Antonio Burgueño
Opinión

La Batalla de Madrid

Antonio Burgueño

Viernes 26 de junio de 2020

ACTUALIZADO : Lunes 29 de junio de 2020 a las 11:54 H

10 minutos

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Viernes 26 de junio de 2020

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Tribuna

 

El mes de Diciembre del año 2019, se produjeron dos hechos de gran trascendencia para la población mundial, española en particular y especialmente importante  para los madrileños.

En la ciudad de Wuhan y, según referían los primeros “cuentos chinos”, el día 17 los mariscos se entretenían en crear el Sars 2 cov 19, quizás sublevándose de que una vez más fueran objeto de subasta navideña en las mesas de comida de occidente. El día siete de Enero, en vez de “adorar al Niño Dios”, salía la fotografía del virus en las revistas del mundo científico sanitario.  

El mes de Enero y Febrero, la epidemia se encarga de fraguar un ataque al mundo, empezando por la Europa Septentrional, y cristalizar en los idus de Marzo, con una explosión de la COVID-19 que coloca a la Comunidad, ante el reto más grave de cuantos le han sucedido desde la famosa “Batalla  de Madrid” en la guerra civil española. 

Al mismo tiempo en el frente político, durante el mes de Diciembre, se fue fraguando el Gobierno de la Nación que cristalizó en los primeros días del año, amenazando a la sociedad española de cambios profundos en su otrora soñada y conseguida democracia. Disponerse a negociar el separatismo  catalán.  Propiciar la crisis de la Monarquía Constitucional cómo  Modelo de Estado. Y sentar las bases de un nuevo modelo de sociedad muy diferente a la votada por la gran mayoría de los españoles, desde hace más de cuarenta años.

La biología del virus y su comportamiento social, va mostrándose en China y más desde su salida a otros países, sobre todo a Italia y ya con su entrada solapada en La Gomera. Como si de una agresión bélica se tratara, fue introduciendo en Madrid un gran número de portadores del virus, asintomáticos  con gran capacidad de contagio,  a los que yo vengo llamando “infiltrados”.  Su estrategia, seguía los esquemas habituales de los virus respiratorios de gran contagiosidad con ambiciones de pandemia como la influenza, aunque escondiera una gran letalidad, y tácticas desconocidas en el ataque sorpresivo, rápido e intensivo en los primeros días, como si de un ataque aéreo y artillero se tratase.  

Mientras esta guerra biológica se fraguaba, el Gobierno de la NACIÓN, trabajaba intensamente en introducir en los lugares claves  de la resistencia política, representada de una forma brillante, a la vez que agresiva, por la Presidenta de la Comunidad de Madrid, en “infiltrarle”, centenares de miles de personas  que mostraran en el  escenario madrileño que el nuevo gobierno, revoluciona modernizando la sociedad con  mensajes populistas y simples como es el “feminismo  de catapulta”, que desgraciadamente capta adeptos. 

El Gobierno de la Nación atacando con su batalla ideológica y el Gobierno de Madrid defendiendo ,  pierden su  eficacia en la lucha ante las primeras víctimas de la epidemia que  son , por cierto, los enfermos que abarrotan ya, los Hospitales de Torrejón y Valdemoro, donde además ha entrado por su gran predilección de las Residencias de Tercera Edad. Los Hospitales de Torrejón, de Valdemoro y el Infanta Leonor de Vallecas. Gracias a su diseño del Modelo Aguire, tan denostado, luchan y doblan su capacidad en esos primeros días y salen a tratar los enfermos en sus orígenes y, concretamente, en las Residencias de Tercera Edad

Pero, la batalla ideológica ha de dar importancia a los contagiados que lideraban la manifestación del día 8 de Marzo. En ese momento, el Gobierno y el Dr. Simón a la cabeza estaban en su guerra de “conversión social”.

El estallido de la guerra epidémica va afectando a marchas forzadas a Alcalá de Henares y a Leganés dónde vuelven a aparecer d e una forma aparatosa las Residencias y aún hay dudas de cómo se ha de organizar la lucha. 

Y el día once la Comunidad de Madrid, habla de un Plan con Mando único,  un equipo  de representantes de las especialidades que afectan a la epidemia, la estructura del SERMAS y el conjunto de Gerentes  Público y Privados, y la enumeración de Tareas a analizar por todos ellos, con reparto de responsables y control continuo en un Puesto de Mando. 

La Comunidad se adelantaba en días a la declaración de alarma en todo el territorio, con un toque de queda y un mando único nacional que tiene su fortaleza en las Instituciones de Seguridad y Defensa del Estado y su exigua , por no decir inexistencia absoluta en el Mando Sanitario. El Gobierno no ha descubierto todavía que no hay un Cuerpo de Sanidad Nacional, que España tuvo y se destruyó.

