Sociedad

¿Hay riesgo de una ola silenciosa de Covid entre vacunados este otoño? Los expertos responden

Pablo Recio

Domingo 17 de octubre de 2021

ACTUALIZADO : Domingo 17 de octubre de 2021 a las 12:38 H

10 minutos

España ha logrado bajar su incidencia acumulada pero podría sufrir repuntes en los próximos meses

¿Hay riesgo de una ola silenciosa de Covid entre vacunados este otoño? Los expertos responden
Pablo Recio

Domingo 17 de octubre de 2021

10 minutos

España se adentra en el otoño con una incidencia de casos de Covid muy baja gracias a la vacunación de casi el 80% de la población. Una inmunización masiva, que ha funcionado a modo de confinamiento, reduciendo el número de susceptibles de infectarse. 

Sin embargo, que ahora haya bajado la incidencia no significa que en el futuro no pueda volver a subir, sobre todo, teniendo en cuenta que ninguna de las vacunas tiene un 100% de eficacia contra infecciones y que la protección frente a contagios decrece con el tiempo.   

¿Hay riesgo de un aumento de casos?

Por esta razón, el horizonte pandémico es actualmente incierto. Por un lado, hay datos que indican que la situación epidemiológica seguirá estable: la mayoría de población española está vacunada, a los que recibieron primero la pauta completa se les va a inyectar un refuerzo en otoño –mayores de 70 años–, un porcentaje no despreciable de personas se han contagiado y cuentan con inmunidad natural y la mascarilla se sigue usando masivamente en el transporte público, hospitales, centros comerciales, teatros o cines, lo que reduce las posibilidades de infectarse en muchos de lugares que cuentan con una ventilación deficiente. 

Pero también hay ciertas variables que podrían desestabilizarlo todo. Y es que ciertos estudios apuntan a que se podría avecinar una ola de virus respiratorios causada por una pérdida de inmunidad colectiva tras un año de distanciamiento social, y algunos ciudadanos vacunados podrían confundir el Covid con un catarro y no hacerse test, lo que podría provocar una ola silenciosa de casos, difícilmente rastreable –aunque está por ver si en el futuro se considera importante, con tanta población vacunada, continuar con el control de casos–. 

Eso sí, es probable que se pueda detectar precozmente un fenómeno así mediante indicadores como el porcentaje de positividad de las pruebas PCR realizadas y que la vacunación masiva también atenúe esta transmisión –no todo el mundo se ha inyectado la pauta completa a la vez y un gran número de personas siguen teniendo una protección alta contra contagios–.  

Por otra parte, también existe la posibilidad de un inicio de ola en población no vacunada, el 20%, en España. Pero la probabilidad de macrobrotes es limitada, salvo en el caso de los niños de 0 a 12 años –ninguno se ha vacunado–, si bien, por ahora, y con las restricciones vigentes, la vuelta al colegio no ha supuesto que la transmisión aumente de forma preocupante en los centros educativos.  

Y por último, si hay una hipótesis que mantiene en alerta a los expertos es la posibilidad de que aparezca una nueva variante que eluda parcialmente la eficacia de las vacunas.

Algo, que no tiene por qué ocurrir únicamente, como se tiende a pensar, en continentes poco vacunados como África, sino que podría pasar en estados más desarrollados económicamente y que producen vacunas, como Rusia, que afronta una de las olas epidémicas más duras desde 2020 o el propio Reino Unido, donde se convive con normalidad con el virus aunque haya incidencias altas –en el caso británico, como también sucede, por ejemplo, en Alemania, el número de nuevos vacunados crece muy poco y se ha estancado en menos del 70% de la población con doble pauta–. 

Singapur, el país con una ola de asintomáticos

Además, tener un gran porcentaje de población vacunada –más de 80%– no significa que automáticamente no vaya a aumentar la incidencia acumulada. Y prueba de ello es que existen páises que han inyectado dosis a más del 75% de su población y que están sufriendo un incrementos de casos, por distintas razones. 

El ejemplo más extremo es Singapur. Pese a tener a casi el 80% de la población vacunada con dos dosis de Pfizer y Moderna, han vivido recientemente un aumento exponencial de transmisión de coronavirus que comenzó en septiembre y que parece que se está estabilizando.

