Así puedes conseguir que las tostadas queden siempre extra crujientes

No hay mejor forma de empezar el día que con un buen desayuno. Tomarnos nuestro tiempo para disfrutar de unas tostadas de mantequilla y mermelada o una versión salada como tomate y aceite, o con jamón, puede hacernos afrontar el día y la rutina de otra manera. Eso sí, para que el desayuno nos "sepa a gloria" tenemos que contar con productos de calidad y aquí el pan marca la diferencia. Porque no es lo mismo que las tostadas estén extracrujientes a que el plan nos quede blando. 

Para conseguir las tostadas que queremos existe un truco muy sencillo que se ha hecho viral y que, sin necesidad de aceite ni mantequilla, podremos conseguir que el pan quede perfecto y disfrutar de unas tostadas crujientes.

El secreto está en cómo colocas las rebanadas tras sacarlas de la tostadora. Basta con apoyarlas una contra otra y mantenerlas en posición vertical, de manera que solo los bordes toquen el plato. De esta forma, el vapor no se concentra en la base y el pan no se reblandece, conservando así toda su textura crujiente.

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La explicación al porqué este truco funciona, se encuentra en la condensación: cuando el pan caliente entra en contacto con una superficie fría, la humedad se acumula y lo ablanda. Colocándolo de pie, el calor se disipa y el resultado es una tostada firme y dorada que se mantiene deliciosa por más tiempo.

La cosa no acaba aquí y si quieres perfeccionar aún más el resultado, puedes dejar el pan en la tostadora entre 1 y 4 minutos, según el tipo de pan y la potencia de la tostadora. Si es grueso o denso, quizá necesite un poco más. En algunos casos, girar la rebanada a mitad del proceso ayuda a que quede uniforme.

También puedes dejar que el pan se enfríe por completo antes de guardarlo, evitando así que el vapor interno reblandezca la corteza. Con estos trucos, el pan mantendrá ese crujido irresistible que convierte cualquier desayuno en un auténtico placer.