Miriam Gómez Sanz
Avances
Una nueva herramienta mide la calidad de las grasas y predice el riesgo de ictus isquémico
Seleccionaron 9 tipos de grasas en la sangre: 6 de alimentación saludable y 3 de ultraprocesados
La forma en la que nos alimentamos deja huella en nuestro organismo, también en algo tan concreto como las grasas que circulan por la sangre. Un estudio liderado por el Instituto de Investigación del Hospital del Mar de Barcelona y el Instituto Catalán de Oncología (ICO) ha dado un paso más al desarrollar una herramienta capaz de cuantificar la calidad de esas grasas y relacionarla con el riesgo de sufrir un ictus isquémico.
El trabajo, cuyos resultados publica la revista European Stroke Journal, ha contado con la participación de investigadores del CIBER de Obesidad y Nutrición (CIBEROBN) y del CIBER de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP).
Los investigadores seleccionaron nueve tipos de grasas presentes en la sangre, directamente relacionadas con la dieta. Seis de ellas se asocian a una alimentación saludable y proceden del consumo de frutos secos, aceites de semillas, pescado azul y lácteos. Las otras tres están vinculadas a alimentos ultraprocesados, azúcares y alcohol, que aportan un exceso de energía y no tienen efectos positivos para la salud.
A partir de esta clasificación, el equipo creó un índice que permite valorar si el equilibrio entre unas y otras grasas puede anticipar el riesgo de ictus. Para comprobarlo, se utilizaron datos de la cohorte EPIC, seleccionando a 438 personas que habían sufrido un ictus isquémico en Granada, Navarra y Murcia. Sus resultados se compararon con los de otras 438 personas de características similares que no habían padecido este problema.

Resultados
El análisis de las muestras de sangre fue claro: quienes tenían una puntuación más alta en el índice de grasas, es decir, una mejor calidad en su perfil lipídico, presentaban un 14% menos de riesgo de sufrir un ictus isquémico.
Para confirmar la validez de la herramienta, los investigadores recurrieron a una segunda población con un perfil distinto: la cohorte estadounidense Framingham Offspring Study. Allí se analizaron 121 casos de ictus entre más de 2.800 participantes, comprobando que el índice también funcionaba en este contexto.
La investigadora Iolanda Lázaro, del Grupo de Investigación en Riesgo Cardiovascular y Nutrición del Hospital del Mar Research Institute y del CIBEROBN, resume la conclusión principal: "A menos presencia en sangre de grasas negativas y más positivas, procedentes de una dieta equilibrada, se reduce el riesgo de ictus isquémico".



