
El hábito que recomiendan los expertos para que los mayores de 60 años no sufran de insomnio
Crear una rutina y dormir siempre a la misma hora es clave

Con el paso de los años, tratar de mantener un sueño de alta calidad se va volviendo más difícil. Las interrupciones nocturnas suelen aparecer más seguido y, en personas mayores, el insomnio puede convertirse en un verdadero problema.
Los especialistas en sueño coinciden que establecer un horario fijo para acostarse y levantarse todos los días es una de las mejores estrategias para mejorar la calidad del sueño. Esta regularidad incluso es más útil que otras prácticas como evitar siestas largas o madrugar.
Un estudio publicado en la revista Gerokomos indica que, para las personas mayores, seguir hábitos de sueño adecuados tiene un impacto muy importante en la calidad de vida. Irse a dormir todos los días a la misma hora ayuda a que el organismo se adapte y pueda reconocer cuándo es el momento de descansar.
Esto resulta más importante a partir de los 60 años, que es cuando el metabolismo y el sistema cardiovascular sufren transformaciones importantes. Es por eso por lo que muchas personas mayores suelen tener dificultades para conciliar el sueño o para volver a dormir tras despertarse durante la noche.
Este estudio indica que casi la mitad de las personas mayores (46%) sufren de problemas para dormir. Entre las causas se encuentran enfermedades crónicas como la diabetes, el uso de medicamentos y el exceso de somnolencia durante el día.

Para evitar ese problema, los expertos recomiendan dormir entre siete y nueve horas cada noche, ya que así una persona puede conservar la energía, la memoria y la capacidad de comunicación.
Una manera muy útil de mantener un ritmo de sueño saludable es no variar más de media hora el horario de acostarse y levantarse, incluso los fines de semana. Establecer rutinas relajantes antes de dormir, como leer un libro o escuchar música suave, también puede servir para lograr descansar sin problemas.
Por otro lado, se destaca la importancia de tratar de evitar el uso de dispositivos electrónicos o la exposición a luces fuertes al menos una hora antes de dormir. Durante el día, es clave no realizar siestas prolongadas o frecuentes, pues estas pueden interrumpir el patrón de descanso nocturno. Una siesta breve de 15 o 20 minutos después de comer sí puede ser beneficiosa.
Por último, mantenerse activo, salir a caminar al aire libre y hacer ejercicio moderado ayudan a regular el reloj biológico, facilitando un sueño más profundo, continuo y de alta calidad. La constancia en respetar los horarios fijos y cuidar los hábitos diarios puede ser la clave para evitar el insomnio.