
Talento sénior: perfil, características y retos de una fuerza laboral estratégica
Los mayores de 50 años suponen el 35% de la población activa, frente al 31% en 2020, subraya Adecco

Cara y cruz del paro en mayores de 55: más ocupación, pero el paro se dispara el 7%
1 de Mayo: 8,5 millones de profesionales sénior, frente a la lacra del edadismo y el paro
A partir de los 50 años de edad, las dificultades laborales se acentúan notablemente. Esta es la realidad de 8,5 millones de personas en España, que han cumplido o sobrepasan el medio siglo de vida y que componen la fuerza laboral sénior. Más en detalle, el año 2024 finalizó con 8.540.100 activos mayores de 50 años, es decir, 8 millones y medio de personas que tienen trabajo o lo buscan. Y una fuerza laboral que va en aumento, eso sí, con mayores dificultades para encontrar empleo.
"Las personas sénior encuentran mayores barreras en su proceso de inclusión laboral. A menudo, se percibe esta franja de edad como próxima a la jubilación, asociándose con atributos negativos como analfabetismo digital, rigidez o una supuesta falta de capacidad para aprender. Prejuicios muy arraigados en el imaginario social, pero alejados de la realidad actual", señalan desde el Observatorio de la Vulnerabilidad y el Empleo de la Fundación Adecco (@fund_adecco).
Los sénior tienen unas características y perfil específicos, según ponen de manifiesto en un informe elaborado para 65YMÁS, donde estos expertos recalcan que los mayores de 50 años son profesionales que, con frecuencia, pierden su empleo tras largos años en la misma empresa (esto les sucede a muchos hombres) o después de largos periodos de inactividad (el perfil mayoritario en este supuesto son mujeres). "En ambos casos, se incrementa su exposición al desempleo de larga duración. De hecho, el 55% de los mayores de 50 años en paro lleva más de un año buscando trabajo sin éxito, frente al 38% del conjunto de la población desempleada", detalla Adecco.

Esta situación se ve agravada por un desconocimiento del nuevo mercado laboral y de las herramientas actuales de búsqueda de empleo. A pesar de contar con una valiosa experiencia y conocimientos, muchos profesionales sénior requieren reciclaje profesional y no siempre saben cómo abordarlo. A ello se suman los citados prejuicios sociales y empresariales que, a menudo, llevan a los empleadores a evitar invertir en un talento que consideran próximo a su retirada. "Y este es, quizás, el mayor lastre para su inclusión", explican estos expertos.
Por ejemplo, subrayan que, en cuanto a la jornada laboral, el 25% de los contratos firmados por personas sénior son a tiempo parcial. Esta cifra se eleva hasta el 40% en el caso de las mujeres, reflejando tanto el peso de las responsabilidades de cuidados como las características de los sectores en los que suelen emplearse.
Fuerza estratégica: el 35% de la población activa
Hoy, las personas mayores de 50 años representan el 35% de la población activa (frente al 31% en 2020), una cifra que no deja de crecer año tras año, según el Observatorio de la Vulnerabilidad y el Empleo de la Fundación Adecco.
La inclusión laboral del talento sénior ha de convertirse en "una prioridad estratégica que apele a la acción coordinada entre empresas y Administraciones Públicas, promoviendo políticas activas de empleo que acompañen a los sénior en su búsqueda de empleo y les permitan consolidarse en el mercado laboral. No se trata de justicia social, sino de un asunto de pura competitividad", recalcan.
Las personas sénior no solo atesoran valores como la experiencia, la madurez, el pensamiento crítico o la sabiduría (tan necesarios para la competitividad de cualquier organización), sino que su aporte es imprescindible para la sostenibilidad del Estado del Bienestar, ponen de relieve.
Servicios, industria y construcción, sectores donde se concentran
Aunque los profesionales sénior están presentes y aportan valor en todos los sectores económicos, en función de su perfil formativo, experiencia y expectativas, predominan los contratos en el sector servicios, seguido de la industria, la construcción y la agricultura.
Dentro de los servicios, destacan especialmente ramas como el comercio o la educación, donde este primer trimestre del año 2025 ha crecido significativamente la presencia sénior (+4,5% comercio y +4% educación).
Además, muchas mujeres sénior siguen concentradas en los cuidados y la atención a personas dependientes. El sector servicios, por su dinamismo, es capaz de integrar a personas que han atravesado largos periodos de inactividad, como mujeres que, tras toda una vida dedicadas a su familia, ahora necesitan o desean reincorporarse al mercado laboral. En definitiva, es una puerta de entrada al empleo para muchos profesionales sénior.
Por su parte, en el sector industrial, tradicionalmente más masculinizado, los profesionales sénior están ocupando posiciones a lo largo de toda la cadena productiva y este primer trimestre del año ha crecido significativamente la presencia sénior en la industria manufacturera (+3,2%): desde operarios hasta técnicos, mandos intermedios e incluso cargos de responsabilidad como ingenieros o gerentes de planta.
En ámbitos como la agricultura, ganadería, silvicultura o pesca, también se valora especialmente su know how tradicional.
"Aunque el sector servicios, por su diversidad y dinamismo es el que tira del empleo sénior, en realidad no existe un único refugio sectorial sénior: su presencia se extiende a las mismas áreas donde se concentra el empleo general y siempre muy condicionada por factores como el nivel de empleabilidad (formación, experiencia previa, autoestima, etc) o expectativas", de acuerdo con los datos de Fundación Adecco.
La formación, clave para la empleabilidad
Uno de los factores que más condiciona la empleabilidad sénior es el nivel formativo. Se cumple la máxima: a mayor nivel de estudios, mayores oportunidades de empleo. En los últimos años, se observa una creciente cualificación entre los sénior, debido en parte al relevo generacional dentro del grupo de mayores de 45 años y al cambio de mentalidad en lo que respecta a la formación continua en edades maduras.
Aun así, Adecco detalla que el nivel educativo de los desempleados sénior sigue siendo inferior al de la media: solo el 22% tiene estudios superiores, frente al 27% del conjunto de desempleados, y un 13% no supera la educación primaria, frente al 10% del resto de la población.
"Estas carencias formativas limitan sus opciones de acceso al empleo, y elevan el riesgo de desempleo de larga duración, pobreza o exclusión social. Vuelve a ser crucial apelar a las políticas activas de empleo que cualifiquen a la fuerza laboral sénior, capacitándola para su desempeño en áreas estratégicas del mercado laboral, así como a las iniciativas de reskilling y upskilling en el marco empresarial", hacen hincapié los expertos de Adecco.