
Se abre un nuevo camino para detectar el alzhéimer de forma muy precoz
Factores de riesgo y biomarcadores establecidos se asociaron con la función cognitiva a los 24 años

Como ya hemos mencionado en varias ocasiones la enfermedad de Alzheimer representa un desafío para la salud mundial. Si bien la mayoría de las investigaciones en, por ejemplo, EE.UU se han centrado en las poblaciones de mayor edad, donde el riesgo de demencia es mayor, existe una falta de estudios que investiguen los factores de riesgo de alzhéimer y la función cognitiva en adultos jóvenes y de mediana edad antes de la aparición de la patología.
Identificar las vías de desarrollo de la enfermedad de Alzheimer y el deterioro cognitivo antes de la vejez es fundamental para frenar el crecimiento previsto de la enfermedad en las próximas décadas. El panorama de factores de riesgo que se sabe que influyen en el riesgo de padecerla en la edad adulta abarca dimensiones sociales, conductuales, clínicas y biológicas, como documenta una investigación recogida en 'The Lancet'.
En el ámbito social y conductual, factores como un menor nivel educativo, la inactividad física y el tabaquismo son factores de riesgo notables. Clínicamente, afecciones como la diabetes, la obesidad, la hipertensión y el colesterol alto se identifican como contribuyentes constantes al riesgo de padecer alzhéimer.
En los últimos años, los investigadores han buscado combinar los factores de riesgo sociales, conductuales y clínicos en puntajes de riesgo integrales para la enfermedad. El puntaje de Factores de Riesgo Cardiovascular y Envejecimiento e Incidencia de Demencia (CAIDE) se encuentran entre los algoritmos de riesgo más ampliamente investigados e integra riesgos sociales, conductuales y biológicos, incluyendo educación, sexo, edad, niveles de colesterol, presión arterial, índice de masa corporal y actividad física, tal y como recoge un ensayo de 'Lancet Neurology'.
Los biomarcadores
Desde el punto de vista biológico, las moléculas genéticas, neurológicas, inmunes e inflamatorias se han implicado como biomarcadores del riesgo de enfermedad de Alzheimer, como recoge un ensayo de 'Molecular Psychiatry'.
El perfil genético de la apolipoproteína E (APOE) es un factor de riesgo conocido para la enfermedad de Alzheimer en poblaciones de mayor edad. Además, los marcadores neuropatológicos, como la beta amiloide y los ovillos neurofibrilares, se han investigado como predictores de la enfermedaden etapas posteriores de la vida. Los biomarcadores amiloide (A), tau (T) y neurodegeneración (N) (conocidos como ATN) son cada vez más prometedores para predecir el riesgo de la patología en poblaciones mayores.
Dos biomarcadores medidos comúnmente son tau total y cadena ligera de neurofilamentos (NfL). Ambas medidas son predictivas del riesgo de enfermedad en etapas posteriores de la vida en poblaciones mayores, como refleja una investigación de 'JAMA'.
Además, los mecanismos inmunitarios e inflamatorios centrales y periféricos son cada vez más reconocidos como fundamentales en la patogénesis de la enfermed. Una revisión exhaustiva reciente identificó asociaciones positivas relativamente consistentes entre varias citocinas relacionadas con la inflamación y el riesgo de enfermedad de Alzheimer, siendo los dos marcadores más estudiados la interleucina-6 (IL-6) y el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α).
Datos nuevos
Ahora llega un nuevo estudio de la Escuela de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia y el Centro de Envejecimiento Butler de Columbia (ambos en EE.UU) que sugiere que los factores de riesgo y los biomarcadores relacionados con la enfermedad de Alzheimer se asocian con la cognición mucho antes en la vida de lo que se reconocía previamente.
El estudio destaca asociaciones significativas entre la cognición y los factores de riesgo de la enfermedad incluso entre los 24 y los 44 años y subraya la importancia de la prevención temprana. Este es el primero que examina sistemáticamente los factores de riesgo de la enfermedad de Alzheimer, incluyendo biomarcadores relacionados con el deterioro cognitivo en un grupo grande de individuos de mediana edad generalmente sanos en los EE. UU. Los hallazgos se han publicado en 'The Lancet- Regional Health Americas'.

