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¿Por qué hay personas que se marean solo con ver la sangre?

Lidia Lozano

Foto: Big Stock

Lunes 5 de junio de 2023

5 minutos

Cómo enfrentarse a la hematofobia

El pánico a la sangre no genera las mismas respuestas que otras fobias
Lidia Lozano

Foto: Big Stock

Lunes 5 de junio de 2023

5 minutos

La fobia se define en la RAE como un temor angustioso e incontrolable ante ciertos actos, ideas, objetos o situaciones, que se sabe absurdo y se aproxima a la obsesión. Suele ser un miedo irracional unido a una excesiva activación fisiológica, como aceleración del ritmo cardiaco y aumento de la presión arterial. 

El miedo irracional a la sangre también se conoce como hematofobia. Afecta aproximadamente a un 4% de la población, de los que entre el 25% y el 80% sufren síncope vasovagal en situaciones en las que tienen que enfrentarse a la sangre. Esta reacción anómala consiste en mareos, náuseas y desmayos, con el riesgo de lesionarse gravemente. 

La reacción fisiológica de la hematofobia es distinta a la del resto de fobias: el ritmo cardíaco puede aumentar y disminuir moderamente, pueden tener un descenso brusco de la presión arterial que reduce el riesgo sanguíneo cerebral, causando así el mareo y la pérdida de conciencia. Además, muestran una evitación pasiva de la sangre, lo que significa que tienen una menor actividad eléctrica cerebral al contemplar una imagen, por ejemplo. Y, a diferencia de otras fobias, las regiones cerebrales clave para desencadenar una reacción rápida no muestran un aumento de la actividad, por lo que el cerebro no se prepara para actuar ante la situación. 

El cerebro no se prepara para actuar ante la situación

Ese rechazo irracional a la sangre suele aparecer en la infancia, se ve en mayor medida entre las mujeres y la intensidad disminuye con la edad. Puede verse asociado a otros trastornos de ansiedad y los síntomas no suelen variar de unos pacientes a otros. Su origen puede estar asociado a experiencias traumáticas o al observar a personas del entorno que la sufren, de ahí que en una misma familia haya varios casos. 

Mareos y desmayos

Las causas de los mareos y desmayos no son claras, pero se cree que el miedo puede provocar una fuerte reacción inicial que se manifestaría con un aumento brusco de la frecuencia cardiaca y la presión arterial, junto con un incremento de la actividad parasimpática que contrarresta a la anterior. A raíz de ahí surgen los mareos y desmayos. Sin embargo, los datos no terminan de confirmar esta hipótesis, ya que la bajada de la frecuencia cardiaca es leve. 

La hiperventilación causa también la hipocapnia, una disminución de los niveles de dióxido de carbono en la sangre, acompañada de un descenso del riego sanguíneo cerebral, que contribuye al mareo, las náuseas y el desmayo. Esta reacción se podría deber a una alteración en la regulación del sistema nervioso vegetativo

Hiperventilación

En The Conversation apuntan que, junto al fallo en producir reacciones cardiovasculares de defensa durante la exposición al objeto temido, se origina un aumento de otras respuestas relacionadas con el sistema parasimpático. En su laboratorio han observado, además, otros resultados que apoyan esta hipótesis. "La exposición subliminal (fuera de la conciencia) a imágenes de mutilaciones debería producir un aumento de actividad en la amígdala cerebral y la consecuente respuesta de defensa, pero no provoca reacciones cardiovasculares defensivas en los hematofóbicos", aseguran.

Tratamientos

Existen varios tratamientos para afrontar este pánico que pueden aplicarse aisladamente o en combinación. El primero es la terapia de exposición, en la que se presentan imágenes o películas de situaciones relacionadas con la fobia. Otra es la terapia de tensión aplicada con el objetivo de impedir el desmayo, "elevando la presión arterial y el flujo sanguíneo cerebral mediante la contracción voluntaria durante unos instantes de brazos, piernas y tórax, dejando un descanso entre las contracciones". 

Cuando los síntomas son de ansiedad intensos pueden ser útiles las terapias de relajación aplicada y las técnicas para desarrollar habilidades de afrontamiento del estrés. Los tratamientos demuestran mejoras entre el 70% y el 80% de los pacientes. Es un problema complejo que precisa de más investigación, pero, por el momento, habrá que conformarse con las terapias existentes. 

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Lidia Lozano

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