Región de Murcia

'Rutasub' en la Región de Murcia, donde el submarinismo y la gastronomía van de la mano

Antonio Castillejo

Martes 27 de septiembre de 2022

21 minutos

Transcurre hasta el 31 de diciembre por La Manga, Cabo de Palos, La Azohía, Mazarrón y Águilas

Submarinismo y gastronomía en la Región de Murcia. Foto: ACBRM
Antonio Castillejo

Martes 27 de septiembre de 2022

21 minutos

La primera 'RutaSub' (Ruta del Buceo en la Región de Murcia) puede disfrutarse hasta el próximo 31 de diciembre de 2022 y es una conseuencia lógica de la privilegiada situación de esta Comunidad Autónoma que ofrece al visitante 217 kilómetros de costa mediterránea con unos fondos marinos privilegiados para la práctica del submarinismo con dos Reservas Marinas imprescindibles, la de Cabo de Palos y Cabo Tiñoso y otra en proyecto en Cabo Cope.

La RutaSub es un producto turístico pionero en el sector empresarial del buceo recreativo español que está dirigido a cualquier buceador o buceadora con una certificación de buceo recreativo que le habilite a hacer submarinismo de acuerdo con la normativa vigente.

Submarinismo y gastronomía en la Región de Murcia. Foto: ACBRM

Con la 'RutaSub', los submarinistas pueden realizar y registrar un total de 9 inmersiones en los centros de buceo de la  Asociación de Centros de Buceo de la Región de Murcia (ACBRM), repartidas de la siguiente manera:

  • La Manga – Isla Grosa – 1 inmersión
  • Cabo de Palos – 3 inmersiones
  • La Azohía – 3 inmersiones
  •  Mazarrón – 1 inmersión
  • Águilas – 1 inmersión

Se trata de una oportunidad única de conocer unos fondos marinos espectaculares y convinarlos con un patrimonio artístico y una gastronomía que realmente son de obligado cumplimiento.

La historia y la gastroniomía de Cartagena

La Manga del Mar Menor pertenece al municipio de Cartagena en su parte sur y hablar de Cartagena es hacerlo de historia y de gastronomía porque es una de las imprescindibles joyas de la Región de Murcia es Cartagena. Allí la historia sale a nuestro encuentro en cada esquina y cada esquina nos transmite el olor y el sabor de la fascinante gastronomía del Campo de Cartagena. Si de fogones hablamos de migas, michirrones y guiso de pava con pelotas. Y si hablamos de historia lo hacemos de íberos, fenicios, tartésicos, cartagineses visigodos, árabes y, por supuesto de romanos. 

El patrimonio histórico de la época del Imperio Romano del que hace gala Cartagena es sin duda uno de los más importantes de España y por ende de toda Europa. Vamos a trazar una ruta por estos vestigios históricos de la antigüedad y después daremos las claves para recuperar fuerzas tras haber culminado nuestro recorrido.

El Teatro Romano de Cartagena organiza la visita nocturna guiada 'El Teatro bajo la luz de la luna'

La primera y más obligada parada en la Ruta Romana de Cartagena es la de su Teatro Romano cuyo descubrimiento constituye uno de los acontecimientos más importantes en la arqueología de la ciudad. Se trató de un hecho fortuito ya que no había ni referencias escritas ni datos arqueológicos, que pudieran evidenciar su existencia.

El devenir del tiempo hizo que este mismo espacio fuese utilizado para diversos usos y sirvió de emplazamiento a distintas edificaciones. En el siglo V se trasformó en un complejo comercial sobre el que posteriormente se instaló un barrio de la época bizantina y sobre él hay estructuras de la época islámica de los siglos XI y XII. Tras la conquista castellana, se configuró como uno de los barrios más populosos de la ciudad donde se construyó la antigua Iglesia de Santa María o Catedral Vieja.

El Teatro Romano de Cartagena está situado en el Cerro de la Concepción, la colina más alta de las cinco que configuran la topografía de la ciudad. Este emplazamiento era muy habitual en la época. La ubicación en la ladera de un monte facilitaba la construcción del graderío aprovechando la propia roca del monte y su orientación norte con protección a los vientos del sur le confería una excelente acústica.

