Rosa Roch
Rosa Roch es redactora especializada en temas de salud, alimentación y gastronomía.
… saber más sobre el autorLas ollas y cazuelas de barro han estado ligadas a la cocina desde el inicio de la civilización siendo, aún hoy en día y a pesar de la gran variedad de menaje y materiales con los que se elaboran las ollas y cazuelas, indispensables en muchas cocinas de todo el mundo y, en especial, en la cocina tradicional española.
Se fabrican con barro cocido y las artes del alfarero hacen que sean capaces de soportar temperaturas de hasta 1.100º C, cualidad especialmente útil si se cocina en hornos de leña, por ejemplo, asados de cordero, cochinillo, potajes, cocidos o similares. Además de aguantar estas altas temperaturas, cocinar en ollas o cazuelas de barro dan un sabor diferente y extraordinario a los alimentos, aquel sabor de nuestra juventud, el de la cocina de nuestras madres y abuelas, el de los platos elaborados con tiempo y mucho mimo.
Si te decides a cocinar en olla de barro, es necesario tener en cuenta que para que el calor no las dañe, ni se rompan fácilmente, antes de utilizarlas por primera vez aplícales una técnica de curación. Te contamos cómo hacerlo.
Frotar el ajo por el interior del recipiente tapará los posibles poros y evitará que al cocinar haya alguna filtración del contenido. Además, el ajo tiene propiedades bactericidas y antisépticas y ayudará a que las zonas no esmaltadas o no vidriadas se endurezcan y sean más resistente al frío y al calor.
Si vas a cocinar pescado, marisco o alimentos de sabores fuertes y aromáticos, es aconsejable reforzar la olla o cazuela de barro para que al finalizar no quede olor o sabor que pueda traspasarse a otras elaboraciones. Para ello una vez remojada, pasa una fina capa de aceite de oliva por todo el interior y por la tapa (si tiene). A continuación, métela en el horno durante una hora y media a 300º C. Pasado ese tiempo apaga el horno y déjala enfriar del todo.
Cuando la curación es reciente, al lavar la olla o cazuela de barro, es preferible dejarla un rato en remojo con agua y jabón y frotar los restos de los alimentos cocinados con una esponja o cepillo suave. Si por el contrario hace tiempo que la curaste, es recomendable hacerle un refuerzo o curar de nuevo para mantenerla en buen estado.
Visto esto, ahora solo queda hacerte con la olla que más te guste, elegir una receta y ponerte manos a la obra, verás que el sabor y aroma de lo que preparares será el de antaño, toda una experiencia para el paladar.