Olga Selma
Olga Selma es redactora especializada en temas de salud, alimentación y consumo.
… saber más sobre el autorQuizás no habías oído hablar de él antes, pero al arroz pilaf (o pilaw) sólo ha ganado popularidad en los últimos años alrededor del mundo. Se trata de una comida tradicional cuyos orígenes no están del todo claros, pero se atribuyen principalmente a la gastronomía turca, persa o india. Su receta ha cambiado a lo largo de los años y hay variedades en las regiones de Oriente Medio, así que no hay una sola manera de prepararlo. Por lo general lleva especias, aunque la versión que se cocina en España acostumbra a que sus ingredientes sean cebolla, ajo, perejil y pimienta. En estas líneas te contamos cómo preparar paso a paso esta sencilla receta.
Primero lavamos el arroz, remojándolo en agua, 4 o 5 veces, hasta que elimine el almidón y salga agua limpia, y lo dejamos en remojo durante no menos de 30 minutos.
Después, pondremos a fuego medio una sartén en la que echaremos el aceite de oliva y la mantequilla, y dejaremos que se calienten bien hasta que esta última se derrita del todo. Mientras esperamos, podemos ir pelando y cortando la cebolla y el diente de ajo. Una vez se haya fundido la mantequilla, podremos añadirlos a la sartén para sofreírlos.
Cuando la cebolla y el ajo estén pochados será entonces cuando podamos incorporar el arroz a la sartén, que empezará a empaparse del aceite y de la mantequilla, y dejaremos que se tueste durante unos dos minutos. Pasado este tiempo, verteremos el caldo de pollo. Es recomendable calentarlo previamente a añadirlo, para que así todo empiece a hervir al momento. Echaremos una pizca de sal y lo dejaremos cocer durante unos quince o veinte minutos. Después, lo retiraremos del fuego y lo dejaremos reposar un poco. Antes de servirlo, lo espolvorearemos con perejil picado y pimienta negra. ¡Y ya está listo!
Normalmente, el arroz pilaf se usa para acompañar otros platos, como carnes o pescados, aunque también puede cumplir la función de entrante. Además, cuenta con la ventaja de que su preparación es muy rápida, y los ingredientes que requiere son fáciles de encontrar por casa. Y a pesar de los pocos componentes, el resultado es un plato lleno de sabor. Pero si te quedas con ganas de más, siempre puedes probar a añadirle verduras, legumbres, carnes o hierbas aromáticas durante la preparación, o incluso algún tipo de especias como el jengibre.