Sociedad

Avalancha de cartas de Navidad en una residencia gallega: “Nos emociona muchísimo lo que nos dicen”

Paula Buedo

Foto: Juanjo López

Domingo 1 de enero de 2023

5 minutos

La llamada de socorro contra la soledad del centro de Campolongo ha tenido una gran acogida

Avalancha de cartas en la residencia de Pontevedra: “Nos emocionamos muchísimo con lo que nos dicen”
Paula Buedo

Foto: Juanjo López

Domingo 1 de enero de 2023

5 minutos

No ha pasado ni un mes desde que el director de la residencia Compolongo, Juanjo López, señaló el grave y doloroso problema que enfrentan muchos mayores en las residencias, especialmente en Navidad: la soledad. “Nos sobra, porque no estáis aquí, porque pasáis por delante de nosotros sin mirarnos, porque nos ignoráis como si fuéramos una realidad indeseada a la que basta ignorar para creerla falsa, porque desdeñáis nuestro valor y nuestro amor porque, en fin, habéis dejado de querernos”.

Lo que Juanjo propuso era muy sencillo: escribir cartas, mandar fotografías, felicitaciones de Navidad, dibujos… Amor, en definitiva, en cualquier formato. Así, los mayores podrían sentir la calidez del cariño y ver que no han caído en el olvido. El resultado ha sido tan impactante como sorprendente y, ahora, explica cómo se sienten.

Más de 21.000 felicitaciones: desde Andalucía hasta Nueva Zelanda

“Nos hemos sentido agradecidos, abrumados, muy queridos, sorprendidos… No hay calificativos suficientes”, cuenta el director. Más de 21.000 cartas se acumulan ya en la residencia Campolongo: “Hemos hecho una mesa de 12 metros cuadrados para poner las cartas y leerlas después de desayunar”.

Los orígenes de las cartas son muy variados. No hay un solo rincón de España que no haya querido escribir a esta residencia gallega para demostrar su amor por los mayores. Aunque todavía no han repasado con detalle los lugares desde donde han salido las misivas, el sur de España parece haberse volcado con especial ánimo en la iniciativa.

Pero la magia no se reduce a España. Juanjo también cuenta que han recibido una caja con un millar de cartas desde Quito, prueba de que su iniciativa ha atravesado el mundo entero. Otros países que se han sumado a la llamada y han mandado sus mejores deseos son Finlandia, Bélgica, Alemania, Nueva Zelanda… La solidaridad y las ganas de echar a la soledad de la vida de los mayores no conocen fronteras.

Además, muchos colegios se han unido a la avalancha de cartas. Los niños han podido experimentar en las aulas con la escritura de cartas tradicionales para conectar con la generación más mayor.

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Imagen cedida por Juanjo López

 

Cariño, amor y esperanza que calientan el corazón

Nadie se ha querido quedar sin transmitir su mensaje. Por eso, hay muchas historias detrás de las cartas recibidas que han emocionado a los mayores y al director. Según explica el director, han podido leer a todo tipo de personas. “Un oficial del ejército nos manda su carta antes de partir al Polo Sur”, cuenta.

Entre los remitentes más sorprendentes se encuentra un preso de primer grado que ha mandado una postal hecha por él mismo. En ella, ha escrito: “No perdáis la esperanza, que nosotros aquí tampoco la perdemos”. “Esto te hace sentir que merece la pena seguir peleando”, reflexiona Juanjo.

Sin embargo, para él, la más bonita que han recibido la firma una niña de 8 años. Se trata de un dibujo con su abuelo con una frase llena de cariño que se cuela hasta el corazón: “Mi abuelo siempre decía que el mejor regalo era la salud y yo sonreía pensando que el mejor regalo era el abuelo”.

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Imagen cedida por Juanjo López
 

“Que la muerte nos apague cuando aún estemos encendidos”

Juanjo recupera esta frase de Santiago Kovadloff para resumir todo lo que buscan en Campolongo. “Que nadie tenga que ir a una residencia a morir, sino que sean lugares de una nueva fase de vida y esperanza”, resume.

Aquella llamada a principios de diciembre ha conducido a la creación de un canal de conexión entre los mayores y el mundo entero. La mente del director ya mira al futuro y piensa cómo dar una vuelta de tuerca a esta iniciativa para seguir manteniendo la magia sin saturar a la gente.

“Yo estoy empeñado en cambiar la imagen que se tiene de las residencias”, comenta. Incluso prefiere evitar la palabra “residentes” para referirse a quienes viven en Campolongo y opta por “chicos y chicas”, con ánimo de buscar ese compañerismo. Residente le recuerda a un hotel, dice, y le parece que ellos son más parecidos a una familia que a un servicio. “Los hoteles molan para un día o dos, pero a nadie le gusta vivir allí por la sensación de despersonalización”, continúa.

Para él, es importante crear una idea compartida que las retrate como un lugar al que querer ir para volver a ese ambiente de comunidad, convivencia y de piso compartido o colegio mayor. “Hay que hacer de las residencias un lugar apetecible”, sentencia.

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Paula Buedo

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