Clara González
Salud
Esto es lo que más nos envejece en nuestro día a día
No solo afecta el paso del tiempo, también la manera en la que se pasa
En el enjevecimiento no solo influye el paso del tiempo; también cómo se pasa ese tiempo. El experto en medicina antienvejecimiento, el doctor Manuel Castillo, presidente del comité científico de la Sociedad Española de Medicina Antienvejecimiento y Longevidad (SEMAL) y catedrático de la Facultad de Medicina de Granada, habla con InfoSalus sobre ello.
Subraya que, por supuesto, el primer factor que nos hace envejecer es el paso de los años, pero también influyen las circunstancias a las que nos exponemos: "Algunas nos hacen envejecer más rápido, mientras que otras enlentecen o atenúan sus consecuencias. Podemos decir que el envejecimiento afecta a todo el organismo y a cada uno de sus órganos y sistemas. Cada uno de ellos tiene sus propios factores que aceleran ese proceso o que nos protegen frente al mismo".
Además, añade que está la genética "más o menos resistente" con la que cuenta cada uno, así como las enfermedades que se van teniendo a lo largo de la vida, y también algo tan poco controlable como es la suerte, y que también nos influye a la hora de envejecer.
El ejemplo de la piel
Hay sistemas en donde el paso de los años es particularmente evidente, tal y como afirma, y como sería el caso de la piel, con la aparición de arrugas y de manchas, siendo el principal factor la exposición al sol y cómo esa piel se ve expuesta a otros factores lesivos: "Se nota más en la cara y en las manos, que son las zonas más expuestas; y apenas se aprecia en las nalgas o en los muslos, donde la exposición es casi nula".
Ahora bien, también el doctor Castillo indica que según sean las características de la piel esto condicionará cómo se envejece: "En personas de piel clara y que usan poca protección, el paso del tiempo se hace más evidente. Cada persona tiene su tipo de piel más o menos resistente. Ante la misma exposición o protección, las personas nórdicas resisten peor el paso de los años que las mediterráneas o de piel más oscura".
Así, indica que, frente al envejecimiento de la piel, lo que nos protege es defendernos de la exposición al sol en su caso, así como frente a las inclemencias del tiempo. Pone el ejemplo de la piel del marinero, expuesta al sol, al agua, o al viento de forma constante. "No podemos influir en la genética, y en tener una piel más clara o oscura, pero sí podemos centrarnos en lo que somos particularmente susceptibles y protegernos. Al igual que ocurre con la piel sucede con el resto de los tejidos del organismo, pero cada uno tiene sus propios factores pro-envejecimiento y anti-envejecimiento", incide.
La capacidad del cerebro se merma también
La capacidad para memorizar, reaccionar, o responder se va perdiendo con el paso del tiempo, sostiene este experto de la SEMAL. No obstante, sí remarca que durante bastantes años esta pérdida se ve compensada por el aprendizaje y por la experiencia. "Es lo que se llama la 'inteligencia cristalizada', pero llega un momento en el que no podemos compensar más, y se pone de manifiesto esa pérdida de memoria, lo que a su vez le impide hasta reconocer a la familia o desenvolverse en el día a día", apostilla el catedrático de la Universidad de Granada.
Factores que aceleran el envejecimiento cognitivo son tanto la falta de estímulos como el estrés que nos supera, según prosigue, y que hace que lo pasemos mal: "Se puede decir también que el pasarlo bien lo enlentece".
Ahora bien, el doctor Castillo indica que cada órgano, cada sistema, tiene su propia dinámica, así como sus factores que lo aceleran o lo protegen, tal y como hemos mencionado. En el caso del pulmón apunta por ejemplo a la contaminación o al tabaco; mientras que con el hígado el exceso de alcohol o ciertos alimentos y fármacos influyen.
"Para el riñón, la hipertensión arterial o un exceso de sal y de proteínas en la dieta; para el corazón y los vasos, la hipertensión, el colesterol o la hiperglucemia, entre otros factores. El efecto del envejecimiento de un tejido no se limita al propio tejido, sino que afecta a todo el organismo", sostiene este experto.
Unas hormonas bajan y otras suben
Con el paso de los años disminuye la secreción de hormonas sexuales (testosterona en el hombre, estrógenos en la mujer), continúa este experto, lo que afecta a la libido, a la capacidad de reproducción, así como los cambios en el aspecto de la persona. "¿Cómo protegernos frente a esto? Es difícil porque es un proceso fisiológico, aunque, con las debidas precauciones, se podrían administrar hormonas para compensar esa pérdida", afirma este especialista.
Mientras, menciona que otras hormonas aumentan con los años, como es el caso del cortisol: "Y el estrés, lo aumenta todavía más. Otra hormona que sube, en parte ligado al aumento del cortisol, es la insulina. Esta hormona también aumenta con el exceso de ingesta y con el aumento de grasa corporal, condicionando un interesante círculo vicioso, de forma que cuanto más estrés y más comida, más insulina; y cuanta más insulina, más grasa corporal, y con ello, a su vez, más insulina. Es importante romper ese círculo, por ejemplo, comiendo menos y moviéndose más".
Aumento de grasa y pérdida de músculo
El cambio en la composición corporal es otra característica, resalta este experto, de manera que sube el porcentaje de grasa y baja el de masa magra, y entre ella la masa muscular. "Esto condiciona menor fuerza, menor resistencia y también aumenta el riesgo de caídas. Para atenuar esa pérdida de masa muscular es importante realizar ejercicio", defiende el presidente del comité científico de la Sociedad Española de Medicina Antienvejecimiento y Longevidad.
A su vez, indica que el sistema osteoarticular se desgasta con el uso, así que hay que evitar el sobreuso: "Todo lo que supone un sobreuso favorecerá que la articulación envejezca. Los huesos también envejecen y, con ello, aparece la osteoporosis, y un mayor riesgo de fracturas. El ejercicio y la vitamina D pueden ayudar a prevenirlo".
Tener suerte, comer poco, mantenerse activo y dormir bien
La suerte también influye, tal y como asegura, y si uno tiene la mala suerte de estar expuesto y de no poder defenderse frente a lo que nos daña, o por las circunstancias de la vida se ha sobrexpuesto, estará peor que una persona que tiene la suerte de no tener factores que aceleran el envejecimiento. Habla igualmente de la enfermedad, que puede aparecer también en función de la suerte, de la predisposición genética, o de las circunstancias a las que la persona se vea expuesta.
Se sabe que la restricción calórica lo enlentece, según concluye de manera que afirma que hoy en día "comemos de más y esto acelera el proceso". "Hacer más ejercicio, mantenernos activos física y mentalmente, pasarlo bien, o no exponerse a tóxicos enlentecen el proceso de envejecimiento", remarca, sin olvidar las 8 horas de sueño necesarias de media para favorecer los procesos de regeneración o de recuperación frente al desgaste sufrido durante el día. "Todavía no hay una píldora mágica para enlentecerlo, aunque posiblemente aparecerá en un futuro no muy lejano. Por el momento ya hay sustancias que podemos tomar y pueden ayudar en este sentido", concluye el doctor Castillo.