El juicio por el simpa (lo que se conoce popularmente como irse sin pagar de un establecimiento), que sufrieron los dueños del restaurante gallego San Martiño, en Calo (Teo), se celebrará en Santiago, según informa La Voz de Galicia, y resultará de gran interés para muchos establecimientos hosteleros que han vivido situaciones similares.
La vista oral contará con la única petición de pena de los perjudicados después de que la Fiscalía decidiese no presentar acusación. Los dueños del restaurante reclaman tres años de cárcel al hombre que contrató un paquete de un bautizo y aseguran que se fue sin pagar 9.000 euros de una cuenta que finalmente ascendió a un total de 12.500.
Sin embargo, el ministerio público entiende que "no existe base probatoria suficiente para sostener la acusación" por estafa, algo que ve de forma muy distinta la representación legal del restaurante San Martiño, que ahora dirigen los herederos del conocido chef Miguel González Aguiar, fallecido en 2017, dos meses después de que hiciese pública su denuncia por el simpa en 2016, que calló durante meses por miedo a las posibles represalias del acusado.
En el juicio, los dueños del restaurante gallego también reclaman una multa de tres meses a razón de seis euros diarios (549 euros en total) por un delito de lesiones, ya que afirman que al día siguiente de aquel banquete, el hombre de nacionalidad rumana que lo contrató agredió al propietario del establecimiento tras encontrarse con él.
200 comensales en lugar de 60
Ante esto, el acusado se defiende alegando que ya pagó el banquete en el que, asegura, no acudieron 200 personas, sino solo unas 60 o 70 por lo que los servicios quedaron satisfechos con los 3.500 euros que sí consta que ha abonado. Sin embargo, las cifras definitivas que se reflejan en el expediente judicial son de una entrada de 3.500, mientras que el importe total asciende a 12.500. Por tanto, estos 9.000 euros restantes son los que los denunciantes reclaman como indemnización, cantidad a la que habría que sumar los intereses legales generados en los cinco años que han transcurrido.
En este sentido, la acusación particular presentará facturas, fotos y videos del evento en el que se pueda ver la prueba de que el número de comensales superaba los 60 o 70 de los que habla el acusado y que en realidad se trataba de 200. En contra de lo que sostiene la Fiscalía, consideran que "el engaño es evidente, porque se entregó una cantidad de dinero para asegurarse que el banquete se organizaba y se quedó en pagar el resto el mismo día del convite, pero llegado el momento se marcharon sin abonar lo que faltaba".
Aseguran que cuando acabó el banquete y los invitados se habían marchado, el hombre que lo había contratado y sus más cercanos les dijeron que salían para coger unos fuegos artificiales y aprovecharon para salir huyendo sin abonar la factura.