"Anteriormente, la investigación sobre los factores de riesgo de la enfermedad de Alzheimer se ha centrado en personas de 50 años o más", ha afirmado la Dra. Allison Aiello, profesora de Epidemiología de Longevidad Saludable James S. Jackson en el Centro de Envejecimiento Butler y la Escuela Mailman de Columbia, en un comunicado.
Y ha insistido: "El impacto potencial de nuestros hallazgos es sustancial, ya que ofrece a los médicos e investigadores de la salud una comprensión más clara de la aparición temprana de los factores de riesgo de la enfermedad de Alzheimer y su asociación con la cognición antes de la mediana edad".
Según Aiello, los resultados revelan que varios factores de riesgo y biomarcadores sanguíneos bien establecidos están vinculados a la función cognitiva incluso antes de la mediana edad. Estas asociaciones en etapas tempranas de la vida proporcionan una base para predecir las trayectorias a largo plazo del deterioro cognitivo. "Además, descubrimos que ciertos factores de riesgo del slzh´rimer, como la salud cardiovascular, la NTA (amiloide, tau, neurodegeneración) y los biomarcadores inmunitarios, están presentes y relacionados con la cognición en personas de cuarenta años e incluso antes", ha comentado.
Para el estudio
Como hemos mencionado anteriormente, Aiello y sus colegas utilizaron la escala CAIDE (Factores de Riesgo Cardiovascular, Envejecimiento e Incidencia de Demencia), que abarca factores como la edad, la educación, el sexo, la presión arterial sistólica, el índice de masa corporal, el colesterol, la actividad física y el alelo ε4 de la variante genética de la apolipoproteína E (APOE ε4), que constituye un factor de riesgo genético para la enfermedad de Alzheimer. Se analizaron los datos de las Olas IV y V del Estudio Longitudinal Nacional sobre la Salud de Adolescentes y Adultos (Add Health), que realizó un seguimiento de una cohorte representativa a nivel nacional de adolescentes desde 1994-1995 a través de múltiples olas de seguimiento. Aproximadamente la mitad de los participantes en la Ola IV eran mujeres (48,4-52,1 %) y poco más del 70 % (71,4-72,5 %) eran blancos.
En particular, la Etapa IV consistió en datos de hasta 11.449 personas de entre 24 y 34 años. Los investigadores realizaron entrevistas domiciliarias, pruebas cognitivas, exámenes físicos y extrajeron muestras de sangre de 4.507 participantes. En la Etapa V, se realizaron encuestas presenciales y por internet/correo electrónico a participantes de entre 34 y 44 años. Los 1.112 participantes que recibieron entrevistas domiciliarias recibieron tareas cognitivas como recuerdo inmediato de palabras, recuerdo diferido de palabras y repetición de dígitos inversos, y proporcionaron una muestra para pruebas genéticas. Las puntuaciones en las pruebas cognitivas se vincularon con la puntuación general de CAIDE en 529 personas de la Etapa V.
"Al explorar la relación entre la puntuación CAIDE y la función cognitiva en la adultez joven y la mediana edad temprana en EE. UU se demostró que se pueden observar asociaciones significativas con factores de riesgo cardiovascular mucho antes de los 50 años", ha confirmado Aiello.
Además, desde el punto de vista biológico, se ha implicado a biomarcadores genéticos, neurológicos, inmunitarios e inflamatorios en el riesgo de padecer la patología. Los biomarcadores amiloide (A), tau (T) y neurodegeneración (N), conocidos colectivamente como NTA, se consideran cada vez más indicadores prometedores para predecir el riesgo de padecer Alzheimer en poblaciones mayores. El biomarcador NTA y varios marcadores inmunitarios mostraron asociaciones con la función cognitiva antes de la mediana edad. Sin embargo, un factor de riesgo genético clave, la APOE, no pareció afectar a los participantes en esta etapa de la mediana edad y podría no manifestarse hasta etapas posteriores de la vida.
Biomarcadores y función cognitiva
"Nuestros hallazgos generales sugieren que los biomarcadores sanguíneos asociados con la enfermedad de Alzheimer están vinculados a diferencias en la función cognitiva décadas antes de que aparezcan los síntomas y deterioros clínicos, lo que resalta la importancia de las estrategias de prevención temprana a lo largo de la vida", ha señalado Aiello quien ha recordado que "identificar las vías tempranas que conducen a la enfermedad y al deterioro cognitivo antes de la vejez es fundamental para frenar el aumento previsto de la misma en las próximas décadas".