Carlos Losada
Medicina preventiva
Si caminas más despacio, envejecerás más rápido
Según un estudio, la actividad cerebral está relacionada con la velocidad a la que andamos
Hay estudios de toda índole que llegan a conclusiones que a veces resultan sorprendentes. Eso es lo que ocurre con el que ha realizado la universidad estadounidense de Duke, el cual ha puesto de manifiesto la relación existente entre caminar despacio y envejecer más rápido.
Según los autores de esta investigación publicada en JAMA Network Open, andar a una velocidad mayor incide directamente en obtener mejores resultados en las funciones cerebrales. Para llegar a esta conclusión, analizaron los datos recabados a unas 1.000 personas desde la niñez hasta los 45 años.
Cerebro más envejecido
Así pues, las personas que a los 45 años caminan a una menor velocidad es probable que tengan un cerebro más envejecido, lo que repercutirá en el futuro de esa persona, provocando que cuando lleguen a los 70 u 80 años, tenderán a morir antes. Para constatar esta afirmación, los investigadores de Duke se basaron en pruebas de tomografía cerebral computerizada, las cuales demostraron que las personas que andan más despacio cuentan con un volumen cerebral menor. Esto, a su vez, provoca que las pequeñas lesiones de los vasos cerebrales tengan una mayor incidencia en el sujeto.
Un aspecto más avejentado
El estudio de la Universidad de Duke no solo constata la relación entre caminar despacio con un mayor envejecimiento cerebral, sino que va más allá. Y es que las personas que se andan lentamente lucen un aspecto más avejentado que aquellas que van por la vida a una mayor velocidad. Es decir, su edad facial es mayor.
Más allá de determinar esta relación, los investigadores han conseguido adelantarse algunas décadas para prever si las personas tendrán más o menos problemas en su vejez y así actuar a tiempo y promover ciertos hábitos de vida que tiendan a mejorar el futuro de la persona afectada. Por otro lado, medir la velocidad a la que se camina también se podría convertir en un modo de probar tratamientos cuya finalidad fuera retrasar el envejecimiento.
En definitiva, si durante tu vida te comentaban que parecía que “ibas con prisa” a todas partes, esto se debía a que tu cerebro funcionaba más y mejor.