 Y , ¿que hace el Gobierno, ante la carencia de expertos en gestión operativa que no son los epidemiólogos? Poner al frente del mando único sanitario al encargado del Sistema de Alertas de las Epidemias, cuyo fracaso quedó patente en su inicio. En ese momento, cuando ya está la epidemia en curso sin haberse alertado a la totalidad del país.  Parar en ese momento  del crecimiento del contagio, una vez decidido el confinamiento , se ha de hacer desde los Salud Publica de las CCAA que tienen más personal y profesionales, ya que está transferida, Sin embargo el mando único del Ministerio lo que requiere es un Experto en Operaciones y Procesos sanitarios, de provisión d e servicios, de adquisición de insumos, de logística   operativa de todo el sistema sanitario, y por supuesto, conocedor de los puntos vulnerables, como son las personas institucionalizadas, ancianos y discapacitados juveniles. 

Al personaje del Dr. Simón convertido en “aprendiz de brujo”, se le dota de gran capacidad política y comunicativa, para dar el parte de guerra que le mandan a diario las CCAA, pero modifica cada día los datos y las forma de sumarlos, parta crear una confusión generalizada y una razón más para incrementar la pelea política. El genera lo  que le conviene en cada momento, con datos prestados y ordenados a su conveniencia, de los recibidos de cada Comunidad para dictar normas sobre ellas mismas,  lo que genera peleas constantes con ellas.

Se podía  aducir, con buen criterio que la “inteligencia” y la “defensa” que había de realizar el Gobierno de la Nación , había sido un fracaso. La inteligencia había entendido que el enemigo revestiría la forma de entrada de un enfermo de “ebola” y la defensa ante el mismo, se tenía que hacer con el seguimiento del caso y de sus contactos, aislando a todos inmediatamente. Mientras que la forma adoptada por el enemigo era la de contaminar y sorprender con “infiltrados”, cuya única delación era alertar a toda la infantería de médicos centinela, como si de una gripe vulgar se tratara, pero la única forma de advertir la entrada sigilosa del enemigo.

En cuanto a la improvisación de un Mando único operativo sanitario, recayendo en INGESA, un órgano dependiente del Ministerio como ultimo reducto del INSALUD, es un error de quienes no conocían, ni preguntan a los conocedores del PSOE que este organismo carece de estructura para algo que sea mayor de dos hospitalitos en Ceuta y Melilla.

La creación de un Mando Único a nivel Nacional que recayera en un gestor de grandes desastres que hasta podía ser aquellos que saben de ello, con equipos sanitarios de apoyo, y con una articulación constante con otros equipos similares a niveles autonómicos,  hubiese sido un sueño utópico, que habría supuesto mantener el frente sanitario coherente y con un ejercito compacto, como merece el germen más agresivo y letal que ha sacudido  a la humanidad desde hace exactamente cien años. 

La ineficacia resolutiva en la provisión, junto a la gran eficacia de las Fuerzas del Estado, para  tratar de eliminar  del mercado cualquier proveedor ocasional, genera un enfrentamiento de quienes tienen angustia en encontrar insumos y medicamentos y quienes ahora concentran las compras que llevan un ritmo y una capacidad reducida. Esto abre un frente político, que vuelve a ser durísimo en Madrid, porque es la Batalla de la ciudad más afectada. Y en el que la Presidenta de la Comunidad de Madrid, pelea desde su reclusión, seguida  por  una mayoría social muy superior a la que representa en su Gobierno compartido. Ya es Madrid, quien se percata de que la COVID le ha elegido para ser abatido, y la batalla política se ha ido agrandado, hasta convertir la situación en la replica de la Batalla de Madrid en la que una vez más los ciudadanos de esta Comunidad se aferran  a sus creencias y resisten  la entrada del agresor y a un Gobierno que está en manejar su comunicación y el mando como sea. 

Soy médico y me apasiona  disecar un órgano para dedicar mis esfuerzos a la extirpación del mal, aunque no sea cirujano y en ese marco, me formo, estudio y me dispongo a  luchar contra loa enfermedad y trato de convencer al político de que es mejor que deje trabajar a los técnicos. Es como si de un fuego se tratase y el alcalde pretendiera dirigir a los bomberos. O, recordando a Ibsen, la lucha del Dr. Stockman contra el alcalde, a la sazón su hermano en la contaminación de las aguas  del pueblo.

Cómo si de una guerra se tratase, la comunicación social participa de una forma  inusitada, confundiendo el frente político  con la pelea que a la población le angustia que es el miedo a la enfermedad. 

Tengo una rara y enfermiza manía de que me importa mi sociedad que yo justifico diciendo que es defecto de una generación que no hizo la guerra y tuvimos que hacer que nuestros padres que si que la hicieron se olvidaran de ella, y que de un país sin derechos, colaboramos todos  en ser un ejemplo mundial de transición  a la democracia. Por esa misma posición, en la epidemia de la colza ayudé al Gobierno y por la razón de la verdad, publiqué a la sociedad que ante la culpabilidad que le achacaba al PSOE a la UCD, tanto, como para acusarles de “UCD ENVENENA” y llevarles por ese motivo a una moción de censura, una apostilla de que la responsabilidad era de la sanidad nacional en manos de los dos Partidos, la Nacional en la UCD  y los provinciales y locales en los recientes equipos del PSOE en el año 1981.  

