¡Que no te la cuelen! Un talón personal no es igual que el bancario

Con la llegada de la tecnología hay algunas costumbres o acciones cotidianas que se han visto alteradas. En el terreno de la economía personal podemos verlo en bizum pero ahora mismo.

Llegados a esta situación hay que explicar algunas de estas opciones con las que movemos nuestro dinero que todavía no han sido desplazadas por la digitalización.

Una de las más extendidas y que marcó una forma de dar dinero eran los talones bancarios.

Los talones bancarios, o también llamados “cheques”. Unos cheques que no hay que confundir con el cheque personal.

La principal diferencia se encuentra en la persona o institución que lo emite. No es lo mismo un banco que una persona física. En el talón bancario el emisor es el banco, por lo que la cantidad de dinero que se escriba en el talón saldrá directamente de las propias arcas de la institución bancaria. Esto reduce al mínimo las posibilidades de que la no se pueda cobrar ese cheque.

En cambio, un cheque personal, que también puede emitirlo una empresa, puede o no tener fondos suficientes para hacer frente a esa cifra escrita en el papel. Esta situación es más común de lo que se cree, y cuando se vaya al banco a cobrar la cantidad la entidad no aceptará el cheque al comprobar que no tiene la capacidad para ello.

¿Cómo se cobra?

Si recibimos uno de estos talones debemos dirigirnos a la ventanilla del propio banco emisor, no a otro. En los últimos años se han ido ampliando las opciones para que además de la ventanilla podamos cobrarlo a través de los cajeros. E incluso, con la llegada de la tecnología que antes se mencionaba, también en la aplicación móvil aunque esta opción es poco común.

Los talones tienen una fecha de emisión y debemos acercarnos al banco antes de 15 días para asegurarnos que se cobrará sin problemas. Si por algún casual se nos pasara la fecha, tendremos hasta 6 meses en los que el talón es válido, a partir de los cuales éste deja de ener validez y no se podrá cobrar.

Si en el talón no se indica el nombre de la persona beneficiaria, estaremos hablando de un “cheque al portador”. Esto conlleva que cualquier persona podrá cobrarlo sin necesidad de identificarse. Una opción menos segura si por ejemplo perdemos el talón. Si en cambio tenemos nuestro nombre en él, será un cheque nominativo.