Carlos Losada
Internacional
Yelena Yerjova, la superabuela que recorrió el mundo hasta los 91 años
Cuando cumplió 83 decidió invertir el dinero que cobraba de su pensión en visitar otros países
No cabe duda de que en el mundo hay muchas personas especiales, que de repente destacan por romper barreras y Vivir (en mayúsculas) de verdad aquello que siempre han deseado. Una de ellas se llamaba Yelena y se apellidaba Yerjova y era de nacionalidad rusa.
Yelena estuvo viajando hasta que falleció a los 91 años, y llevaba haciéndolo desde los 83, concretamente allá donde su ahorros se lo permitían, porque siempre lo había soñado y se dio cuenta de que mientras la salud lo permitiera nunca sería tarde para perseguir sus anhelos.
Y cogió la mochila...
Así pues, un buen día, decidió hacer su primer viaje. Cogió la mochila y se marchó a recorrer el mundo. Los gastos los pagaría con los ahorros que había conseguido de su jubilación, pero no lo haría por todo lo alto, es decir, no se la encontraba en grandes hoteles y con enormes equipajes. Todo lo contrario, Yelena recorría los países como una auténtica aventurera. De hecho, si la ocasión lo requería, no dudaba en subir montañas, recorrer caminos en camello, navegar o hasta encaramarse en una moto.
Y lo más importante, conocía a las personas de los países que visitaba, se relacionaba con ellos, caminando muchas veces con su bastón, disfrutando de cada momento que se estaba regalando a sí misma cuando ya había llegado a la novena década de su vida.
Una aventura tras otra
Lo que para muchas personas puede parecer casi descabellado (“dónde irá esta señora con 90 años”, pueden pensar), no lo era para esta mujer nacida en el año 1927 que vivió la Segunda Guerra Mundial, la dictadura soviética de la U.R.S.S. y los nuevos tiempos surgidos tras la caída del muro. De hecho, durante mucho tiempo sobrevivió arando los campos con bueyes.
Si eso no fue suficiente aventura en su vida, también tuvo una hija y dos nietos. Y precisamente su nieta fue en parte la “culpable” de que ahora estemos escribiendo estas líneas.
Babushka se hace popular
Cuando Yelena, conocida como Babushka (que en castellano viene a ser algo así como abuela o abuelita), decidió emprender sus viajes desde la ciudad rusa de Krasnoyarsk, no imaginaba que terminaría apareciendo en los medios de comunicación de todo el mundo. Esa popularidad llegó en 2016, cuando una usuaria de Facebook se encontró con Yelena y publicó dicho encuentro, en el que hablaba de una mujer anciana que viajaba sola sin pedir nada a nadie y gastando únicamente el dinero que ahorraba de la pensión.
El poder de las redes sociales se hizo entonces patente, ya que la historia se hizo viral poco a poco y Yelena comenzó a ser conocida como la superabuela rusa que recorría el mundo sola con su mochila. Ante tal interés, le llegó el turno a su nieta, que se convirtió en su particular community manager, es decir, creó sus perfiles de redes sociales y pasó a encargarse de su gestión con el objetivo de que sus viajes, su historia y su increíble vitalidad los conociera todo el mundo. Y vaya si lo consiguió. Solo en Instagram, Babushka acumuló 185.000 seguidores… y eso que los contenidos estaban escritos en caracteres cirílicos y en ruso.
Uno o dos viajes al año
Yelena tuvo la intención de seguir viajando mientras pudiera. Habitualmente hacía uno o dos viajes anualmente, dependiendo del coste, pues para sufragarlos seguía contando con lo que ahorraba de su pensión. Durante esos 8 años llegó a visitar 15 países, a los que acudió con su eterna sonrisa y su mochila: desde Alemania o Polonia, hasta Vietnam o Tailandia.
También visitó nuestro país, aunque en este caso todo se debió a una invitación de una clínica odontológica, que al conocer la historia de Yelena y viendo una oportunidad de publicitarse, invitó a la superabuela rusa a que viajara a Tenerife. Allí le harían una dentadura postiza nueva. Y como no podía ser de otro modo, Babushka no se lo pensó dos veces y viajó a Canarias.
Las publicaciones se detienen a finales de 2018
A finales de 2018, las publicaciones de Yelena se frenaron. La razón era que Yelena se encontraba en mal estado de salud. Finalmente, falleció en enero de 2019, según se publicó en algunas redes sociales e informó en su día Tuareg Viajes. Yelena descansa en el cementerio de Tiro en su ciudad, Krasnoyarsk, aquella donde pasó gran parte de su vida y la que en los últimos años abandonaba habitualmente para recorrer todos los lugares que siempre había deseado visitar, demostrando que mientras la salud lo permita (y a veces incluso cuando hay algún impedimento), las personas son capaces de todo. Y es que Yelena es un ejemplo perfecto de envejecimiento activo después de toda una vida trabajando y dedicándose a quienes la rodeaban.