65ymás
Una investigación de la Universidad de La Rioja ha demostrado que la incorporación de hueso de oliva triturado en ladrillos de mortero mejora sus propiedades como aislante térmico y da mayor valor a este subproducto.
Alejandro San Vicente Navarro ha confirmado la viabilidad energética, económica y social de esta innovación, así como su sostenibilidad ambiental, en su tesis doctoral en Ingeniería Mecánica por la Universidad de La Rioja, según ha informado la institución.
El estudio, desarrollado en el Departamento de Ingeniería Mecánica dentro del programa de Doctorado en Innovación en Ingeniería de Producto y Procesos Industriales (Real Decreto 99/2011), lleva por título 'Metodología para la evaluación de la sostenibilidad en ladrillos de mortero dopados con triturado de hueso de oliva'. Dirigida por Javier Ferreiro Cabello y Esteban Fraile García, la tesis recibió la calificación de sobresaliente cum laude.
Un 'dopaje' equilibrado
El proceso del trujado de la oliva para la producción de aceite genera un subproducto de triturado del hueso, que normalmente se utiliza como combustible en calderas de biomasa.
Este estudio investiga su aplicación en la fabricación de materiales de construcción basados en cemento, como los ladrillos GERO (perforados) de mortero.
"Al 'dopar' los ladrillos con el triturado, pierden cierta resistencia mecánica, pero aumenta su capacidad de aislamiento térmico, minimizando la transmisión de calor", ha explicado Alejandro San Vicente, "se busca un equilibrio que los haga óptimos para la construcción de edificios nuevos en España".
Para lograr el equilibrio adecuado, se realizaron pruebas con ladrillos 'dopados' con triturado de hueso de oliva, con un 5% a un 30% de volumen en sustitución del árido.
Superar esta proporción compromete las propiedades de resistencia necesarias en la construcción. Los mejores resultados globales se han obtenido con porcentajes entre el 5% y el 15%.
Dentro de la construcción sostenible
Este estudio comprende el concepto de 'construcción sostenible', que pretende abordar desde la ingeniería y la sostenibilidad tres pilares fundamentales: la viabilidad técnica, energética, económica y social, junto con la preservación del medio ambiente y la reutilización de recursos.
Los ladrillos así fabricados aumentan su capacidad aislante, lo que reducirá el consumo de calefacción y climatización de las viviendas que se construyan con ellos.
Aunque el coste inicial es más alto, se estima que, en un período de entre once y cuarenta años (dependiendo del porcentaje de triturado), la inversión inicial se recupere gracias al ahorro en las facturas de energía.
Además de su viabilidad técnica y económica, el análisis del ciclo de vida muestra una reducción de emisiones de CO2 a largo plazo en las viviendas construidas con este tipo de ladrillo, especialmente en aquellas que usan fuentes de energía eléctricas (aerotermia, calefacción eléctrica, aire acondicionado, etc.).
Además, tal y como afirma el experto, "se justifica socialmente por la generación de una pequeña industria asociada y de cercanía a los núcleos olivareros"
A lo largo de la investigación, Alejandro San Vicente ha publicado tres artículos científicos en las revistas ‘Construction and Building Materials’, ‘ Buildings’ y en ‘Applied Sciences’.