
La depresión eleva el riesgo de demencia en la mediana edad y en la vejez
Hay que reconocer y tratar el trastorno mental a lo largo de la vida por salud mental y cerebral

Alzhéimer y depresión: ¿están relacionados?
La demencia es una prioridad importante de salud pública, que afecta a más de 57 millones de personas en todo el mundo. .Al no tener cura, la identificación y el tratamiento de factores modificables para reducir el riesgo de sufrirla, como la depresión, es una prioridad importante de salud pública, como documenta un estudio de 'Dementia and Geriatric Cognitive Disorder Extra'.
La depresión, en particular la de inicio tardío, se ha relacionado con la demencia en la vejez (es decir, a partir de los 65 años). Sin embargo, la evidencia reciente sugiere que el riesgo se presenta antes de lo que se creía. La Comisión de Demencia de The Lancet de 2020 identificó la depresión en la vejez como un factor de riesgo modificable significativo para la demencia, con una fracción atribuible a la población (FPA) global del 3,9%. En cambio, la Comisión de 2024 la reclasificó lcomo un factor de riesgo para la demencia en la mediana edad, con una FPA del 3,0%.
La Comisión reconoció la posible relación bidireccional entre la depresión y la demencia, siendo la prmera potencialmente una manifestación prodrómica de la neurodegeneración subyacente y un factor de riesgo independiente para la demencia incidente. Sin embargo, aún no está claro si la depresión actúa principalmente como un factor de riesgo, un pródromo o comparte mecanismos comunes con la demencia.
Posibles mencanismos
Los posibles mecanismos que vinculan el trastorno de salud mental con la enfermedad neurodegenerativa son complejos y pueden incluir inflamación crónica, desregulación del eje hipotálamo-hipofisario-suprarrenal, cambios vasculares, alteraciones de los factores neurotróficos y desequilibrios de neurotransmisores.
Los cambios genéticos y relacionados con el estilo de vida compartidos también pueden influir en el riesgo. Además, la depresión en la mediana edad y en la vejez puede desempeñar un papel distinto en el riesgo de demencia, con intervalos más cortos entre la depresión y la demencia que posiblemente reflejen cambios prodrómicos.
Nueva investigación
Ahora llega una nueva investigación que ha descubierto que la depresión está relacionada con un mayor riesgo de padecer demencia tanto en la mediana edad como en la vejez.
Publicada en 'eClinicalMedicine', fue dirigida por Jacob Brain y Maha Alshahrani del Instituto de Salud Mental y la Facultad de Medicina de la Universidad de Nottingham, (Reino Unido), la Universidad de Adelaida y el Centro de Excelencia en Demencia de la Universidad de Curtin (ambas en Australia).
El Dr Brain ha afirmado en un comunicado;: "Nuestro estudio demuestra que la depresión está relacionada con un mayor riesgo de demencia tanto en la mediana edad como en la vejez. Esto resalta la importancia de reconocer y tratar la depresión a lo largo de la vida, no solo por motivos de salud mental, sino también como parte de una estrategia más amplia para proteger la salud cerebral. Las iniciativas de salud pública deben priorizar la salud cerebral preventiva, incluyendo la ampliación del acceso a una atención de salud mental eficaz".
Estudios anteriores han demostrado que las personas con depresión tienen más probabilidades de desarrollar demencia más adelante en la vida, pero ha habido mucho debate sobre cuándo la depresión es más importante, si se trata de la depresión que comienza en la mediana edad (en los 40 o 50 años) o la que aparece más tarde (en los 60 o más). Esta nueva investigación reúne toda la evidencia existente y añade nuevos análisis para examinar este momento con más detalle.

"Nuestros hallazgos plantean la posibilidad de que la depresión en etapas avanzadas de la vida no solo sea un factor de riesgo, sino también una señal temprana del inicio del desarrollo de la demencia. Al aclarar este momento, nuestro trabajo ayuda a orientar futuras estrategias de investigación, tratamiento y prevención", ha insistido el investigador.
Cómo se realizó el estudio
El equipo llevó a cabo una revisión general y un metanálisis. En primer lugar, recopilaron y revisaron los mejores datos disponibles de revisiones sistemáticas con metanálisis (un método estadístico que combina los resultados de múltiples estudios para proporcionar una estimación general más fiable), que ya habían analizado la relación entre la depresión y la demencia. Luego fueron un paso más allá al extraer y volver a analizar datos de los estudios individuales dentro de esas revisiones y además agregaron estudios más nuevos que se habían omitido en el trabajo anterior.
Brain ha puntualizado: "Nos centramos específicamente en el momento en que se midió la depresión, ya sea en la mediana edad o en etapas posteriores de la vida, y calculamos cuánto aumentaba el riesgo de desarrollar demencia. Esto nos permitió, en esencia, ofrecer una visión más precisa y actualizada de cómo la enfermedad en las diferentes etapas de la vida se relaciona con el riesgo de demencia"..
Esta revisión general y metaanálisis se basa en datos extraídos de nueve revisiones elegibles, incluyendo 18 estudios individuales centrados en la depresión en la tercera edad (más de 901.762 participantes y más de 7.595 casos de demencia incidentes) y siete estudios individuales centrados en la depresión en la mediana edad (más de 2.501.296 participantes y más de 276.929 casos de demencia incidentes) con demencia por todas las causas en la tercera edad como resultado. Es el primer estudio que proporciona evidencia agrupada centrada específicamente en la compleja relación temporal entre la evaluación de la depresión y la demencia en la tercera edad.
Los resultados muestran que el momento de la evaluación de la depresión, es decir, la mediana edad y la tercera edad, se asocia significativamente con un mayor riesgo de demencia por todas las causas, con diferente intensidad de asociación. Además, la considerable heterogeneidad observada podría reflejar interacciones con otros factores como cambios vasculares, neuroinflamación o comorbilidad.
Implicaciones
Estos hallazgos contribuyen a la evidencia que respalda la depresión como un factor de riesgo potencialmente modificable para la demencia, al tiempo que destacan un factor temporal complejo en esta asociación. Dadas las importantes implicaciones para la salud pública, existe una necesidad urgente de intensificar los esfuerzos de detección y tratamiento de la depresión, especialmente en centros de atención primaria y en las poblaciones de mayor edad. Ampliar el acceso a los servicios de salud mental mediante la integración de la detección y la derivación a tratamiento en las evaluaciones de salud rutinarias para adultos mayores y de mediana edad podría ser un paso fundamental para mitigar el riesgo de demencia, han insistido los investigadores.