Una ola, que podría deberse, entre otras posibles causas: a la pérdida de eficacia con el paso de los meses de las vacunas de ARNm, a los pocos contagios que hubo previamente en el país, al desconfinamiento de un Estado con una altísima densidad de población y a la irrupción por primera vez de la variante Delta.

Pero si hay algo interesante en este caso, es que han tenido una onda epidémica completamente diferente a las vistas con anterioridad: el 98,5% de los casos han sido asintomáticos o leves y más del 70% de los fallecidos son no vacunados, aunque actualmente este colectivo sea una minoría. Eso sí, el aumento de infecciones, al ser exponencial, puso a prueba la capacidad hospitalaria del país, aunque el número de personas que requerían ingresos fuese menor en proporción.  

Y aunque el caso de Singapur no tenga por qué ser representativo de lo que vaya a ocurrir en España, sí que hay ejemplos de otros estados altamente vacunados, como Dinamarca –donde ya se convive con el virus sin casi ninguna protección–, Irlanda o Chile –donde se han inyectado mayoritariamente dosis chinas de virus inactivado, algo menos eficaces– en los que también están experimentando leves incrementos de contagios, tras una bajada de casos, aunque todavía no se sabe si derivarán en una ola. E incluso en el vecino Portugal, con un 86% de población vacunada, no se ha logrado abatir a cero la incidencia, aunque sí que la mantienen baja. 

A pesar de todo, esto no significa que España esté abocada obligatoriamente a tener macro-olas consecutivas ni que lo que ocurra en otros países sea premonitorio de lo que vaya a venir.

Probablemente, el uso de terceras dosis y la vacunación de los niños –previsiblemente, a finales de año– puedan tener un impacto importante en la transmisión del virus y ayude a doblegar futuros incrementos, al reducir aún más el número de susceptibles de contagiarse. A lo que habría que sumar que, poco a poco, el mundo está cada vez más vacunado: casi el 50% de la población mundial han recibido al menos una dosis y que la vacuna es fácilmente reformulable contra otras variantes que surjan.   

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Un otoño difícil de predecir

Ahora bien, desde el punto de vista de la Salud Pública, todavía no se puede cantar victoria ni hablar ya de un comportamiento predecible de este virus, ya que el otoño se plantea como una temporada complicada para España y decisiva para ver si se puede convivir con normalidad con el virus de forma endémica o si los incrementos son inasumibles para el sistema de salud. 

"No tenemos certezas sobre si aumentará, cuándo o cuánto. Enfrentamos una situación nueva respecto a las anteriores, con una variante pero mucha población vacunada, y es difícil hacer previsiones. Además, la vuelta a los eventos más o menos masivos, especialmente en espacios interiores, pueden permitir la aparición de grandes brotes capaces de generar repuntes –de transmisión, antes que de hospitalizaciones– importantes. Por ello, importa mantener la vigilancia e ir adaptando las medidas –de forma más o menos local– a lo que vayan mostrando los datos de transmisión y hospitalización", explica el epidemiólogo de la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunitat Valenciana (@GVAfisabio), Salvador Peiró.  

Aunque matiza: "La adopción de medidas de restricción a la población basadas en la incidencia acumulada en 14 días ha perdido sentido desde hace meses; desde que las vacunas consiguieron cambiar la relación entre casos y hospitalizaciones. La vigilancia de la incidencia sigue teniendo valor para el control de brotes y porque anticipa otros indicadores, pero actualmente las restricciones a la población general deberían basarse sobre todo en los datos de capacidad del sistema sanitario para atender a los pacientes Covid". 

Tampoco se aventura a anticipar qué podría ocurrir este otoño la inmunólga del CSIC, Matilde Cañelles (@CanellesMatilde). "No sabemos aún si aumentará de nuevo ni cuándo, yo más bien pienso que será en forma de aparición de brotes esporádicos y no ya de olas como habíamos visto antes. Eso sí, una cosa que me preocupa es que España se está volviendo a quedar rezagada en porcentaje de vacunados, como si hubiéramos alcanzado un plato. Espero que no signifique que toda esa gente que queda no se quiere vacunar", señala. 