Los diversos elementos hallados y las inscripciones conmemorativas permiten datar el inicio de su construcción a finales del siglo I a.C., coincidiendo con la época de mayor apogeo urbanístico de la colonia. En cuanto al estilo, el conjunto de elementos arquitectónicos es el propio de la arquitectura oficial en época del emperador Augusto.

El graderío o cavea se articula en tres sectores horizontales, divididos a su vez por cinco escaleras radiales. Tenía una capacidad aproximada de 6.000 espectadores y los principales accesos del público se realizaban a través de dos pasillos laterales. Estos dos pasillos daban también acceso a la orquestra, el semicírculo entre el graderío y la escena que estaba destinado a los magistrados y personajes más notables de la ciudad.

La escena era el lugar donde se presentaba la obra y se situaba frente al graderío. La del teatro romano de Cartagena se articulaba en dos pisos por medio de columnas y tenía un alzado aproximadamente de 16 metros. La variedad cromática de los materiales de los que estaba hecha (mármoles blancos, rojizos, bloques de arenisca amarillenta revestidos de estuco) y el rico programa ornamental le confirieron una belleza realmente espectacular. Baste decir que el Teatro Romano de Cartagena recibió en 2010 el premio Europa Nostra de la Unión Europea que premia la excelencia en la conservación del patrimonio.

Nuestra siguiente parada es la Muralla Púnica, testigo milenario de uno de los episodios más importantes de la historia del Mediterráneo, las Guerras Púnicas entre cartagineses y romanos.

Allí conoceremos el legendario pasado de Qart Hadast, fundada por el general Asdrúbal, y su yacimiento más significativo, la muralla, uno de los pocos restos cartagineses que se han encontrado España.  

Además, junto a la muralla, podremos contemplar la cripta funeraria de la ermita de San José construida entre los siglos XVI y XVII y donde las paredes ofrecen un programa pictórico muy peculiar, las Danzas de la Muerte.  

El Museo Foro Romano se erige como la entrada a uno de los mayores parques arqueológicos urbanos de España. A través de sus salas, donde se expone una cuidada selección de piezas, podremos conocer la larga historia del cerro del Molinete desde la actualidad hasta la antigua Carthago Nova.

La visita culmina con el recorrido por importantes vestigios de la gloriosa época romana que invitan a pasear por ellos: la Curia o Senado Local con su pavimento ricamente decorado a base de mármoles; el Foro colonial, centro neurálgico de la ciudad, cuya distribución en varios niveles simbolizaba la jerarquía entre lo divino y lo humano; el Santuario de Isis donde se celebraban los cultos mistéricos a los dioses egipcios; las antiguas calzadas con las rodadas de los carros; las Termas del Puerto y su magnífico pórtico de acceso que conserva el suelo original; y para terminar el Edificio del Atrio, con sus altos muros y decoraciones pictóricas que trasladan a los grandes banquetes del imperio romano.

El viario romano de Carthago Nova, al igual que el de la inmensa mayoría de ciudades romanas, se basaba en el cruce de dos calles principales llamadas Cardo y Decumano máximo.

El Cardo era una calzada que atravesaba la ciudad de norte a sur e iba acompañado de cardines de menor entidad que, en paralelo, se extendían por la superficie de la urbe.

El Decumano Máximo constituía la calle principal de la ciudad, recorriéndola de este a oeste, acompañada de decumanos paralelos y de menor entidad. En Carthago Nova, las excavaciones arqueológicas han revelado que esta calzada transcurriría desde la puerta de la ciudad, donde en la actualidad se encuentran los restos de la ya mencionada Muralla Púnica y el puerto, dividiendo la ciudad en dos.

En el cruce que se formaba en la intersección de estas dos calzadas se erigía el foro del que ya hemos hablado y donde se ubicaban edificios relevantes

Con el paso del tiempo, durante los últimos siglos del Imperio Romano, las losas irregulares de algunas calzadas se sustituyeron por placas rectangulares, o directamente estas últimas se colocaron sobre las anteriores. Este fue el caso del decumano de los siglos III y IV que aún se conserva en Carthago Nova, en la Plaza de los Tres Reyes.

