Anatolio Díez
Opinión

Las personas mayores frente al modelo bancario: de clientes a ciudadanos con derechos

Anatolio Díez

Martes 28 de octubre de 2025

4 minutos

Los mayores siguen descontentos con la banca: un 46% está insatisfecho con el trato que recibe

Martes 28 de octubre de 2025

4 minutos

Desde la UJP-UGT queremos hablar de algo que nos preocupa, que nos duele y que, francamente, ya no admite excusas: el trato que la banca da a las personas mayores.

Durante décadas, los mayores han sido el pilar del sistema financiero español. Han confiado, han ahorrado, han mantenido la relación con su banco incluso en los peores momentos. Y, sin embargo, cuando llegó la digitalización, la banca decidió mirar hacia otro lado. Nos transformaron de clientes fieles a un estorbo operativo.

No se trata solo de tecnología, se trata de respeto, de dignidad, y de derechos.

Estamos ante un modelo bancario que se ha olvidado de las personas. La banca presume de innovación, pero la innovación no puede servir para excluir. Asistimos constantemente al cierre oficinas, la eliminación de ventanillas y la imposición de trámites digitales que muchas personas no pueden realizar. Además, nos cobra comisiones más altas por usar lo poco que queda de la atención humana. A eso no le llamamos eficiencia, nosotros lo denominamos y sentimos como abandono

Deben pensar que detrás de cada aplicación hay alguien que no puede usarla, y también que detrás de cada oficina cerrada hay un barrio o un pueblo que pierde un servicio esencial.

Los mayores no son –no somos– un “segmento no rentable”, somos quienes sostenemos el ahorro nacional, somos los que enseñamos a nuestros hijos y nietos el valor del esfuerzo, del ahorro, de la palabra dada. Y por todo ello merecemos ser tratados con la misma dignidad con la que hemos cumplido durante toda nuestra vida.

La brecha digital es una brecha moral. Nos hablan de “educación financiera” y de “alfabetización digital”, pero la realidad es que el sistema bancario ha trasladado sus costes al ciudadano. Ahora somos los clientes quienes tenemos que aprender, adaptarnos y asumir los riesgos. Y si no lo hacemos, quedamos fuera.

En la España rural, esto se convierte en una doble condena, por ser adultos mayores, y porque en miles de pueblos ya no hay sucursal, ni cajero, ni nadie que te atienda. Ni siquiera una persona a la que mirar a los ojos. A esto lo denominan modernidad, pero en realidad es soledad financiera.

Por eso, desde la UJP-UGT exigimos que el acceso a la banca se reconozca como un servicio básico universal, exactamente igual que ocurre con la luz o el agua. Porque la exclusión financiera es hoy una nueva forma de desigualdad.

Ciberseguridad y vulnerabilidad: otra cara del mismo problema, La banca obliga a las personas mayores a operar en un entorno que no dominan, sin ofrecerles ni formación ni acompañamiento.

Y cuando llega el fraude, la culpa recae en la víctima. Cada día, cientos de personas mayores sufren estafas por teléfono, por correo, o a través de apps bancarias. ¿Dónde está la responsabilidad de las entidades que han forzado esa digitalización sin garantías?

Queremos una banca que no solo sea segura, sino humana en su seguridad. Que acompañe, que advierta, que forme, que atienda.

Y pedimos algo muy simple: una línea de atención real, con personas, no con robots, para quienes necesitan ayuda o han sido engañados.

También productos adaptados a la nueva longevidad. La banca sigue pensando en un cliente joven, urbano y digital, pero la realidad es terca, la España real está envejeciendo, y ese cambio no es una amenaza, es una oportunidad. Las personas mayores somos consumidoras, ahorradoras, solidarias, previsoras.

Y, sin embargo, los productos financieros que nos ofrecen no están pensados para nosotros: ni en plazos, ni en lenguaje, ni en condiciones. Hace falta una banca que entienda la longevidad como una etapa de vida plena, no como una cuenta regresiva. Queremos crédito responsable y no excluyente, asesoramiento ético, y productos que protejan el ahorro, no que lo expriman.

Derechos. no promesas. Esto es lo que exigimos. Hace dos años, la banca firmó un “compromiso contra la exclusión financiera”. Bonitas palabras. Pero ¿qué ha cambiado realmente?

Siguen cerrando oficinas, despidiendo o prejubilando, siguen profundizando en la automatización, ahora con la IA, sin acompañamiento. Y siguen con el discurso vacío de la responsabilidad social.

Desde la UJP-UGT decimos alto y claro: el compromiso no se mide por los comunicados, se mide por los hechos.

Por eso pedimos la creación de una Carta de Derechos del Cliente Mayor, que garantice atención humana, acceso físico y soporte digital adaptado. No se trata de pedir privilegios, se trata de defender el derecho de toda persona a ser atendida con respeto.

Porque la dignidad no se digitaliza. Porque la atención humana no puede ser sustituida por un menú de opciones en pantalla. Y porque un país que abandona a sus mayores no progresa, retrocede moralmente.

Para finalizar, queremos y necesitamos una banca moderna, sí, pero una banca moderna en valores, no solo en tecnología. Queremos que la digitalización sea una herramienta de inclusión, no una barrera. Queremos que la ética vuelva a las finanzas. Y queremos que, cuando una persona mayor entre en una sucursal o llame por teléfono, no sienta miedo, sino confianza.

Ese es el país que defendemos. Esa es la sociedad que nos merecemos.

Sobre el autor:

Anatolio Díez

Anatolio Díez

Anatolio Díez Merino (Orzonaga, León, 1953) es Secretario General de la Federación de Pensionistas y Jubilados de UGT-UJP y miembro del Comité Asesor de 65Ymás.

Se afilió en 1976 y lleva casi toda su vida en el sindicato. Minero de profesión, su actividad comenzó en el carbón. Allí estuvo ligado a UGT y fue miembro del comité de empresa de Comercial Minera del Carbón. Antes de tener responsabilidades de ámbito estatal, pasó por todos los eslabones del sindicato. En 2008 se jubiló y en 2009 regresó para hacerse cargo de la Federación de Pensionistas de Castilla y León. Desde 2015 está en la estatal.

La Federación de Pensionistas y Jubilados de UGT-UJP tiene por finalidad agrupar y organizar a todos los pensionistas, jubilados y prejubilados afiliados a UGT, cuya pensión haya sido originada por su condición de trabajador asalariado o autónomo, para defender sus intereses sociales, materiales y económicos, orientándolos hacia la consecución del Estado de Bienestar.

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