Opinión

El barrio como una gran familia: intercambiar y compartir cosas nos hace más felices

Manuela y Juan

Sábado 11 de julio de 2020

ACTUALIZADO : Viernes 24 de julio de 2020 a las 8:55 H

5 minutos

El barrio como una gran familia: intercambiar y compartir cosas nos hace más felices

Sábado 11 de julio de 2020

5 minutos

Querido amigo, querido vecino, hoy en esta nuestra tercera carta queremos contarte algo más de nuestro banco de tiempo.

Si te apetece leer las dos anteriores, aquí Cartas desde nuestro balcón encontrarás nuestra primera carta y aquí Comunidades de cuidados la segunda.

Hay algo que siempre me ha sorprendido y que le cuento muchas veces a mi marido, y es la cantidad de cosas que tenemos y que acumulamos en casa, muchas de ellas no sirven para nada pero siempre nos entra el pensamiento que a lo mejor –que suele ser nunca– nos puede ser útil en un futuro, mil y un objetos de todo tipo, en todos los lugares de la casa: en el salón tenemos un montón de libros nuestros y de los niños cuando eran pequeños y en sus cuartos otros muchos más; en los armarios nuestros otro montón de ropa y zapatos, miles de adornos y recuerdos de los viajes que hemos hecho, marcos con fotos de la familia, cachivaches de mi marido, en la cocina mil y una vajillas, copas y cuberterías... Juan dice que si vendiéramos todo lo que tenemos y que realmente no sirve por el mismo precio que nos costó seríamos millonarios… ¡y pensar que hay gente que no tiene si quiera donde vivir, y donde nosotros vivimos ya no cabe casi ni un alfiler no de personas, sino de cosas inútiles y de trastos!

Todo esto para contarte que nuestro banco de tiempo hace todos los meses un mercadillo de intercambio y de trueque de todas estas cosas que tenemos en casa y que podemos pensar que puede usar otra persona; no admiten trastos ni cosas deterioradas y ya te lo advierten en las normas que reparten a la entrada, y la ropa que lleves tiene que estar limpia y planchada, si  no les gusta lo que llevas te vuelves con ello a casa, así de claro; lo que hacen es pagarte en tiempo por las cosas que les lleves, y lo hacen cambiándolo por una moneda en forma de panel de abeja hecha en madera y que llaman VIRUTA. 

El truco aquí es que cada Viruta es igual a un minuto, y te ayudan para saber darle valor a las cosas diciendo que 30 Virutas son 5 euros, y asi poder valorar fácilmente lo que llevas: después de tasarlo te dan las monedas físicas estas de madera y ya puedes entrar al mercado y poder comprar e intercambiar las cosas que han traído los demás usuarios y comunidades del banco de tiempo, todas limpias y en perfecto estado de uso. Nosotros ocho como comunidad de cuidados tenemos nuestra propia mesa con nuestras cosas, nos encanta intercambiarlas y chismorrear con las vecinas y vecinos del barrio, como si estuviéramos en la plaza del pueblo.

Nuestra joven estudiante de la comunidad de cuidados, Luisa, se viste exclusivamente aquí y no se compra nada de ropa, pues lo que hace es dejar su ropa de invierno o verano a cambio de ropa de entretiempo y así se puede permitir ahorrarse mucho dinero y también disfrutar cambiando de ropa todos los meses; además hay algún socio del banco que trae productos de su huerta urbana que han montado en la azotea de su casa, tomates, calabacines y alguna lechuga, y también se pueden adquirir con Virutas. Y si te sobran Virutas se puede usar en el siguiente mercado para comprar algún regalo a alguien de la comunidad si cumple años, o las depositamos en nuestra cuenta común en tiempo por si lo necesitamos para alguno de nosotros en un futuro. Fíjate que intentamos realmente compartir las cosas que tenemos, y es un gran ejercicio de generosidad entre todos nosotros sentirnos una gran familia más allá de las cuatro paredes de nuestras casas, y nos hacer ser mucho más felices.

Esta gente del banco lo que también quiere es que algún día algún comercio de la zona pueda darte una cerveza o una comida a cambio de Virutas, y creo yo que puede ser muy interesante que gente que no pueda acceder a una comida por su situación laboral o personal lo pueda hacer no sólo ofreciendo por tiempo todas las cosas que acumula, sino también enseñando a otros socios del banco por ejemplo a cocinar, que es otra de las cosas que quieren hacer estos chalados del banco, una escuela de cocina juvenil aprovechando todos los bares y restaurantes del barrio que un día a la semana libran, para que ese día abran sus cocinas a esta nueva escuela donde circulan las Virutas y los productos de nuestra huerta urbana a beneficio de quien tenga hambre y a jóvenes con ganas de aprender un oficio muy de nuestro barrio, pensando sobre todo en nuestros jóvenes que están muchos en paro.

El próximo día te contaré lo que hace nuestro banco de tiempo con otros objetos que tiene Juan en casa y que no usa, creo que también te va a gustar y puede que también lo puedas aprovechar también tú si eres tan apañado como mi marido… un abrazo y hasta la próxima, querido vecino.

Firmado,
Manuela y Juan


Manuela y Juan son vecinos del Barrio de Las Letras en Madrid, pero también pueden ser vecinos de cualquier barrio de cualquier ciudad de España.

Manuela y Juan han contado para escribir estas cartas con la ayuda de los responsables del Banco de Tiempo de Las Letras en Madrid, si quieres más información del banco de tiempo y saber de sus Comunidades de cuidados, puedes escribirles al correo electrónico btiempolasletras@adbdt.org, o bien puedes llamarles o mandarles un mensaje al teléfono 626 988 706.

 

Sobre el autor:

Manuela y Juan