Las personas mayores que han tenido una fractura pueden tener un mayor riesgo de obtener peores resultados si tienen combinaciones específicas de problemas de salud subyacentes. Así lo determina un nuevo estudio del Instituto Garvan de Investigación Médica, en el que participaron más de 300.000 daneses de 50 años o más que habían tenido una fractura.
Los investigadores descubrieron que aquellas personas que habían sufrido fracturas en zonas más cercanas al centro del cuerpo, como la cadera, la columna o la parte superior del brazo o la pierna, presentaban una tasa de mortalidad más alta de lo esperado para la población de la misma edad. Si a esto se le sumaba condiciones de salud múltiples o complejas, ese riesgo aumentaba aún más. Según los autores del estudio, conocer esta información podría ayudar a los médicos a diferenciar a los pacientes que puedan necesitar atención médica más intensiva.
La profesora Jacqueline Center, directora del laboratorio de estudios clínicos y epidemiología y autora principal del estudio, publicado en la revista JAMA Network Open, explicaba que este es "un estudio importante que realmente podría cambiar la forma en que brindamos tratamiento médico a las personas mayores".
"Potencialmente puede ser una nueva forma de pensar sobre cómo vemos a las personas con fracturas, considerando el sitio de la fractura a la luz de sus condiciones de salud subyacentes específicas", añadía en una nota del Instituto Garvan de Investigación Médica.
Factores que condicionan los resultados de los pacientes
Los investigadores determinaron que enfermedades como osteoporosis, enfermedades cardíacas o diabetes, podrían indicar un alto riesgo de peores resultados en los pacientes con fracturas, más allá del riesgo de la lesión o la afección que se esté tratando.
Así, una fractura de cadera, vértebras o brazo, presentaban un mayor riesgo de mortalidad que aquellas personas que sufrían fracturas en zonas más lejanas del cuerpo, como manos y antebrazos. Y la presencia de grupos específicos de condiciones de salud aumentó el riesgo de mortalidad después de estas fracturas, más que las fracturas o las condiciones de salud por sí solas.
Los investigadores ponen de ejemplo una fractura de cadera en una persona con cáncer, que presentó una tasa de mortalidad mayor (41%) que otra persona de edad similar sana.
"Esta investigación destaca que existe una interacción entre la fractura y el grupo de condiciones de salud del paciente (su salud subyacente) y que esta podría ser una buena manera de identificar a las personas en riesgo", según el Dr. Thach Tran de Garvan, primer autor del estudio. "Podemos identificar a las personas a las que probablemente les vaya mal. Es importante destacar que los hallazgos de esta investigación pueden aplicarse a muchos entornos de enfermedades en los que ocurren eventos centinela con trastornos de salud preexistentes”.
Según la profesora Center, la interacción entre el hueso y el sistema inmunológico podría ser la razón por la que existe esta conexión entre las condiciones de salud subyacentes, el tipo de fractura y los resultados en el paciente. "El hueso no es inerte. Cuando se rompe un hueso, aumenta el recambio óseo y los factores inflamatorios asociados, y sospecho que en las enfermedades subyacentes, este proceso no está bien controlado y una fractura puede generar problemas de salud subyacentes", explica.
Sobre el autor:
María Bonillo
María Bonillo es licenciada en Comunicación Audiovisual y Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid. Escribe principalmente sobre temas de sociedad. También tiene experiencia en comunicación corporativa de empresas como OmnicomPRGroup y Pentación Espectáculos.