"Me van a hacer otro test, aún no me puedo ir al hotel"

"Todo preparado para irme al hotel. Gracias, Kike Sarasola"

"Dejo mi residencia de mayores, me voy a un hotel"

"Un mes después, ya tenemos mascarillas"

"Hoy ya me he decidido: he llamado a la Policía"

Este jueves por la mañana, ya con la maleta preparada para irme al hotel de Kike Sarasola, ha sonado el teléfono. Número desconocido. Lo cojo y era ella, la empleada pública, la supervisora, que haciéndose un poco la víctima, me ha dicho que han llamado del hotel y que exigen una prueba más, otro test. También me ha dicho que iba a presionar para que lo hiciesen lo antes posible.

El problema es que yo no sabía que había que hacer varias pruebas. Por ello, le he preguntado que qué test me tenían que hacer. Me dice: "No sé, uno complementario al COVID-19". "Parece ser -me ha comentado- que se quieren asegurar, porque tú vas a estar con gente limpia y claro". No daba crédito, creedme.

A continuación, ha venido el psicólogo y me ha dicho que ya no venían a buscarme, que no sabía qué había pasado. Primero comentan una cosa y luego otra. Patético. Entonces le he preguntado si deshago la maleta o no y me ha comentado que sí. "Esto va para largo", ha explicado. 

A estas alturas, todo me sonaba a cuento chino. Por ello, he llamado al hotel y desde recepción me han pasado a la persona responsable a la que he contado toda mi peripecia. "Dame el teléfono de la residencia, que voy a hablar con ellos y explicarles bien el protocolo", han comentado. Así que ahora parece que el viernes me harán de nuevo otra prueba, un "PCR". Soy un "falso negativo", parece. A ver qué sale y si me puedo ir. Mientras siga aquí, tengo un alto riesgo de contagiarme.