

Salarios contra pensiones: un encuadre sesgado que activa el edadismo
Anatolio DíezViernes 19 de septiembre de 2025
3 minutos

Viernes 19 de septiembre de 2025
3 minutos
Las noticias que están saliendo en los últimos días sobre el presunto conflicto intergeneracional entre salarios de jóvenes y pensionistas compara la media de las nuevas pensiones con la media del salario de los menores de 35 años. Esa foto fija y parcial se convierte de forma fácil en consigna: “los mayores cobran más que los jóvenes”. Y ahí está el problema: ese encuadre activa el edadismo al sugerir que las personas mayores “reciben demasiado” y “cargan” a quienes trabajan. La OMS advierte que estos mensajes dañan la salud, justifican políticas excluyentes y rompen la solidaridad intergeneracional.
El informe es del Instituto Juan de Mariana, un think tank liberal que defiende los recortes en el gasto público y alerta de la “insostenibilidad” del sistema público de pensiones; de ahí que enfatice brechas generacionales y el coste de las pensiones. Poner el foco en esa comparación favorece su tesis de que hay que reformar, por medio de recortes, algunos componentes del sistema para “equilibrar” cargas.
Por qué esa comparación es gasolina para el incendio:
- Sesgo de selección: “nuevas altas” contra “todas las pensiones”. Las nuevas jubilaciones (carreras largas, cotizaciones altas) rondan de media 1.722 euros en el Régimen General, mientras que la pensión media de jubilación en vigor está en torno a 1.507 euros. Usar solo la primera exagera la posición económica de “los mayores” y alimenta el estereotipo.
- Dos medias incomparables: enfrentas un subgrupo “alto” (nuevos jubilados) con un grupo juvenil muy heterogéneo (alta parcialidad y temporalidad). El resultado no describe la realidad social, pero sí enciende la narrativa de agravio entre generaciones. (Varios medios han replicado así el informe del think tank que lo impulsó).
- Efecto bumerán: cuando el debate se formula como “quién se lleva más”, aumenta la percepción de “carga” asociada a la vejez—un núcleo clásico del edadismo—y se legitiman recortes o barreras de acceso disfrazadas de “equidad”. La OMS documenta este patrón y recomienda evitar marcos de suma cero.
Lo que los datos realmente dicen sobre vulnerabilidad en la vejez:
- En 2024, el riesgo de pobreza o exclusión (AROPE) en España fue del 25,8% entre hogares unipersonales de mayores de 65 años y la vulnerabilidad sigue siendo elevada (≈30%). Presentar a “los mayores” como homogéneamente acomodados falsea la realidad y estigmatiza.
- Convivimos con pensiones desahogadas y pensiones en el umbral de la pobreza o dentro de la pobreza severa;. Por eso, comparar dos medias sin distribución ni mediana sobredimensiona a quienes están arriba y borra a quienes siguen viviendo en la pobreza.
Cómo hablar de esto sin caer en edadismo:
Cambiar el indicador: usar medianas, ajustar por jornada y renta disponible del hogar; no enfrentar “nuevas altas” con “salarios juveniles” sin controles.
- Contextualizar la diversidad dentro de “los mayores”: pensiones por régimen, sexo y territorio; y recordar que la misión del sistema es reducir pobreza en la vejez, objetivo que sigue siendo necesario.
- Evitar marcos de suma cero (“si ellos ganan, tú pierdes”) y priorizar narrativas de beneficio mutuo. La evidencia sobre programas intergeneracionales muestra que reducen actitudes edadistas y mejoran la cooperación.
- Nombrar el sesgo: identificar expresamente el edadismo cuando un titular o gráfico lo active. La OMS recomienda campañas públicas, reformas normativas y educación para desmontar estos prejuicios.
No es “jóvenes contra mayores”. Es cómo repartimos riesgos y oportunidades a lo largo de la vida. Si contamos solo con medias sesgadas, empobrecemos el debate y avivamos el edadismo. Si miramos distribuciones, medianas y contexto, fortalecemos la solidaridad intergeneracional y tomamos mejores decisiones públicas.