El decumano cartagenero tiene una anchura de cuatro metros, contando a ambos lados con aceras de un metro. Esta calle, durante el siglo I d.C. y bajo influencia Siria debió estar porticada en alguno de sus tramos, protegiendo de esta forma la zona peatonal. En la planta de ciertos edificios que la flanqueaban se han hallado restos de umbrales de tabernas o comercios, identificadas gracias a las marcas de sus puertas en el pavimento.

Hoy podemos visitar el Decumano Máximo, junto a las termas de Carthago Nova, gracias a la labor de recuperación del patrimonio arqueológico cartagenero

La Casa de la Fortuna en Cartagena. Foto: Wikipedia

Por último, la Casa de la Fortuna nos traslada al ambiente doméstico de la Cartagena romana del siglo I. Recorrermos las diferentes estancias que formaban la vivienda: el comedor donde la familia celebraba los banquetes, la sala de representación en la que el señor de la casa recibía a sus clientes o los dormitorios como parte privada de la casa.

Sus objetos de adorno personal, lucernas, vajillas, entre otros, nos ayudan a entender las modas y costumbres de la época.  

Al mismo tiempo, se puede admirar la belleza de sus pinturas murales y mosaicos con variados motivos como el cisne que es la imagen de la casa, esvásticas, flores o granadas. Todo ello cargado de un gran simbolismo mitológico.

Este el secreto de las migas murcianas para que queden sueltas

Una vez cumplida la visita cultural a la historia romana de Cartagena, deberemos hacer lo propio con su cultura gastronómica para reponer fuerzas porque la gastronomía es uno de sus tesoros más preciados del Campo de Cartagena que abarca Cartagena, La Unión, Fuente Álamo y Torre Pacheco, una zona rica en productos huertanos y cuyos platos están para chuparse los dedos.

Grave pecado sería dejar Cartagena sin haber probado sus migas. No hay plato más tradicional, de origen más humilde y al mismo tiempo, más delicioso y de moda. El origen está en la forma en que los pastores aprovechaban las migas de pan duro. 

Las migas se comen por toda España, aunque la receta varía notablemente de unos territorios a otros, aunque la base sea similar. Tienen mucha fama las migas manchegas, también las extremeñas, pero las murcianas tienen algo que las diferencia: la carne porcina de la Región con esa raza autóctona que es el chato murciano, una bendición que hace no muchos años estuvo apunto de extinguirse y que gracias a los ganaderos murcianos se ha podido recuperar.

Receta tradicional de michirones murcianos, perfecta para el tapeo. Foto: Murcia turística

Los michirones constituyen una de las recetas de legumbres más populares de la gastronomía murciana, un plato de cuchara delicioso.

Ni garbanzos ni alubias, la base de este plato es otra legumbre, las habas secas son el secreto de esta elaboración.

Guiso de pollo o pava con pelotas, receta murciana tradicional

Hoy puede parecer un plato sencillo, perfecto para cualquier día de la semana, pero antiguamente era un plato de celebración, un plato de domingo e incluso uno de esos platos que se preparaban en Navidad, cuando toda la familia se reunía en torno a la mesa y se preparaba algo especial.

Un plato tradicional que pasa de generación en generación y está hecho de recuerdos familiares.

Cabo de Palos

A nadie se le escapa que el Cabo de Palos en una de las más grandes maravillas de las muchas que ofrece la Región de Murcia. Se trata de un enclave privilegiado perteneciente al municipio de Cartagena este pueblo costero destaca por su emblemático faro.

El faro construido con sillares de piedra, explica la web de Costa Cálida, se erige sobre una antigua torre vigía del siglo XVI, levantada para defender la costa de los ataques piratas. Fue el 31 de enero de 1865 cuando el faro encendió sus luces por primera vez.

El paisaje que desde allí se disfruta es de pequeñas calas y acantilados que le otorgan una belleza inusual. Sus fondos marinos son la delicia de los amantes del buceo, ya que forman parte de la Reserva Marina de Cabo de Palos e Islas Hormigas.

Se trata de un enclave privilegiado abierto al mar y coronado por su emblemático faro que cuenta con diversas playas como la de Levante y calas como la de Reona perfectas para bucear o practicar snorkel y explorar sus aguas.

