Música

Miguel Fernández publica la biografía de Waldo de los Ríos a los 50 años de su 'Himno a la alegría'

Antonio Castillejo

Martes 8 de diciembre de 2020

9 minutos

Stanley Kubrick le propuso componer la música para 'La naranja mecánica', pero el argentino se negó

Miguel Fernández publica la biografía de Waldo de los Ríos a los 50 años de su 'Himno a la alegría'
Antonio Castillejo

Martes 8 de diciembre de 2020

9 minutos

El granadino Miguel Fernández nació en 1962 y lleva ya 35 años ejerciendo el periodismo y publicando libros como Yestergay (2003), con el que obtuvo el Premio Odisea de novela. Patricio Población, el protagonista de esta historia, reaparecería en Nunca le cuentes nada a nadie (2005). El periodista es también autor de La vida es el precio, el libro de memorias de Amparo Muñoz, las colecciones de relatos Trátame bien (2000), La pereza de los días (2005) y Todas las promesas de mi amor se irán contigo, además de distintos libros de gastronomía, como Buen provecho (1999) o ¿A qué sabe el amor? (2007).

 

Foto Miguel Fernandez Color
Foto: Miguel Fernández, autor de 'Desafiando al olvido' la biografía de Waldo de los Ríos' (Roca Editorial)
 

Su último libro es la biografía del compositor Waldo de los Ríos, con el título de Desafiando al olvido (Roca Editorial), en la que repasa la trayectoria profesional y vital de este sensacional músico argentino que nació en Buenos Aires el año 1934 y se estableció en España a finales de los sesenta para conseguir su primer gran éxito mundial con el Himno a la Alegría, interpretado por Miguel Ríos. A partir de ahí, su aportación a nuestra música fue impagable. Se casó con la actriz y periodista uruguaya Isabel Pisano, pero la incomprensión social de su homosexualidad le llevó a la depresión y al suicido en 1977, cuando apenas contaba 42 años.

 

Miguel Fernández escribe la biografía de Waldo de los Ríos, a los 50 años de su 'Himno a la alegría'. Foto: Gentileza de Rocaeditorial
Foto: Portada del libro Desafiando al olvido, de Miguel Fernández  (Roca Editorial)

 

PREGUNTA: ¿Cómo, cuándo y por qué decide escribir la biografía de Waldo de los Ríos?

RESPUESTA: Llegué a Waldo de los Ríos siguiendo la pista de mi propio pasado. Quería escribir un libro sobre los años 60 y 70, una época en la que España se transformó, pero no acababa de encontrar un hilo original. Un día, mientras viajaba por Canadá en 2017, escuché en la radio el Himno a la alegría. El presentador contó que era un disco español del que se habían vendido más de seis millones de ejemplares en todo el mundo. La cifra sigue produciendo vértigo hoy en día. Empecé a indagar y me di cuenta que el artífice de aquella proeza, Waldo de los Ríos, estaba detrás de muchas de las canciones que había escuchado en mi infancia, que había aparecido en tantos programas de aquella televisión en blanco y negro… y me puse a trabajar.

P.: ¿Qué va a encontrar el lector en Desafiando al olvido?

R.: Un viaje a una década fascinante: Kennedy, los Beatles, Martin Luther King, Vietnam, Mayo del 68, el boom del feminismo, de la lucha por la igualdad… y como colofón a todo eso una melodía que, unos meses después de que el hombre llegara a la Luna, apela a la confianza en el ser humano, a la fraternidad universal. Un espejismo que, en el caso de Waldo de los Ríos, por desgracia se hizo añicos.

P.: Supongo que el trabajo de documentación habrá sido tremendo, ¿cuanto tiempo le ha llevado?, ¿a qué fuentes ha recurrido?

R.: Me propuse empezar de cero. La mayoría de las grabaciones de Waldo estaban descatalogadas. En las informaciones que se publicaron a su muerte había mucho sensacionalismo. Decidí utilizar sólo fuentes fiables: testimonios directos y documentos, como el expediente judicial que se tramitó tras el suicidio. Han sido tres años de trabajo.

