Ramón Sánchez-Ocaña
Opinión

Medicamentos al volante: alto riesgo

Ramón Sánchez-Ocaña

Jueves 31 de diciembre de 2020

ACTUALIZADO : Lunes 25 de enero de 2021 a las 17:14 H

4 minutos

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Jueves 31 de diciembre de 2020

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Antes de ponerse al frente de su coche, si está tomando algún fármaco, lea atentamente el prospecto. Muchos tienen efectos secundarios que pueden  dificultar la conducción, y debe advertirse.  Prueba de ello es que alrededor del 10 % de los conductores implicados en accidentes graves de circulación, habían consumido algún medicamento. Los especialistas en alergias llaman de manera continua la atención sobre los fármacos que habitualmente consumen estos pacientes y que producen, en muchos casos, somnolencia: los antihistamínicos. (Están involucrados en 2 de cada 100 accidentes mortales y en el 4 por 100 de los accidentes con heridos). Y debe saberse que los más de ocho millones de alérgicos que hay en España están tratados con este tipo de fármaco.

Otro gran grupo que puede resultar peligroso para conducir son las benzodiacepinas que actúan sobre el sistema nervioso central relajando y tranquilizando a quien los toma. Prueba de ello es que suelen  prescribirse para estados de ansiedad o insomnio. Suelen tener un nombre comercial terminado en –pam o –lam (Aunque una de las más populares es el “tranxilium”). Y si se mezclan estas sustancias con alcohol, aun en pequeña cantidad, los efectos pueden multiplicarse. En general, son muchos los medicamentos que de una u otra forma pueden alterar nuestra conducta o nuestra manera de conducir. Además, señalamos los que son de uso habitual y que pueden desde modificar la percepción, hasta distorsionar la visión, como puede ocurrir con algunos colirios. Hay algunos preparados contra la tos que pueden alterar la concentración y fármacos tan familiares como la aspirina pueden afectar a la manera de conducir. Si por ejemplo, se esta tomando una medicación contra la úlcera, y se bebe un poco de alcohol, la tasa de alcoholemia que se logra es muy superior a la que correspondería a la dosis ingerida.

La Dirección General de Trafico hace especial hincapié en que efectos secundarios que serian despreciables desde el punto de vista médico, pueden no serlo tanto, si el paciente es un conductor. Por ello trata de que los médicos, cuando receten cualquier fármaco se informen si el paciente es conductor habitual y señalen qué efectos puede provocarle.

Fármacos y efectos

Es verdad que en muchas ocasiones  las consecuencias del consumo de muchos fármacos son sumamente leves y no alteran de manera significativa el comportamiento al volante. Sin embargo, conviene conocerlos, porque en el caso de una medicación prolongada, puede haber modificaciones significativas de la conducta.

Antihistamínicos.- Efecto leve y moderado.

Antiulcerosos.- Efecto moderado.

Analgésicos antitusivos.- Muchos no tienen efecto alguno. Otros leve y moderado, sobre todo, si contienen codeína.

Antidepresivos.- Los nuevos son mucho más seguros; conviene leer el prospecto detenidamente.

Antidiabéticos.- Efectos leves, por hipoglucemia.

Antiepilépticos.- También los más modernos tienen menores efectos. Moderados y graves.

Antimigrañosos.- Deben tener especial cuidado los tratados con la familia farmacológica de los triptanes.

Betabloqueantes.- Leves y moderados.

Estimulantes.- Leves y moderados.

Neurolépticos.- Moderados y alguno grave.

Hipnóticos y sedantes.- De moderado a grave.

Hay que tener en cuenta por ejemplo que entre los estimulantes del apetito hay antihistamínicos. Y la medicación antianginosa exige precaución sobre todo al principio del tratamiento.

¿Cómo nos afecta?

Algunos antidiabéticos pueden originar palpitaciones o taquicardia. Los antidiabéticos pueden producir sensación de hambre y náuseas. Si se están tomando antihistamínicos, antidepresivos, antidiabéticos, beta-bloqueantes, ansiolíticos, neurolépticos, puede presentarse agresividad, nerviosismo, irritabilidad, aturdimiento, mareos, falta de concentración. Y en ocasiones puede aparecer vértigo y alteraciones de la visión. También pueden verse afectados los músculos, produciendo una perdida de tono, o en ocasiones, una sedación anormal. A veces, puede haber temblores. Y los hipnóticos y ansiolíticos pueden hacer disminuir los reflejos de las extremidades inferiores.

Sobre el autor:

Ramón Sánchez-Ocaña

Ramón Sánchez-Ocaña

Ramón Sánchez-Ocaña (Oviedo, 1942) es miembro del Comité Editorial de 65Ymás. Estudió Filosofía y Letras y es licenciado en Ciencias de la Información. Fue jefe de las páginas de Sociedad y Cultura de El País, y profesor del máster de Periodismo que este periódico organiza con la Universidad Autónoma de Madrid. 

En 1971 ingresa en TVE. En una primera etapa se integra en los servicios informativos y presenta el programa 24 horas (1971-1972). Entre 1972 y 1975 continúa en informativos, presentando el Telediario. No obstante, su trayectoria periodística se inclina pronto hacia los espacios de divulgación científica y médica, primero en Horizontes (1977-1979)​ y desde 1979 en el famoso Más vale prevenir, el cual se mantiene ocho años en antena con una enorme aceptación del público.

Tras presentar en la cadena pública otros dos programas divulgativos, Diccionario de la Salud e Hijos del frío, fue fichado por Telecinco para colaborar primero en el espacio Las mañanas de Telecinco y posteriormente en Informativos Telecinco.

Es colaborador habitual de radio, periódicos y revistas, y autor de una veintena de libros, entre los que destacan Alimentación y nutrición, Francisco Grande Covián: la nutrición a su alcance, El cuerpo de tú a tú: guía del cuerpo humano, Guía de la alimentación y Enciclopedia de la nutrición

En 2019 entró en el Comité Editorial del diario digital 65Ymás, en el que colabora actualmente.

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