Sociedad

"Hoy comienza una nueva etapa de la historia de España": así fue la proclamación de Juan Carlos I

Miriam Gómez Sanz

Sábado 22 de noviembre de 2025

8 minutos

El 22 de noviembre de 1975, el rey juró lealtad a las Leyes Fundamentales y al Movimiento Nacional

"Hoy comienza una nueva etapa de la historia de España": así fue la proclamación de Juan Carlos I. Fuente: Europa Press.
Miriam Gómez Sanz

Sábado 22 de noviembre de 2025

8 minutos

Un día como hoy, 22 de noviembre, pero de 1975, España asistía a una imagen que medio siglo después sigue formando parte del archivo colectivo: Juan Carlos de Borbón era proclamado Rey de España ante unas Cortes todavía franquistas, apenas dos días después de la muerte del dictador. Eran las 12.30 horas cuando, en un hemiciclo que hoy ocupa el Congreso, se abría oficialmente una etapa política diferente, pero que nacía en el mismo escenario institucional del régimen anterior y bajo sus propias reglas.

Aquel sábado aparecieron juntos en la sesión solemne la hasta entonces princesa Sofía y sus hijos —Elena, Cristina y Felipe— mientras la corona reposaba sobre un cojín como recordatorio visual de la reinstauración monárquica. Juan Carlos, heredero designado por Franco, pronunciaba entonces su primer mensaje institucional: "Hoy comienza una nueva etapa de la historia de España". 

Antes del discurso, había jurado "por Dios y sobre los Santos Evangelios cumplir y hacer cumplir las Leyes Fundamentales del reino y guardar lealtad a los principios que informan el Movimiento Nacional". Ya en su mensaje inaugural, aseguró que la monarquía sería "fiel guardián de esa herencia", al tiempo que apelaba a la necesidad de un futuro basado en la "concordia nacional".

El histórico teletipo que Europa Press distribuyó a sus abonados a las 04.58 del 20 de noviembre de 1975. Fuente: Europa Press.
El histórico teletipo que Europa Press distribuyó a sus abonados a las 04.58 del 20 de noviembre de 1975. Fuente: Europa Press.

Un aniversario en pleno regreso al foco público

Este aniversario llega en un momento en el que el ahora rey emérito ha vuelto a aparecer en el debate público debido a la publicación anticipada, en Francia, de sus memorias. En ellas reivindica su papel y sostiene que si España es una democracia parlamentaria es porque él así lo quiso y trabajó en ello, afirmando: "La democracia no cayó del cielo". 

Esta afirmación choca con interpretaciones que sitúan la transformación política en un esfuerzo colectivo, marcado por la presión social, las movilizaciones y la reorganización de partidos y sindicatos, y no en decisiones de la Corona. 

En el libro, Juan Carlos I recuerda también que llegó al trono gracias a Franco, a quien asegura respetar. "Solo le pido una cosa: mantenga la unidad del país", cuenta que le dijo el dictador en su lecho de muerte. Y explica que interpretó ese mensaje como una autorización para emprender cambios mientras "la unidad de España no fuera puesta en cuestión".

Franco nombra sucesor a Juan Carlos en 1969. Fuente: Europa Press.
Franco nombra sucesor a Juan Carlos en 1969. Fuente: Europa Press.

Una historia que venía de lejos

Aunque la proclamación tuvo lugar en 1975, el camino hacia ella se había iniciado décadas atrás. En agosto de 1948, Franco y el padre de Juan Carlos, el Conde de Barcelona, se reunieron a bordo del yate Azor, donde se acordó que el joven "Juanito", quien no hablaba bien el idioma, se formaría en España, lejos de su familia y de la vida que llevaba en Estoril (Portugal).

El dictador, reticente durante años a designar sucesor, acabó cediendo en 1969, presionado por Carrero Blanco y su deteriorado estado de salud. Tras barajar desde pretendientes carlistas hasta su propia nieta, el 15 de julio citó a Juan Carlos en El Pardo para comunicarle la decisión. Meses después, en su discurso de Navidad, pronunciaría su famoso "todo está atado y bien atado", frase que que para muchos simboliza la continuidad de un régimen que pretendía transformarse, sin romperse, de manera controlada, lenta y prudente.

Juan Carlos asegura que la noticia lo dejó "estupefacto" y que pensó inmediatamente en su padre, aún heredero al trono de los Borbón. Aun así, aceptó—"¿Tenía otra opción?", escribe— y remitió a Don Juan una carta en la que reconocía su "preocupación" y pedía su "bendición". Su padre tardaría ocho años más en renunciar a sus derechos dinásticos, ya con Juan Carlos asentado en el trono.

De Príncipe de España a jefe del Estado

La designación de Príncipe de España se formalizó una semana después en las Cortes —cuyos procuradores eran elegidos directa o indirectamente por Franco— , con 491 votos favorables, 19 en contra y 9 abstenciones. 

El dictador justificó públicamente su elección de sucesor apelando a la "lealtad" de Juan Carlos a los " principios e instituciones del régimen", algo que se reforzó al día siguiente, en un acto privado en La Zarzuela, donde el príncipe volvió a jurar los Principios del Movimiento y las Leyes Fundamentales. Su tutor,    Torcuato Fernández-Miranda, le garantizó que aquel juramento no impediría una evolución política posterior. 

El primer contacto del príncipe con la jefatura de Estado llegó en 1974, de forma interina, durante una convalecencia de Franco. Volvió a asumir ese papel el 30 de octubre de 1975 y ya de forma definitiva tras la muerte del dictador el 20 de noviembre.

50 años de la proclamación que aún divide memorias: el relevo de Franco por Juan Carlos I. Fuente: Europa Press.
Proclamación de Juan Carlos de Borbón como Rey de España. Fuente: Europa Press.

Un acto discreto y sin presencia internacional

La proclamación en las Cortes fue un acto estrictamente institucional, sin líderes internacionales. Estos llegaron días después,  el 27 de noviembre, a la misa en los Jerónimos: Valéry Giscard D'Estaing (Francia), Walter Scheel (Alemania) o Nelson Rockefeller (EEUU) , entre otros. 

Más tarde, los recién proclamados Reyes se desplazaron al Palacio de Oriente —hoy Palacio Real—, donde se completó la ceremonia con un desfile militar y la  recepción oficial. 

La legitimidad de Juan Carlos I

La legitimidad de la monarquía de Juan Carlos I ha sido objeto de debate durante décadas. En origen, descansaba sobre el "testamento" político de Franco, pues carecía de derechos dinásticos y de referéndum popular. Consciente de esa fragilidad, el nuevo rey impulsó desde dentro del propio régimen un proceso de reforma que permitiera una transición ordenada hacia un sistema democrático equiparable a los europeos.

Su estrategia buscó conciliar continuidad y cambio sin provocar un vacío de poder. Juan Carlos no podía entregar el control del proceso a la oposición democrática —lo que habría abierto la puerta a un referéndum sobre la forma de Estado y a la posibilidad de restaurar la República—, pero, al mismo tiempo, debía tender puentes para asegurar la viabilidad de la transformación. Todo ello en un contexto en el que los sectores inmovilistas trataban de limitar el alcance de cualquier reforma.

Para algunos historiadores, la verdadera legitimación de Juan Carlos I llegó con la aprobación de la Constitución de 1978, aunque se pueda considerar más como un paso necesario en la construcción del sistema democrático que como un respaldo explícito a la figura del monarca.

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Miriam Gómez Sanz

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