"No deja de ser sorprendente. El virus nos sigue sorprendiendo día a día. A posteriori, podemos postular una serie de razones, entre las cuales están: la cobertura vacunal tan amplia en adultos, mucho mayor ahora que al comienzo de la quinta ola; el efecto de las medidas restrictivas de este verano tras la eclosión de la quinta ola, o el buen tiempo, que ha facilitado las reuniones en exteriores. Pero en la medida en que quedan todavía cinco millones de adultos por vacunar –sobre todo menores de 40 años– y todos los niños menores de 12 años, el 11% de toda la población residente en España, estos grupos pueden dar lugar a una sexta ola si se producen contagios rápidos que den lugar a una transmisión comunitaria. La incidencia también puede aumentar si aparece una nueva variante más contagiosa que la variante delta o si aparece una variante resistente a las vacunas. No podemos ser ajenos a lo que sucede fuera de nuestras fronteras. Mientras haya mucha gente en el mundo sin vacunar, susceptibles a la infección por Covid-19, el riesgo de la aparición es bastante alto", opina el epidemiólogo y portavoz de la asociación de Salud Pública de Madrid (@amasap), Fernando García. 

Asimismo, García reconoce que "es posible que con la gripe y con los catarros algunos casos leves de Covid-19 puedan pasar desapercibidos. No debería ser así. El sistema sanitario debe ser capaz de diagnosticar con rapidez y exactitud a todos los casos sospechosos, es decir, todos deberían someterse a pruebas diagnósticas de infección activa para descartar casos. De lo contrario, no se podrán aplicar las medidas de salud pública necesarias –aislamiento de los casos, rastreo de contactos estrechos, cuarentena de estos, declaración a las autoridades–. Para ello, es muy importante el refuerzo de tanto la atención primaria como de la salud pública y de los servicios sociosanitarios, que no están suficientemente dotadas para abordar con éxito estas tareas". 

"Respecto al efecto de los catarros, creo que es posible que algunos síntomas expresados por personas con Covid pudieran confundirse, particularmente en niños, y puedan pasar desapercibidos. Por eso sería conveniente que siguiera analizándose a una muestra significativa de esa población para detectar esa posible ola silenciosa. Eso sí, esa situación creo que no sería a priori muy peligrosa, pero podría contribuir a constituir un reservorio del virus que pudiera exacerbarse en el futuro, cuando el efecto de la barrera vacunal se reduzca", afirma el director del Centro de Encefalopatías y Enfermedades Transmisibles Emergentes, Juan José Badiola.

Finalmente, el inmunólgo y catedrático de la Universidad de Valladolid Alfredo Corell (@alfredocorell) entiende que si la transmisión no aumenta este mes de octubre significará que la situación está bajo control. “Está claro que septiembre ha sido un mes en el que ha habido un exceso de contactos sociales, en comparación con los previos”, asegura. 

Por ello, sostiene, "si en octubre no se produce un aumento de casos, probablemente estaremos en un nuevo escenario en el que, con la cantidad de gente vacunada, se ha conseguido reducir la transmisión”. Se entraría entonces, en una etapa endémica, prosigue: “Puede que haya repuntes pero que sean muy localizados en el tiempo, como pueden ser en las épocas invernales”. 

Igualmente, Corell no ve un peligro que se confunda el Covid con la gripe u otros virus, puesto que este año podría también haber una ola suave de infecciones respiratorias si se siguen usando las mascarillas, como tiene previsto el Ministerio de Sanidad.

Con todo, se desconoce si la población la seguirá llevando de una manera tan estricta como hasta ahora a medida que pasen los meses, sea menor la percepción de riesgo y se elimine la obligatoriedad de su uso en otros países europeos. 

“Dependerá de si se mantiene”, apunta. “La Covid y otros virus van a tener menos posibilidades”, afirma. “Si se hace una liberación, como en Reino Unido, habrá a lo largo y ancho del país un montón de enfermedades respiratorias”, concluye. 

Sobre el autor:

Pablo Recio

Pablo Recio

Pablo Recio es periodista especializado en salud y dependencia, es graduado en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid y comenzó su carrera profesional en el diario El Mundo cubriendo información cultural y económica. 

En 65Ymás, ha contado el drama vivido en las residencias durante la pandemia y ha sacado diferentes exclusivas de impacto como 81 menús de residencias de mayores, a examen: "Baja calidad nutricional y abuso de procesados"que fue citado en una comisión de investigación en la Asamblea de Madrid. 

Además, fue cofundador de la radio online Irradiando y cuenta con un máster en Gobernanza y Derechos Humanos por la Universidad Autónoma de Madrid y otro en Periodismo por el CEU San Pablo/Unidad Editorial. 

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