Sociedad

De la firma personal tradicional a la digital y electrónica

Manuela Martín

Jueves 1 de diciembre de 2022

6 minutos

Banco Santander explica las diferencias entre los distintos modelos y los niveles de seguridad

De la firma personal tradicional a la digital y electrónica Foto: bigstock
Manuela Martín

Jueves 1 de diciembre de 2022

6 minutos

La firma personal es la seña de identidad que nos representa a la hora de dar el consentimiento para cualquier acto de nuestras vidas. Una boda, una hipoteca, un aval, un testamento, una cuenta corriente… Es imprescindible para cualquier trámite, ya que es la forma de identificación que da fe de todos nuestros actos. Hasta hace poco siempre ha sido presencial y manuscrita, lo que garantizaba la autenticidad del compromiso, pero la irrupción de la digitalización, un proceso acelerado con la pandemia de la Covid-19, ha cambiado nuestros hábitos y muchos procedimientos se han digitalizado, entre ellos, la firma. Aunque en un contexto virtual, podríamos confundir la firma electrónica con la digital, la definición de estos conceptos varía en función de la legislación de un país o región concreta.

Como explica Banco Santander, entendemos por firma electrónica aquellos datos electrónicos que, asociados con un documento del mismo carácter, pueden usarse como un medio de identificación personal. Existen varios tipos diferenciados y con distintos niveles de seguridad. En primer lugar, está la firma electrónica simple, que contempla los datos electrónicos empleados por la persona firmante. Es la que tiene un menor nivel de seguridad. Un ejemplo sería el uso de usuario y una contraseña o el PIN de una tarjeta de crédito.

La firma electrónica avanzada permite, además de conocer a la persona firmante, saber si se han efectuado cambios posteriormente. Con ella se pueden hacer trámites con la administración o contratar productos bancarios, como una hipoteca. Y, por último, la firma electrónica cualificada, una firma electrónica avanzada que ha sido generada por un dispositivo capacitado para la creación de firmas electrónicas. 

La firma se produce vía electrónica, y de esta forma, queda constancia de la fecha y el momento en el que se ha llevado a cabo. Y posee naturaleza jurídica. Además, entre sus ventajas, desde el Santander destacan la autenticidad, la seguridad, la reducción del uso de papel o la mayor agilidad para ciertos procesos administrativos.

¿Cómo puedo solicitar la firma electrónica?

El mecanismo para solicitar, crear, descargar u obtener una firma electrónica por parte de un usuario depende de diversos factores, así como del lugar de residencia de la persona, pues cada país estipula un uso determinado de la misma en función de la normativa jurídica. Por ejemplo, en el caso de España, para pedir la firma electrónica y poder firmar con el Documento Nacional de Identidad electrónico, es imprescindible disponer de un hardware y software específicos para ello. Existen diversos documentos de identidad que permiten realizar trámites burocráticos y administrativos online: con el DNIe podemos firmar documentos oficiales mediante un ordenador, y con el DNI 3.0 podemos firmar mediante NFC, como si se tratara de una tarjeta de crédito contactless. En otros países, como Argentina, Chile o México, la firma electrónica también está supeditada a normativas jurídicas en las que se estipula cuál es su utilidad y su equivalencia a la hora de ponerla en práctica.

La entidad que preside Ana Botín explica que la diferencia entre la firma electrónica y la digital reside en el nivel de seguridad. La firma digital es un valor generado tecnológicamente mediante cifrado criptográfico, compuesto a su vez de algoritmos matemáticos, que certifica la autenticidad de un documento aceptado por el firmante, sin que este pueda ser modificado a posteriori. Es la técnica implementada en el caso de las firmas electrónicas avanzadas y cualificadas. Así pues, todas las firmas digitales son electrónicas, pero no al revés.

Para obtener una firma digital, suele ser necesario una clave pública o un certificado, como podría ser un DNI electrónico, por ejemplo. Además, es necesario consultar a las autoridades públicas de cada país. Una vez la hemos conseguido, digitalizaremos nuestra firma con la ayuda de los programas informáticos óptimos para cada caso.

La firma digital es la que más se acerca a la tradicional firma presencial en cualquier documento. Este tipo de rúbrica ofrece una excelente manera de firmar documentos como pueden ser un contrato para abrir una cuenta bancaria o un trámite en la Administración Pública. Cuenta con beneficios como la seguridad, gracias al sistema de cifrado; la autenticidad, certificando su validez e impidiendo futuras alteraciones; la agilidad en los procesos, como los burocráticos; la accesibilidad, evitando desplazamientos; o la sostenibilidad, al no recurrir a soportes físicos como el papel para realizar ciertos procedimientos.

De la firma personal tradicional a la digital y electrónica Foto: Santander

Reducir la brecha digital

Los más veteranos están menos familiarizados con estas nuevas formas de uso digitales. Pero cada vez es más importante estar al corriente de estas tecnologías.

Por este motivo, entidades como Banco Santander han puesto en marcha diferentes iniciativas para que los denominados senior no se queden atrapados en la brecha tecnológica. De hecho, el porcentaje más bajo de uso de internet corresponde al grupo de edad comprendido entre 65 y 74 años, según revela la Encuesta sobre población que usa internet de manera frecuente correspondiente a 2020 del Instituto Nacional de Estadística (INE). Así, solo un 64% de los hombres y un 64,4% de las mujeres de esta franja de edad utilizan internet de manera frecuente, frente al 99,9% de la franja entre 16 y 24 años.

Entre las iniciativas más recientes, Santander ha puesto en marcha el programa Educación Financiera para Mayores a través de un acuerdo de colaboración con el Ayuntamiento y la Universidad de Valencia. Se trata de una iniciativa en la que participan formadores voluntarios del banco para enseñar conocimientos básicos en finanzas digitales, identidad digital y ciberseguridad a personas mayores en distintos centros de la tercera edad de la región.

Otra propuesta es el proyecto DEFINE de la Universidad de Alicante y el Programa Erasmus+ de la Unión Europea, en el que Banco Santander colaboró el año pasado. Con el nombre Educación financiera digitalizada para personas mayores: soluciones de juegos de escenarios interactivos para aumentar la alfabetización financiera en línea de las personas mayores, varios voluntarios impartieron formación a mayores de 60 años para mejorar sus habilidades en el manejo de servicios de gestión financiera online.

El grupo financiero también incide en la importancia de la seguridad en las operaciones online. La entidad da una serie de consejos para evitar que sus clientes y/o empleados sean víctimas de estafas digitales como phishing, vishing, smishing y pharming. El Santander advierte que, en el ámbito bancario, las técnicas más utilizadas son tres: la llamada directa, la doble llamada o la combinación de ambas técnicas. Y recuerda que las entidades nunca piden información bancaria a través de mensajes de texto ni llamadas inesperadas.

Sobre el autor:

Manuela Martín

Manuela Martín es redactora especializada en temas de salud y ocio.

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