Carlos Losada
Medicina preventiva
¿Cómo repercute la bursistis y la tendinitis del psoas en personas mayores?
Es un músculo clave para flexionar adecuadamente la cadera y caminar con normalidad
El psoas es uno de los músculos flexores de la cadera que pueden pasar inadvertidos y que muchas personas no conocen, y sin embargo, su importancia es capital, ya que no solo resulta clave para flexionar la cadera y rotar el fémur, sino que además es esencial para andar y correr adecuadamente.
Aunque nos referimos a él como un solo músculo, hay que señalar que en realidad se compone de dos: el psoas mayor y el psoas ilíaco. Ambos convergen en un tendón y, sin entrar en nomenclaturas médicas complicadas, se podría decir que unen la columna vertebral con la cadera y la pierna, de tal modo que una inflamación o un acortamiento son una fuente de malestar y dolor.
Origen del dolor en torno al psoas
La bursitis, la tendinitis e incluso el acortamiento del psoas puede venir provocado por diversas causas que veremos a continuación. Pero antes de analizarlas, cabe señalar que se trata de un músculo que las personas mayores deben cuidar con entrenamiento y estiramientos, ya que de lo contrario puede provocar graves dolores en la columna lumbar, en la cadera y en el juego de las piernas; todas ellas dolencias que se acentúan con el paso de los años. En cuanto a las causas más habituales, se pueden señalar las siguientes:
- Movimientos bruscos, en ocasiones generados por prácticas deportivas más agresivas.
- Un traumatismo directo.
- Una flexión repetitiva de la cadera.
- Por no estirar la zona después de realizar diversos deportes y ejercicios.
- Por permanecer muchas horas en una posición en la que se tengan las rodillas dobladas y elevadas. Por ejemplo, al estar sentados en una silla baja mucho tiempo o al conducir demasiado doblados hacia adelante.
- Una lumbalgia mal tratada.
- Por que no haya una simetría pélvica adecuada.
Síntomas
Los síntomas más habituales de que exista una inflamación o acortamiento en el psoas pasan por sentir un dolor profundo en la zona inguinal, el cual se puede extender incluso por el glúteo, el muslo y llegar hasta la rodilla. También es probable que se extienda por la zona lumbar o por el abdomen, lo que podría llevarnos a errar el diagnóstico, pensando que el mal proviene de otro lugar. Ese dolor profundo no suele ser constante, sino que se da con cierta intermitencia, especialmente al llevar a cabo algunas acciones que conlleven la flexión de la cadera.
Cómo diagnosticarlo
“Los pacientes afectados suelen sufrir dolor profundo o intermitente en relación con el esfuerzo”, asegura en su página web el doctor Manuel Villanueva, especialista en prótesis de cadera y rodilla. Y añade: “El diagnóstico de la bursitis y tendinitis del psoas se basa en el cuadro clínico, la exploración física y en las exploraciones complementarias. Las radiografías simples son útiles para descartar alteraciones de la articulación de la cadera (artrosis, quistes, síndrome del choque fémoro-acetabular), fracturas por avulsión u otros problemas de la columna lumbosacra o de las extremidades”.
Asimismo, apunta que la ecografía “es la prueba diagnóstica inicial y cuando se sospecha una lesión músculo-tendinosa”, mientras que “el escáner (TAC) puede ayudar a diagnosticar problemas óseos pero generalmente será la resonancia magnética, la prueba de elección para evaluar otros parámetros como si hay líquido articular, ver los tejidos blandos (músculo, cápsula), el cartílago y el labrum acetabular”.
Tratamiento
Cuando se sufre una tendinitis o bursitis del músculo psoas, lo mejor en un primer momento es poner hielo en la zona para reducir la inflamación, guardar reposo, comprimir el área y elevarla, dejando que descanse lo máximo posible.
Igualmente, si el dolor es muy agudo, el paciente podrá tomar antiinflamatorios o analgésicos, siempre y cuando el médico se los recete. Una vez que la inflamación baja, se comienza con la rehabilitación, que pasará por la realización de ejercicios (su objetivo será ir ganando fuerza y flexibilidad) y por recibir ultrasonidos.
Los estiramientos, esenciales
Tanto para recuperar el músculo como para evitar un problema como el aquí referido, lo más recomendable es llevar a cabo estiramientos del psoas habitualmente, de modo que lo tengamos en perfecto estado y nos ayude a no sufrir patologías de cadera y columna lumbar. Esto será posible con estos dos ejercicios sencillos que cualquier persona puede realizar en su propia casa:
- De pie, apoya una mano en una mesa, un mueble o una silla que sea estable. Con la otra coge tu pie y flexiona la pierna lo máximo que puedas de modo que el talón se dirija al glúteo. Así se estirará el psoas y a la vez harás lo propio con el pubis y el cuádriceps.
- De rodillas, levanta una pierna y ponla en ángulo de 90 grados, mientras que la otra la estiras hacia atrás como si estuvieras dando una zancada imaginaria. Mantén la espalda recta. A continuación, hasta que sientas el estiramiento en psoas de la pierna estirada.