que tú te puedas quedar en el pueblo?  

P.- ¿Parte de estos cambios se podrían realizar con fondos europeos?

R.- Siempre hemos trabajado con los fondos Next Generation o la PAC para que el dinero reinvierta en el pueblo. Pienso que Bruselas apuesta por este mundo, ya lo hizo con Francia y Alemania. Si ellos lo han podido hacer, nosotros también. Somos exportadores de inteligencia de nuestros jóvenes. ¿Por qué no se puede ayudar para revertirlo? Si se quedan, nosotros, los mayores, lo haremos también, porque tendremos nuestra vida y a nuestros nietos aquí. 

P.- ¿Por qué el votante mayor debería optar por su candidatura y no elegir a otra fuerza política más tradicional que también se posiciona en estas cuestiones y otras? Cuando pasen por las cortes leyes que no tengan que ver con la despoblación, ¿qué votará su formación? 

R.- Hay ciertos temas en los que nunca vamos a entrar. Eutanasia, aborto... Habrá libertad de voto.

Y respecto a por qué tienen que votarnos las personas mayores, pensamos que la ideología izquierda derecha ha quedado trastocada. Están todos enrocados. Unos deciden, otros aceptan y otros consienten. Cuando me dijeron que los candidatos que había en Castilla y León –que nunca los he visto– son los mismos, me dije: "Si lo son, por qué convocan elecciones una vez más. Que se hubieran arreglado en despachos y nos hubiésemos evitado esto. Hubiéramos disfrutado unas navidades con nuestros hijos y nietos".

Todo son buenas palabras, palmaditas en los hombros... y si queremos algo, lo tenemos que pelear. Y no nos viene nada, a nosotros, nos imponen. Y si yo quiero una pensión digna o que mi pago de autónomos sea el correcto, lo tengo que pelear, porque, a mí, me imponen otras cosas desde los partidos, como dónde tengo que llevar a mi hijo al colegio. No tengo ni poder de decisión. Son las mal llamadas políticas de izquierda o derecha, cuando realmente están centralizadas en el 5. Están todos a lo mismo. 

Lo único que puedo decir es que tengo una reunión con el movimiento de jubilados en el parque en el que se reúnen ellos. Y con los enfermos de cáncer. Y así lo haremos, con charlas en la calle. Nosotros somos accesibles y vamos atender las necesidades de nuestra gente. 

P.- ¿La España Vaciada pretende ser el Pepito Grillo de las instituciones?

R.- Personalmente, llevo siéndolo 10 años. Ya me conocen. Nos preguntan: "¿Con quién vamos a pactar?". Pues primero tenemos que entrar, y si lo hacemos, lo haremos con quien se decida por consenso, y si no, seguiremos siendo el Pepito Grillo. 

Sobre el autor:

Pablo Recio

Pablo Recio

Pablo Recio es periodista especializado en salud y dependencia, es graduado en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid y comenzó su carrera profesional en el diario El Mundo cubriendo información cultural y económica. 

En 65Ymás, ha contado el drama vivido en las residencias durante la pandemia y ha sacado diferentes exclusivas de impacto como 81 menús de residencias de mayores, a examen: "Baja calidad nutricional y abuso de procesados"que fue citado en una comisión de investigación en la Asamblea de Madrid. 

Además, fue cofundador de la radio online Irradiando y cuenta con un máster en Gobernanza y Derechos Humanos por la Universidad Autónoma de Madrid y otro en Periodismo por el CEU San Pablo/Unidad Editorial. 

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