El vino forma parte de la cultura mediterránea y, claro está, de la española. Esta bebida milenaria es sinónimo de alegría y para comprobarlo no hay más que acudir a la Batalla del Vino que se celebra en Haro con motivo de las fiestas de San Pedro el 29 de junio.
Como el propio nombre indica, en la Batalla del Vino el objetivo es empapar de estos caldos a los contrincantes, de tal modo que todo el mundo termina con el característico color entre granate y morado que dejan las manchas de vino tinto.
Como bien es sabido, Haro es una de las localidades que alberga más bodegas de la Denominación de Origen de La Rioja, así que no es de extrañar que el vino haya adquirido tanta importancia en su cultura y sus festejos.
Aunque desde 2011 sea considerada una Fiesta de Interés Turístico Nacional, sus orígenes se encuentran en la algarabía y el jolgorio que la ingesta de vino provocaba en los participantes de la romería que los vecinos de Haro realizaban y realizan hasta la ermita de San Felices situada en los cercanos Riscos de Bilibio.
De acuerdo con la tradición, la gente de Haro debe subir hasta ella cada 29 de junio para colocar el pendón que evita que pase a ser propiedad de Miranda de Ebro (Burgos). Así que después de esta “liturgia”, los harenses o jarreros, comían y bebían, claro está, vino. La alegría se desbordaba y un buen día a alguien le dio por mojar a un amigo. Esto comenzó a ser repetido cada año por un mayor número de jarreros y poco a poco se fue instaurando como una tradición. La Batalla del Vino había comenzado.
Para participar en esta curiosa contienda hay una serie de normas que el Ayuntamiento de Haro explica en su web de un modo divertido: