Olga Selma
Olga Selma es redactora especializada en temas de salud, alimentación y consumo.
… saber más sobre el autorSentirse cansado es una sensación muy común. De hecho, alrededor de un tercio de los adultos y las personas mayores informan sentirse fatigados habitualmente. Y aunque la fatiga es un síntoma de diversas afecciones y enfermedades graves (por ello una evaluación clínica será necesaria), en muchos casos es causada simplemente por nuestro estilo de vida.
Veamos algunas rutinas que pueden dar origen al cansancio, pero que tienen solución.
La inactividad puede ser la causa principal de una baja energía. Aunque muchas las personas mayores dicen que no hacen ejercicio porque están cansadas, las investigaciones han demostrado que el ejercicio puede reducir la fatiga entre las personas sanas y las que padecen otras enfermedades, como el cáncer. Es más, incluso un aumento mínimo en nuestro nivel de actividad física puede ser beneficioso. Así que muévete más: sube escaleras, ve andando a los sitios en lugar de en transporte público, permanece más tiempo de pie, pasea cada día. A medida recuperemos la fuerza podremos ir avanzando en nuestro nivel de actividad.
No dormir lo suficiente también es una causa obvia de cansancio. Según la Academia Estadounidense de Medicina del Sueño y la Sociedad de Investigación del Sueño, los adultos necesitan un promedio de siete horas de sueño para mantener una buena salud, pero el sueño debe ser reparador e ininterrumpido para permitir que el cerebro pase por las cinco etapas de cada ciclo de sueño. Además, mantener una rutina de sueño regular también parece ayudar a prevenir el cansancio. Para mejorar la calidad del sueño, debemos acostarnos aproximadamente a la misma hora todas las noches, relajarnos antes de ir dormir y mantenernos activos durante el día.
Cuando comemos pocas calorías, nuestro metabolismo se ralentiza para conservar la energía, lo que puede causar fatiga. Podemos funcionar de forma óptima gracias a un rango de calorías que dependerán de nuestro peso, altura, y edad; pero la mayoría de las personas requieren un mínimo de 1200 calorías al día para evitar una desaceleración metabólica. Con una ingesta inferior resulta difícil satisfacer las necesidades de vitaminas y minerales del organismo. Además, los expertos creen que las personas mayores pueden necesitar comer en la parte superior de su rango de calorías para realizar funciones normales sin fatigarse.
Los estudios demuestran que una deshidratación leve puede conducir a niveles más bajos de energía y una menor capacidad de concentración. De hecho, los síntomas comunes de la deshidratación son la sed, la fatiga, los calambres musculares, los mareos y los dolores de cabeza. La clave está en beber lo suficiente (unos 8 vasos de agua al día) para mantener buenos niveles de hidratación según nuestro peso, edad, sexo y nivel de actividad.
El estrés crónico puede tener un gran impacto en nuestra energía y calidad de vida, que puede llevarnos a un punto de saturación, Aunque no podremos evitar las situaciones estresantes, si podemos desarrollar estrategias para manejar el estrés para que no nos agote física y mentalmente. Por ejemplo, los estudios sugieren que seguir una rutina de yoga y meditación pueden ayudar a aliviar el estrés. A la mayoría de personas les basta 15 minutos diarios de relajación para notar sus efectos positivos. Respetar nuestras emociones y dar respuesta a nuestras necesidades también es un primer paso para nos sentirnos desbordados.