Salud

Conjuntivitis: la importancia de conocer esta dolencia para tratarla adecuadamente

Mariola Báez

Viernes 13 de diciembre de 2019

ACTUALIZADO : Viernes 13 de diciembre de 2019 a las 6:44 H

3 minutos

Aunque es uno de sus síntomas, no siempre tener los ojos enrojecidos implica padecer esta enfermedad

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Mariola Báez

Viernes 13 de diciembre de 2019

3 minutos

Tal como explica el Centro Oftalmológico Barcelona (Institut Català de Retina) la conjuntivitis es una dolencia ocular que conlleva la inflamación de la conjuntiva, la membrana que recubre el interior de los párpados y que va desde la parte anterior del globo ocular hasta la córnea. El picor, el lagrimeo y el enrojecimiento de los ojos son sus manifestaciones habituales y, si se prolongan en el tiempo, la consulta con el oftalmólogo no debe esperar.

Podemos tener los ojos rojos por una simple irritación pasajera, debida a causas diversas: alguna partícula que se ha introducido accidentalmente en el ojo, el contacto con agentes químicos, como el cloro de las piscinas, o la permanencia en espacios con demasiado humo… pero la conjuntivitis no es algo que desparezca por sí misma, sino una patología ocular que requiere tratamiento específico.

conjuntivitis  (bigstock)

Tipos de conjuntivitis: verdades y errores habituales

Hablar de conjuntivitis en general conlleva riesgos, porque hay que conocer el origen de esta enfermedad para poder tratarla de la forma correcta.

La Asociación Profesional de Oftalmólogos de España (APOE) insiste en la necesidad de acudir al especialista para saber con certeza qué causa el enrojecimiento y/o lagrimeo ocular antes de tomar iniciativas como aplicar baños de manzanilla o ingerir antibióticos por nuestra cuenta. Los expertos recuerdan que una conjuntivitis no tratada puede derivar en otras enfermedades graves como queratitis, úlceras corneales o uvetitis.

Existen tres tipos de conjuntivitis:

  1. Infecciosas. A su vez, pueden tener un origen bacteriano o vírico. La conjuntivitis infecciosa bacteriana se caracteriza por producir secreciones abundantes de color amarillento y, generalmente, requiere ser tratada con antibiótico. Las víricas, por su parte, son más frecuentes y, además, bastante contagiosas. Presentan menos legañas y suelen remitir fácilmente con tratamientos tópicos a base de suero fisiológico.
  2. Alérgicas. Se producen como parte de la reacción alérgica que puede tener una persona frente a esos alérgenos contra los que su organismo responde: polen, ácaros, animales domésticos… Picor de ojos, enrojecimiento y lagrimeo son síntomas habituales y esta conjuntivitis puede presentarse al mismo tiempo que la rinitis. El oftalmólogo, tras el correspondiente diagnóstico determinará el tratamiento adecuado, normalmente a base de antihistamínicos.
  3. Irritativas. Son aquellas conjuntivitis causadas por agentes externos. Un traumatismo, por ejemplo un arañazo en el ojo, puede acabar provocando esa inflamación de la conjuntiva y desencadenar la enfermedad. También otros agentes externos (humos, cloro…) pueden limitarse a provocar una molestia pasajera o bien acabar derivando en una conjuntivitis de estas características. 

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