P.: Vamos con un poco de orden, recuérdenos a los que vivimos aquella época, y cuénteles a los que no lo hicieron, quien fue Waldo de los Ríos, el hombre que le dio la vuelta y casi reinventó nuestra música…

R.: Waldo de los Ríos fue el único hijo de la gran cantante Martha de los Ríos y de Nicolás Ferraro, un guitarrista de origen italiano que a veces acompañó a Carlos Gardel. Su madre estaba decidida a que fuera un gran compositor y no escatimó dureza y recursos para lograrlo. Con nueve años incorporó al muchacho a su grupo de acompañamiento como pianista. A los veinte, Waldo ya trabajaba para la Columbia, que incluso lo presentó en una de sus convenciones junto a artistas de la talla de Michel Legrand. Desde 1962, De los Ríos vivió en España. Fue uno de los pioneros de la industria discográfica. De los estudios Hispavox salieron Raphael, Miguel Ríos, Karina, Mari Trini, Alberto Cortez, Jeanette… toda una época dorada de la música española.

P.: Estamos ante un personaje, fundamental en la historia de nuestra música que vivió atormentado y fue infeliz a pesar de alcanzar la cima en su carrera...

R.: Desde niño, a Waldo le marcaron el camino que debía seguir. Su madre, para que fuera un gran músico; la industria, para repetir un éxito tan descomunal como el logrado en 1970 con el Himno a la Alegría. Trabajaba de sol a sol. Ganó millones de dólares pero se dejó atrás algo tan necesario como es la felicidad. No le dejaron ser como él quería ser.

P.: Si hoy hablamos del Himno a la alegría de Miguel Ríos con esos famosísimos compases de Beethoven, cualquiera que viviese los años 70 lo recordará, ¿pero recordarán que lo compuso Waldo de los Ríos?

R.: Es inevitable que el tiempo arrincone las historias. Para eso sirven los libros, para desafiar al olvido. Incluso la gente que ha nacido después de su muerte no puede evitar una sonrisa cuando escucha hablar del Himno a la alegría o de la banda sonora de Curro Jiménez. Como todos los grandes artistas, a Waldo le ha sobrevivido su obra.

 

Foto: El disco 'Himno a la alegría' de Waldo de los Ríos y Miguel Ríos (Discogs)
Foto: El disco 'Himno a la alegría' de Waldo de los Ríos y Miguel Ríos (Discogs)

 

P.: Y las canciones de Jeanette, Massiel y ¿cuantos más? Y las sintonías de las series de televisión…

R.: Los arreglos de Waldo siguen formando parte de nuestra vida cotidiana. ¿Quién no ha vuelto a cantar El baúl de los recuerdos o Las flechas del amor? ¿A quién no le impresionan el dramatismo de la Balada de la trompeta, de Raphael, o de Soy rebelde, de Jeanette? Con sus arreglos, Waldo supo transformar esas canciones en parte de la banda sonora de nuestra vida.

P.: ¿Es cierto que Stanley Kubrick le ofreció hacer la música de La naranja mecánica y no aceptó, por qué?

R.: Kubrick quería que la música de Beethoven fuera un elemento más de La naranja mecánica. Le parecía que el trabajo de Waldo con la Novena era audaz pero pretendía ir más allá. De los Ríos, que había salido escaldado del escándalo que le habían montado los puristas en España y Argentina, pensaba que la propuesta de Kubrick maltrataría la obra del genio de Bonn y, a pesar de que había mucho dinero y fama en juego, renunció. Kubrick le escribió una cariñosa carta de agradecimiento.

P.: Realmente, fue un genio y un adelantado a su tiempo, pero ¿fue también un incomprendido?

R.: Desde su juventud, cuando comenzó a dar un tratamiento orquestal a la música folklórica, Waldo soportó el desprecio de un amplio sector de la crítica y de la música. Nunca le perdonaron osadías como la de reunir a miles de personas para escuchar a una orquesta en un estadio cubierto como el Luna Park o la de incorporar ciertos instrumentos a las grabaciones de obras clásicas. El tiempo le dio la razón, pero para él ya fue tarde.

