Somos paneros y nos gusta el pan. Eso no se discute. Sin embargo, las cifras del sector nos dicen lo contrario ya que el consumo de este alimento en los hogares sigue bajando año tras año. Según la Asociación de Española de la Industria de la Panadería, Bollería y Pastelería, cada español compró de media 2,4% menos de pan en 2018 con relación al año anterior. Una bajada que no comparte el sector de las masas destinadas a la fabricación de bollería que ha visto cómo crecen las ventas en casi un 5%.
Sin embargo, pese a estar cada día en nuestra mesa, no sabemos mucho de pan. Y no digamos ya de la cantidad de versiones artesanales que se venden hoy en día con todo tipo de masas y levaduras. Por eso te dejamos este decálogo para que te hagas todo un experto del mundo de la miga cuando vayas a la panadería:
No es un producto hecho milimétricamente, salvo que no se haga de forma artesanal. En este último caso el pan es diferente cada día y no hay dos piezas que sean iguales. Incluso partiendo de la mano del mismo maestro panadero.
El interior de una barra de pan nos puede decir mucho sobre la calidad de la misma. Fíjate en la miga:
El exterior de esa hogaza de pan también nos da bastante información sobre si es bueno o malo. Siempre es preferible elegir panes con corteza gruesa que debe ser crujiente y, según la especialidad, brillante y de diferentes tonos dorados o tostados.
El aroma a pan recién hecho es inconfundible. Y nos da pistas si nos tratan de colar un pan de poca calidad. Así, si al acercarnos esa barra notamos ese olor a pueblo, a horno antiguo, a campo o a semillas, no te estarás equivocando. Llévatelo a casa.