Cabo de Palos: faro, snorkel y caldero. Foto: Costa Cálida

Es fácil enamorarse de las aguas cristalinas de Cabo de Palos  y de los acantilados que crean pequeñas calas escondidas en las que hacer snorkel y admirar la gran diversidad biológica.

Cualquier cala dispone de buenos fondos alternando roca, arena y posidonia: un paraíso para los amantes de los fondos marinos.

El pueblo cuenta con puerto, pesquero y deportivo, desde el que parten embarcaciones que nos permiten contemplar la belleza de Cabo de Palos desde la Costa. Pequeños restaurantes a orillas del mar hacen las delicias de los amantes de la gastronomía, donde poder disfrutar de uno de los platos estrella de la zona como es el caldero.

Caldero, el mejor arroz para disfrutar a orillas del Mar Menor. Foto: Murcia turística

Hablamos del arroz al caldero, caldero de arroz, arroz caldero o, sencillamente, caldero, como dicen en la Región de Murcia. El orden de los factores no altera la exquisitez de este plato, probablemente el arroz murciano más emblemático.

La gastronomía española está llena de recetas humildes, de esas que preparaban los pastores cuando estaban el campo con el ganado, los pescadores en la mar o los agricultores, y que hoy ocupan el lugar que les corresponde en el panorama gastronómico. Son joyas de nuestra tradición culinaria. Este caldero es un buen ejemplo de esa comida que preparaban los pescadores con las capturas que tenían menos salida en el mercado, y que el tiempo ha convertido en uno de los mayores reclamos de la cocina murciana.

Y sus ingredientes son tan sencillos como deliciosos:

  • Arroz de Calasparra D.O., 400 gr.
  • 4 ñoras
  • Aceite de oliva virgen extra, 250 ml.
  • 1 mújol de 1 kg aprox (entero)
  • 3 tomates maduros
  • 8 dientes de ajo
  • Sal
  • Perejil fresco, un manojo
  • 750 ml. de caldo de pescado  (para hacerlo necesitarás 2 kilos de morralla y raspas)

La Azohía

La Azohía es una población que pertenece a la  diputación de Perín en el oeste de Cartagena y frente al Puerto de Mazarrón con el que comparte la ensenada.

Es una pequeña entidad singular de población formada por varios y pequeños puntos de concentración urbanística que se dispersa por el límite marítimo y natural dentro de un área urbana y rural, sin poseer un núcleo principal. Se sitúa en el Área y Entorno Geográfico, Natural y Litoral Marítimo, conocido como Azohia o La Azohía, muy próximo al Espacio Natural Protegido de La Muela, Cabo Tiñoso y Roldán, y la Reserva Marina de Cabo Tiñoso, dentro de la Bahía de Mazarrón formando parte a su vez del Golfo de Vera. 

Desde la época romana ha sido una zona poco poblada por su difícil ubicación, junto a la Sierra de La Muela con sus playas de piedras y otras de más fácil acceso, de arena y usadas por pastores y pescadores que habitaban en la zona, a la vez que su ensenada y pequeñas calas servían de cobijo a las embarcaciones.

Es sabido que ya en tiempo de los romanos se practicaba la pesca con almadraba, que aun hoy en día se realiza aunque con medios más modernos. Y también es zona de paso de los pastores, aunque se desconoce si ya entonces había una población en la zona o si pescadores y pastores se desplazaba hasta La Azohía desde sus asentamientos y villas.

Tras la reconquista fue lugar de defensa ante incursiones de piratas berberiscos procedentes de las costas de Argel y Turquía y en el siglo XVI se construyeron una serie de defensas para alertar a las poblaciones de la costa murciana entre las que destaca la Torre de Santa Elena también conocida como Torre de La Azohía.

Torre de Santa Elena. Foto Wikipedia

La Azohía es también un lugar perfecto para disfrutar del café asiático. El postre y el café se unen para formar este plato tan original. Típico de esta zona, se elabora con café con leche condensada y brandy, unas gotitas de Licor 43, canela, corteza de limón y un par de granos de café.