P.: Waldo nació en Argentina, ¿cómo era su familia?

R.: Los padres de Waldo eran artistas, no estaban casados. Waldo pagó las consecuencias de ambos hechos. Creció pegado a las faldas de una madre dominante empeñada en que su hijo llevara una vida más ordenada que la que ella y el padre habían conocido. Waldo tenía que ser un gran compositor, una estrella. Edipo hizo el resto. La madre tendría un peso excesivo en la vida del hijo… con el padre apenas tuvo relación.

P.: ¿Cuándo y por qué decidió venir a España?

R.: A principios de los años sesenta, el ambiente político y social de Argentina era complicado. Waldo cree que su carrera se ha estancado, aunque trabaja para la Columbia, compone bandas sonoras y actúa con frecuencia en la radio y la televisión. Ha logrado ser un personaje conocido. Sin embargo, quiere estudiar música electroacústica en Alemania y está enamorado de una muchacha que se ha venido a vivir a España. Al llegar, en noviembre de 1962, se encontró con que le habían denegado la beca para estudiar en Munich y que la chica tenía ya una relación con otro hombre. Se quedó y empezó de cero.

P.: ¿Cuál es el mejor legado que nos dejó el compositor?

R.: Acercar a los clásicos a la gente corriente. Hasta el Himno a la alegría, la obra de los genios no estaba al alcance de cualquiera, más allá de los conservatorios o las salas de conciertos. Mucha gente conoció a Mozart, a Brahms, a Beethoven a través de Waldo. En cierta forma, contribuyó a democratizar la gran música.

 

Waldo de los RÍos
Foto: Waldo de los Ríos (Wikipedia)

 

P.: ¿Por qué le tocó sufrir tanto en la vida y tomar las decisiones que tomó?

R.: En parte por la educación que había recibido y en parte porque no debemos olvidar que España vivía sometida a una dictadura en esa época. La “doble vida” era la única salida para quienes no se ajustaban a los cánones de comportamiento que imponía la dictadura. Ser adúltera u homosexual podía acarrear graves consecuencias. La angustia que le generó esa “doble vida” condujo a Waldo al abismo…

P.: ¿Su único error fue haber nacido demasiado pronto? ¿Llegar a un mundo que nunca lo entendió?

R.: Quizás su gran error fue no haber podido resistir. Apenas unos meses después de su muerte, se celebraron las primeras elecciones democráticas en España. La homosexualidad dejó de ser delito. La sociedad cambió. La electrónica se asoció con la música. Vino 'La movida'. En definitiva, Waldo se habría sentido más a gusto en el mundo que siguió a su muerte. El suicidio, por desgracia, sigue siendo una de las asignaturas pendientes de nuestra sociedad.

P.: ¿Espera que con esta biografía por fin se haga justicia al genio musical al que se dio cruelmente la espalda por algo hoy felizmente considerado, casi mayoritariamente, como normal y que no debería condicionar la vida de nadie?

R.: Además de hacer justicia a Waldo, me gustaría que mi trabajo sirviera para recordar a todos, a quienes vivieron aquella época y a quienes no, que el bienestar de hoy es fruto del esfuerzo y la lucha de los que nos precedieron. Nada de lo conseguido resultó barato y hubo gente que, como Waldo de los Ríos, se dejó la vida en el empeño.

Sobre el autor:

Antonio Castillejo

Antonio Castillejo

Antonio Castillejo es abogado y periodista. Comenzó su carrera profesional en la Agencia Fax Press dirigida entonces por su fundador, Manu Leguineche, en la que se mantuvo hasta su desaparición en 2009. Especializado en información cultural y de viajes, desde entonces ha trabajado en numerosos medios de prensa, radio y televisión. Actualmente volcado con los mayores en 65Ymás desde su nacimiento.

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