La aparición inesperada de un bulto en alguna zona del cuerpo es siempre motivo de alarma. Sin embargo, son muchas las causas que pueden originar dicho síntoma. En el caso de que esta protuberancia surga en el cuello, lo más habitual es que se trate de una inflamación de los ganglios linfáticos, consecuencia de una infección viral, algo que ocurre con relativa asiduidad y que recibe el nombre oficial de linfadenitis.
Aunque el sistema linfático se extiende por todo el cuerpo, la mayoría de ganglios están ubicados en la cabeza y el cuello, por eso son las regiones más afectadas, junto a las ingles y las axilas. Entre los síntomas relacionados se encuentran la inflamación y la sensibilidad de dichos ganglios, fiebre, dolor de garganta o sudoraciones nocturnas, entre otras.
Afortunadamente, su tratamiento es de lo más sencillo, pues basta con curar la infección a base del consumo de antibióticos, que debe complementarse con otros cuidados caseros como un descanso adecuado o la aplicación de compresas húmedas y tibias. No obstante, no siempre se trata de una inflamación de los ganglios linfáticos, entonces ¿qué otras causas puede haber detrás de un bulto en el cuello?
Ante esta diversidad, los expertos recomiendan acudir cuanto antes al médico y vigilar de cerca la evolución del bulto y los síntomas que puedan aparecer mientras este sigue en activo, para estudiar la gravedad del problema y descartar posibles causas, así como emprender el tratamiento más adecuado.