Teresa Rey
Preguntas
Qué es la legionelosis y cómo afecta a los mayores
Entre un 75% y 80% de los casos notificados de este trastorno corresponden a mayores de 50 años
La bacteria Legionella pneumophila es la responsable de la legionelosis o enfermedad del legionario. Según la Organización Mundial de la Salud, entre un 75% y un 80% de los casos notificados de este trastorno corresponden a mayores de 50 años, y entre el 60% y el 70% de los afectados son hombres. Este microorganismo se describió en el año 1977 tras un brote de neumonía grave que se experimentó un año antes en un centro de convenciones de Estados Unidos.
Su transmisión
La forma de transmisión más habitual es por medio del agua, ya que este microorganismo y otros afines se encuentran en ríos, lagos, arroyos, etcétera. Algunos incluso se encuentran en mezclas de tierra para macetas.
Por los orígenes de su descubrimiento, la legionelosis se asocia también a sistemas de refrigeración que no poseen unas condiciones de mantenimiento óptimas. Sobre todo torres de enfriamiento o condensadores que se emplean en aires acondicionados ubicados en grandes instalaciones, en distintos edificios con sistemas de agua fría y caliente y humificadores, y también en bañeras de hidromasaje o jacuzzis. La exposición a esta bacteria suele ocurrir en hospitales o a consecuencia de algún viaje.
Distintas formas de presentación
El contacto con la legionella puede provocar distintas formas de presentación, algunas pueden ser neumónicas y otras no, siendo las primeras las que revisten más gravedad.
Cuando no presenta síntomas de neumonía, este trastorno se denomina Fiebre de Pontiac. En este caso, es muy similar a la gripe, solo que se manifiesta de forma aguda y suele resolverse espontáneamente en unos cinco días. El periodo de incubación es rápido, pues oscila entre unas horas y un par de días como máximo. Fiebre, dolor de cabeza, malestar general o dolor muscular son las principales molestias que se experimentan.
En el caso de que se diagnostique neumonía, la incubación puede darse entre dos y diez días, a veces incluso algo más. Los primeros signos son muy parecidos al otro caso, ya que cursa con fiebre, cefalea, pérdida de apetito, malestar general o dolor muscular. En algunos casos, aparece diarrea y confusión. Al mismo tiempo, surge una tos leve que puede empeorar a medida que lo hace la enfermedad, dando lugar a un desenlace negativo.
En esta situación, la aplicación del tratamiento debe producirse durante la primera semana y supone el uso de antibióticos.
Entre los factores de riesgo, además de la edad, están el haber sufrido neumopatías, la inmunodepresión y enfermedades respiratorias o renales crónicas. Las personas hospitalizadas también poseen más riesgos, especialmente si acaban de ser intervenidas, están intubadas o presentan una sistema de ventilación mecánico, aspiración o algún equipo de terapia respiratoria.