Un heraldo de los #1001SaboresRM que explora y conquista paladares allá donde viaja. De Norte a Sur de la Península Ibérica se extiende ya el imperio de este delicioso brebaje. Pero, como buen explorador, su viaje nunca tiene fin y así ha ido estableciendo pequeñas colonias alrededor del mundo: de Poniente a Naciente, por Europa (Brighton y Amsterdam) y Asia (Hong Kong). ¿Quién quiere cafés industriales a gogó y en vasos prefabricados teniendo cerca esta joya? 

Mazarrón

El salazón forma parte de la cultura gastronómica de la Región Murcia. En la Edad del Bronce ya existían los salazones utilizados para preservar los alimentos de forma que se encontrasen disponibles para el consumo durante un mayor tiempo. La salazón provoca la deshidratación parcial de los alimentos y refuerza su sabor. 

Hoy sabemos que en el Antiguo Egipto y la China del tercer milenio antes de Cristo ya se ponían las carnes en salazón con el objeto de poder almacenarlas y mantenerlas comestibles. De ahí la importancia de la producción y comercialización de la sal, una prioridad de todas las potencias desde el Imperio Romano. De hecho, la palabra castellana salario viene del latín salarium que a su vez viene de sal y tiene origen en la cantidad de sal que se le daba a un legionario romano para que pudiera conservar sus alimentos.

Fueron los romanos los que llevaron a las playas murcianas los salazones y de hecho hay yacimientos arqueológicos en la Manga y Lo Pagán que certifican que el famoso 'garum', la salsa a base de pescado fermentado tan popular en la Antigua Roma, que se elaboraba en las localidades murcianas era el más apreciado de todo el Mediterráneo.

Durante los siglos IV-V d. C. , el Puerto de Mazarrón, siempre vinculado a la pesca, fue un importante centro económico del litoral murciano vinculado y junto a este puerto se instaló una gran factoría de salazones que ocupaba una amplia extensión al margen derecho de la bahía.

De hecho, la factoría de Mazarrón es, desde 1995, Bien de Interés Cultural con Categoría de Zona Arqueológica tanto por la entidad del conjunto romano, como por su extensión, además de por su aporte al conocimiento de las bases económicas de la zona, durante la época imperial romana.

Hoy en día, los salazones son ingredientes indispensables en las cocinas de los más prestigiosos chefs y un producto de especial relevancia en la gastronomía murciana, como deja bien patente Pablo González Conejero, chef del restaurante Cabaña Buenavista con dos Estrellas Michelin.

Salazones. Murcia turística

Mazarrón está asentada en una amplia bahía abierta al Mediterráneo, con 35 km de litoral. Consta de dos núcleos urbanos importantes: el puerto y la capital del municipio, a 5 km de la costa. El nombre de Mazarrón está unido desde su origen a la riqueza minera de sus sierras ricas en plomo, zinc, plata, hierro, alumbre y almagre. Ya en épocas fenicia, púnica y romana se realizaron trabajos inmensos de explotaciones mineras, dejando abundantes restos arqueológicos. Los árabes también se asentaron en la zona, atraídos por la abundancia de minerales.

Una visita imprescindible en Mazarrón, sobre todo recorriendo esta ruta de los salazones es la del Centro de Interpretación de la Factoría Romana del Salazón, donde se conservan los restos del que fue uno de los principales complejos tardo-romanos de salazones y de pescado de la época. Ya de paso, allí se puede conocer la receta de la famosa salsa de pescado "Garum" preparada con vísceras fermentadas de pescado y tremendamente apreciada en la gastronomía romana. 

Águilas

El primer asentamiento humano en Águilas nació en el siglo II a.C y fueron los romanos la que la bautizaron como Aquilae y la eligiero por estar enclavada en un zona costera estratégica para la salida del mineral de las sierras circundantes. La ciudad pasó a manos visigodas en el siglo VI y tras la invasión musulmana fue parte primero del Emirato independiente de Córdoba (siglo VIII) y más tarde del Califato de Córdoba (siglo X) antes de convertirse en reino de Taifas en el siglo XI.

Fue en 1243, bajo el reinado de Fernando III, cuando Águilas se convierte Reino de Murcia bajo el protectorado del Reino de Castilla que un año después lo cedería al de Aragón hasta que una revolución de mudéjares murcianos dio pie a que Alfonso X, rey de Castilla se hiciera con la región.