La Comunidad de Madrid, ha sufrido, sufre y sufrirá la mayor vulnerabilidad d e España por ser la ciudad cosmopolita y abierta que todos alabamos. La lucha contra la epidemia ha sido brutal y convulsa.  Estamos en un receso de calma que deberá permitir la recomposición de las fuerzas sanitarias y el planteamiento de la defensa ante nuevos y previsibles ataques.

La sociedad saliendo de su cueva, se encuentra abriendo los ojos y preguntándose lo que ha pasado. Y se encuentra en un bombardeo de  mensajes, en los que va ganando el relato de quien presume que han salvado a la población de miles de muertes, gracias a un montaje realizado desde la sobreactuación ante la tragedia , cuando antes había sido  infravalorada. 

De otro lado, la aparente debilidad del Gobierno de Madrid , capaz de caer ante un ataque bien organizado, ha encontrado un punto débil en la batalla de Madrid y es el elevado número de fallecidos en las RESIDENCIAS DE TERCERA EDAD y las condiciones en las que han ocurrido.  Las cifras corroboradas mundialmente y las condiciones en algunos países donde habrá que analizarlas también técnica y socialmente.  

El debate sobre estos datos, lo necesita la sociedad, porque es su catarsis, no son solo las familias quienes tienen su duelo, es la sociedad entera que necesita su tranquilidad.

La Presidenta de la Comunidad, una vez restablecida, se puso al frente de muchas de las batallas sanitarias, y estuvo en el momento y lugar oportuno ante esta realidad dando solemne cierre a los fallecidos en las Residencias. Los de enfrente la acusaron de “plañidera” sin percatarse de que su sentimiento coincidía con el de toda la sociedad. 

Y es bueno que además se ponga en análisis las formas en las que han fallecido muchos de los ancianos. Y han sido razones del Modelo socio sanitario que España ha diseñado. Razones del diseño del sistema sanitario de Primaria de España. Razones de abastecimiento de insumos. Razones d e perdida d e eficacia en los traslados por prescripciones de  desinfección d e ambulancias. Y, sobre todo la gran agresividad del germen sobre este grupo tan vulnerable. Es una realidad que han fallecido personas sin atención médica en las Residencias y en sus domicilios y es necesario analizar porqué y corregir sus causa y algunas son estructurales, están en toda España y su solución es un imperativo y mas ante la amenaza inminente a que vuelva pronto. Y muy poco se ha llevado a la Comisión de Reconstrucción, pero Madrid las necesita urgentemente.

Dos Consejeros, en lugar de trabajar conjuntamente, se han peleado públicamente. Una prensa envilecida, consigue meter en liza a personas que deseamos que Madrid gane la batalla de la epidemia y que estamos en condiciones de analizar y debatir una realidad sin miedo al porqué de la carencia de recursos sanitarios, de desprotección logística, del modelo de relativo hacinamiento de algunos edificios residenciales, de la carencia de formación de los cuidadores en la epidemia. Y sobre todas las cosas de un modelo infra financiado por unos Gobiernos que quieren aumentar el número de Residentes, sin preocuparse del coste de la calidad. Y en estas circunstancias, el Gobierno de la Nación viene a anunciar su nacionalización en plena crisis que es en lo que se ocupa el máximo responsable. 

En este escenario, he pretendido decir a la sociedad y a los políticos que necesitamos partir de la verdad. Que a la sociedad le consta que ha habido muertos en sus domicilios y en sus Residencias, personas que no han sido vistas por un médico y en  muchos casos certificando su defunción sin ver el cadáver. Que España necesita una catarsis para pasar un duelo. Mi voz ha entrado en el lugar dónde más se me ha criticado y con ello conseguir un revulsivo en una sociedad que reclama rigor en el análisis de la verdad, asumir los errores si es que los ha habido, conocer las limitaciones estructurales con planes de cambio inmediatos para el próximo ataque y a medio plazo los que suponen modificaciones estructurales. Mi opinión ha salido, como esperaba rodeada de ruidos o distorsiones con intereses políticos. Pero he conseguido estar sereno y “estando ya la casa sosegada” poder cambiar nuestro sistema sanitario y sobre todo su conexión con el socio sanitario.

Desde esta Tribuna, ojalá, en este caso independiente, pero si muy comprometida, aportaré y animaré, el debate sobre un asunto tan importante y trascendente para la sociedad española. 

Sobre el autor:

Antonio Burgueño

Antonio Burgueño

Antonio Burgueño es médico y exdirector general de Hospitales de la Comunidad de Madrid.

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