Carlos Losada
Viajes
Oropesa, una visita con mucha historia a esta localidad toledana
Situada en el occidente de la provincia, sus calles han sido testigo de un rico pasado
Hay lugares en nuestro país que atesoran una larga historia en sus calles y que, en ocasiones, pueden pasar inadvertidos. Cualquier persona que no conozca la zona en la que se asienta Oropesa bien puede recorrer la autovía A-5 y ver a la altura del kilómetro 148 un imponente castillo sobre un peñasco y preguntarse ¿qué se puede ver allí?
Lo primero que debe saber ese viajero es que está pasando junto a un municipio cuyos orígenes se remontan casi a la noche de los tiempos, pues hay historiadores que incluso hablan de que su fundación corrió a cargo de un egipcio 18 siglos antes de Cristo. Sea cierta esa fecha o no, se sabe que Oropesa ya fue conquistada por los romanos y, unos siglos después, por los árabes.
No obstante, su llamativa silueta se fue edificando después de la conquista posterior de los reinos cristianos en el siglo XI. Dada su buena ubicación, no tardó en convertirse en una villa influyente en la zona. De hecho, el rey castellano Enrique II le otorgó su señorío en 1366 a García Álvarez de Toledo, cuyo descendiente Fernando Álvarez de Toledo y Herrera se convirtió en el primer Conde de Oropesa por obra y gracia de los Reyes Católicos (un siglo después).
Qué ver en Oropesa
De época medieval, concretamente del siglo XII, es el castillo que reclama la atención de los conductores. Está formado por dos construcciones diferentes: las más antigua está datada en el periodo de dominación árabe, que utilizaron una antigua estructura romana. La parte más nueva y que se puede ver con un mayor esplendor se corresponde al castillo que edificó la citada Casa de Álvarez de Toledo. Destacan sus dos torres circulares y una gran plaza en su interior donde se realizan numerosos actos lúdicos.
Además del castillo, la visita a Oropesa merece un recorrido por sus calles para observar la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, la Iglesia de San Bernardo, el convento de la Misericordia o de Los Franciscanos. Asimismo, también resulta casi imprescindible visitar el Palacio Nuevo de los Condes de Oropesa, reconvertido en Parador Nacional y declarado bien de interés cultural.