La Águilas que hoy conocemos fue diseñada en 1765, durante el reinado de Carlos III, por el ingeniero militar Mateo Vodopich, nacido en la localidad croata de Dubrovnik y muerto en Cartagena, si bien la construcción del emblemático Castillo de San Juan de las Águilas es anterior porque se diseñó para defender la bahía en 1756.

Castillo de San Jan de las Águilas. Foto: Murcia Turística

Muchos son los encantos que la historia de Águilas ofrece a sus visitantes, pero sin duda uno de los principales es precisamente ese Castillo de San Juan de las Águilas que si bien se levantó como hoy lo conocemos en el siglo XVIII ya era un enclave militar hace 20 siglos hasta que fue abandonado tras la expulsión de los árabes y reconstruido por Carlos I para vigilar la franja del litoral comprendida entre Vera y Mazarrón amenazada por los turcos.

La siguiente remodelación fue obra de Felipe II en 1579 y consistió en la construcción de la Torre de las Águilas en honor a San Juan Bautista y tras ella la última remodelación, como ya ha quedado dicho, fue la de Carlos III.

Hoy quedan pocos restos de su antiguo esplendor, pero no obstante, en su fachada se puede observar un escudo donde aparecerían dibujados los leones de Castilla y en recientes excavaciones realizadas se han descubierto en sus alrededores pasadizos subterráneos que, cuenta la leyenda popular, enlazaban con otro castillo, el de Tébar, enclavado en las estribaciones de la Sierra de Almenara, a 12 kilómetros de Águilas.

Isla del Fraile 

Muy interesante es también la historia de la pequeña Isla del Fraile, habitada desde época romana y que aún guarda restos de aquel periodo junto a ruinas de principios del siglo XX.

Muy interesante es también la historia de la pequeña Isla del Fraile, habitada desde época romana y que aún guarda restos de aquel periodo junto a ruinas de principios del siglo XX.

La creación del Embarcadero de Mineral El Hornillo se debió a la iniciativa del ingeniero de minas y ferrocarriles de origen británico Gustavo Gillman que trabajó en nuestro país para la Great Southern of Spain Railway Company Limited.

Embarcadero del Hornillo. Foto Murcia Turística

Su objetivo era potenciar la línea férrea de Águilas-Lorca-Baza con la explotación de las minas de la Sierra de Bacares y se inauguró el 18 de agosto de 1903 si bien ni entró en funcionamiento hasta 1904. Desde entonces y hasta su cierre se dedicó a la carga de hierro.

El embarcadero recibe el nombre de la bahía que lo acoge, El Hornillo. Se construyó totalmente de acero y hormigón y podía albergar y suministrar a dos buques de forma simultánea. Además está unido a la Estación de Águilas por un puente metálico de más de un kilómetro de longitud.

Pero una visita cultural a Águilas no estaría completa si no se conociese su ancestral y variada cocina, repleta de contraste de sabores y basada en los productos del mar y de la huerta.

Los platos que se sirven en los restaurantes de la ciudad suelen estar muy condimentados y muchos tienen influencia de la cocina árabe, especialmente los postres.

Los productos estrella de la cocina de Águila son sin duda el salmonete, el tomate, la alcaparra y la justamente famosa gamba roja de Águilas. Pero esto no eclipsa la merecida fama de los embutidos típicos de la zona como la morcilla de cebolla, la salchicha o la longaniza.

gamba roja de aguilas

Con todo ello, la cocina de Águilas, popular y con personalidad, nos ofrece deliciosos platos para disfrutar comiendo como el Caldo de Pescado, los Escabeches, el Ajo Colorao, la Ensalada de Pulpo, el Arroz a Banda, la Ensaladica Cocida...

Sobre el autor:

Antonio Castillejo

Antonio Castillejo

Antonio Castillejo es abogado y periodista. Comenzó su carrera profesional en la Agencia Fax Press dirigida entonces por su fundador, Manu Leguineche, en la que se mantuvo hasta su desaparición en 2009. Especializado en información cultural y de viajes, desde entonces ha trabajado en numerosos medios de prensa, radio y televisión. Actualmente volcado con los mayores en 65Ymás desde su nacimiento.

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