Avances

Últimos avances en el tratamiento del hígado graso no alcohólico

Teresa Rey

Foto: Bigstock

Lunes 9 de marzo de 2020

6 minutos

Se ha detectado una vía molecular que al silenciarse restaura la función de las células inmunes

Hígado graso
Teresa Rey

Foto: Bigstock

Lunes 9 de marzo de 2020

6 minutos

La enfermedad por hígado graso no alcohólico, es un trastorno al que está asociado la diabetes y la obesidad, y a la vez comprende un amplio abanico de alteraciones hepáticas. Las cifras establecen una prevalencia entre la población general de entre el 20 y 30%, según el informe Etiopatogenia, diagnóstico y tratamiento de la enfermedad del hígado graso no alcohólica, publicado en La revista española de enfermedades digestivas. Además, estos enfermos se caracterizan por presentar un mayor número de complicaciones hepáticas y cardiovasculares.

En la actualidad no existe un tratamiento específico, de modo que el mantenimiento de hábitos saludables y la práctica de ejercicio físico moderado, siguen siendo las principales recomendaciones para su abordaje y una manera de evitar que este problema evolucione de forma desfavorable. No obstante, se siguen realizando investigaciones para conseguir algún fármaco que ayude al control de esta patología.

Moléculas prometedoras

La última la han desarrollado investigadores del Instituto Karolinska en Suecia, que han encontrado una vía molecular que si se silencia, podría restaurar la función de las células inmunes en personas con este trastorno. Este descubrimiento, que se ha publicado en Sciencie Translational Medicine, podría ayudar a abrir nuevas vías para tratar esta condición, que constituye un riesgo para las personas que presentan obesidad.

En el estudio lo que se trató es averiguar qué sucede desde un punto de vista molecular en los hígados de ratones y humanos con una sobrecarga de grasa, y qué medidas adoptar para ayudar a restaurar el daño. Así es como descubrieron que un tipo de glóbulos blancos, los macrófagos del hígado, tratan de quemar la grasa no deseada. Son unas células inmunes que a lo largo de dicho proceso producen grandes cantidades de oxidantes que acaban causando daño al hígado.

Un estudio adicional demostró que una proteína antioxidante llamada NRF2 y que se dedica a proteger el cuerpo de oxidantes nocivos, se cerró en su totalidad en el hígado tanto de los ratos como de los pacientes obesos. Cuando se produce una ausencia de dicha proteína hace que las personas con obesidad no tengan capacidad de responder adecuadamente al estrés oxidativo inducido por la acumulación de grasa en el hígado, según ha explicado Valerio Azzimato, investigador del Departamento de Medicina de Huddinge (Instituto Karolinska), y primer autor del estudio.

Cáncer de hígado (bigstock)

De forma paralela, los científicos hallaron cantidades importantes de una molécula de ARN no codificante, o un microARN, llamado miR144, tanto en ratones como humanos. Parece ser que las células inmunes y los hepatocitos, que son las células más abundantes en el hígado, producen más de este microARN específico en respuesta al estrés oxidativo. Esta molécula afecta el gen NRF2 disminuyendo sus niveles de proteínas, lo que da lugar a una respuesta antioxidante más débil.

Gracias a una tecnología que permite silenciar genes específicos en macrófagos hepáticos, los investigadores lograron suprimir la expresión de miR144 en las células inmunes. De esta manera se pudo recudir la cantidad de oxidantes producidos en el hígado y restablecer la respuesta antioxidante.

En la actualidad, se ha comprobado que la utilización de antioxidantes exógenos (fuera del organismo), generan efectos secundarios en los tejidos a largo plazo. “Es por ello que consideramos que apuntar a miR144 para aumentar la respuesta antioxidante endógena supone una estrategia terapéutica prometedora para tratar enfermedades hepáticas en pacientes obesos, incluida la esteatohepatitis no alcohólica, que se está convirtiendo en una causa importante de cáncer de hígado en todo el mundo y que a día de hoy carece de tratamiento”, según ha matizado la investigadora Myriam Aouadi, del Departamento de Medicina de Huddinge (Karolinska Institutet).

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Más pasos

Hasta la fecha se han investigado y aplicado diferentes opciones farmacológicas entre las que se incluyen el control de la resistencia a la insulina, hipolipemiantes, antioxidantes y otras alternativas en vía experimental. Según algunos expertos existen varios medicamentos que ya están en fase de desarrollo para abordar este trastorno de salud que se están basando en mecanismos de acción variados y complementarios.

“La optimización del uso de estos tratamientos va a requerir un conocimiento detallado, a través del uso de biomarcadores, polimorfismos genéticos y otros métodos de diagnóstico avanzado, de los mecanismos de acción concretos que condicionan la progresión de la enfermedad en cada paciente individual", tal y como indicó el doctor José Luis Calleja del Hospital Universitario Puerta de Hierro de Madrid (@PuertaDHierroMa), durante el encuentro organizado por la Fundación Ramón Areces (@FundacionAreces) bajo el título: La enfermedad hepática por hígado de grasa. ¿La nueva pandemia?

A la par que se van desarrollando estos avances los especialistas aseguran que se debe mejorar el diagnóstico, considerando que las mejores pruebas en estos casos son los métodos no invasivos que se disponen hasta el momento como la elastografía hepática o la resonancia magnética. Con ellos se puede evaluar la presencia de grasa, inflamación o fibrosis, obteniendo incluso unos resultados mejores que la biopsia hepática, tal y como apunta Calleja.

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