La granada es una fruta que ha estado y está muy presente en la historia de la humanidad. De hecho, se tiene constancia de que ya la tomaban en Mesopotamia cuando se levantaron los Jardines Colgantes de Babilonia. La razón no es otra que el delicioso sabor de sus pepitas y los beneficios que aporta al cuerpo humano, ya que cuenta con propiedades antiinflamatorias, antioxidantes, diuréticas y astringentes.
Sin embargo, ese no es el tema que trataremos a continuación, sino otro mucho más mundano que posiblemente lleva haciendo perder tiempo a las personas desde tiempos inmemoriales: cómo pelar una granada con la suficiente agilidad para que no se convierta en un proceso tedioso que nos invite a abandonar nuestra intención de comérnosla.
El modo más habitual de pelar una granada pasa por ir retirando la dura cáscara (de la que, por cierto, se pueden hacer infusiones que mejorarán el estado de los intestinos) y las membranas que albergan las semillas para ir desgranándolas poco a poco. No obstante, hay otros trucos que pueden acelerar este procedimiento.
Si ninguna de estas opciones te convence y prefieres seguir haciéndolo del modo más habitual, apunta un pequeño consejo para hacerlo más sencillo: corta la fruta en gajos y retira tanto la corona como la membrana vertical que cruza de arriba a abajo. Eso te facilitará el trabajo.
Cuando tengas todos esos pequeños tesoros de color carmín listos para ser degustados solos o como parte de otros platos (postres, ensaladas…), es posible que te preguntes cuántos hay. Pues bien, de acuerdo con la religión judía son exactamente 613. ¿Es esto verdad?, te preguntarás. Obviamente no todas las granadas tienen el mismo número de pepitas, ya que las hay de muchos tamaños, pero sí que es cierto que la cifra suele estar muy aproximada a esas 613.
La razón de este número está relacionada con el simbolismo que esta fruta tiene en el judaísmo. Y es que siempre está presente en la celebración del año nuevo, llamado Rosh Hashana, ya que dicho número de pepitas es el mismo que preceptos tiene la Torah, el libro sagrado que contiene tanto la ley como el patrimonio identitario del pueblo judío. Por lo tanto, cada una de las 613 pepitas de granada simboliza uno de los mitzvà que deben cumplirse durante el año que comienza. Además, el hecho de que todas ellas estén “pegadas” también simboliza la unión de la familia, un elemento clave en la religión judía que hemos heredado en el cristianismo.
Cabe señalar que la granada también ha sido casi reverenciada por otros pueblos de la antigüedad. Mientras que los babilonios tenían el convencimiento de que si comían sus granos, serían invencibles en la batalla (de ahí que fuera un alimento muy común antes de la lucha), en otras culturas como la egipcia y también la de los pueblos mesopotámicos, consideraban esta fruta un símbolo de la fertilidad. Esta creencia se extendió por el Mediterráneo y los griegos incluso llegaron a asegurar que la propia diosa del amor Afrodita había plantado el primer granado para que los humanos disfrutaran de sus propiedades y su sabor.