"Parece que va a haber un cambio en mi residencia. ¿Caerá el imperio?"

Este jueves, al dirigirme al ascensor para ir al gimnasio, he coincidido con uno de mis compañeros de camino. Tras saludarnos, le he preguntado: "¿Y tú, cómo estás de harto de esta situación?".

"¿Cómo voy a estar? Estoy hasta más arriba de la coronilla”, me contesta, haciendo gestos con la mano. Y es que así nos sentimos todos, cansados y hastiados.

Con todo, los hay optimistas, como otro residente al que he escuchado decir: “Se van. Se van a ir. Les queda poco. ¡Qué ganas!". Y lo decía en alusión a la empresa gestora que tiene abierto un expediente por parte de la Comunidad de Madrid por haber subcontratado personal en mi centro.

Estamos hartos de todos. No aguantamos más el “aislamiento preventivo” aplicado sin criterio. Se tienen que enterar, el confinamiento en la habitación es cosa del pasado. No pueden aplicarnos una fase 0 para siempre.

Aunque también es verdad que a duras penas se cumple con el protocolo de recomendaciones para la fase 2. Así que tampoco es fácil disfrutar de la libertad sin seguridad. Lo que pasa es que no deberíamos pagar los usuarios por su incompetencia. Que se pongan las pilas. 

De momento, algo que se ha hecho bien es poner monodosis de aceite y vinagre, para que no nos infectemos cogiendo la vinajeras del centro que tienen más años que Matusalén.

¿Qué está pasando para que se empiece a trabajar correctamente en el centro?, me pregunto. Nadie me da una respuesta convincente, aunque ya se barruntan cosas que dan a entender que algo gordo se está cocinando. ¿Caerá el imperio?