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Comienza el cónclave más incierto para elegir nuevo Papa: guía para seguirlo

Raúl Arias

Foto: Vatican Media

Miércoles 7 de mayo de 2025

ACTUALIZADO : Miércoles 7 de mayo de 2025 a las 15:22 H

19 minutos

Tras cada votación, saldrá humo por la chimenea: negro si no hay acuerdo y blanco en caso contrario

Comienza el cónclave más incierto para elegir nuevo Papa: guía para seguirlo
Raúl Arias

Foto: Vatican Media

Miércoles 7 de mayo de 2025

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Edadismo en el Vaticano: 80 años, el límite de edad para poder elegir al nuevo Papa

¿Desde cuándo se celebra el cónclave para elegir a un nuevo Papa en la Capilla Sixtina?

Omella cree que la edad no será un factor "decisivo" en la elección del próximo Papa

 

El Vaticano acoge desde este miércoles 7 de mayo el cónclave del que saldrá un nuevo Papa. Un total de 133 cardenales electores –todos ellos menores de 80 años– se encerrarán en la Capilla Sixtina para decidir el rumbo de la Iglesia católica en un cónclave sin un favorito claro y que los expertos coinciden en asegurar que está "más abierto que nunca".

El nuevo Papa necesitará una mayoría cualificada de dos tercios, es decir, un total de 89 votos, ya que el número de cardenales electores se sitúa en 133. Tanto si se elige al Papa como si no, los auditores deben proceder a comprobar tanto las papeletas como las anotaciones realizadas por los escrutadores, para asegurarse de que han llevado a cabo su tarea con exactitud y fidelidad.

Inmediatamente después de la auditoría, antes de que los cardenales electores abandonen la Capilla Sixtina, todas las papeletas son quemadas por los escrutadores, con la ayuda del secretario del Colegio y del maestro de ceremonias, llamado entretanto por el último cardenal diácono. Por el contrario, si debe celebrarse inmediatamente una segunda votación, las papeletas de la primera sólo se queman al final, junto con las de la segunda votación.

Las votaciones tendrán lugar todos los días: dos por la mañana y dos por la tarde, a excepción de este primer día, donde solo se celebrará una votación por la tarde. En el caso de que los cardenales electores tengan dificultades para ponerse de acuerdo sobre la persona elegida, después de tres días sin resultado, las votaciones se suspenderán durante un máximo de un día, para una pausa de oración, libre discusión entre los electores y una breve exhortación espiritual, pronunciada por el cardenal decano de la orden de los diáconos.

 

Comienza el cónclave más incierto para elegir nuevo Papa: guía para seguirlo

 

A continuación, se reanudará la votación. Si después de siete votaciones, la elección no ha tenido lugar, se celebrará otra pausa para la oración, la conversación y la exhortación, impartida por el cardenal mayor de la orden de los presbíteros; y se realizará otra serie de siete votaciones. En caso de que no se produzca la elección, habrá una nueva pausa, a cargo del cardenal mayor de la orden de los obispos y se reanuda la votación, con un máximo de siete papeletas.

Si de nuevo no hay elección, se volverá a reservar un día para la oración, la reflexión y el diálogo, y en la siguiente votación se deberá elegir entre los dos nombres que hayan recibido más votos en la votación anterior. En el caso de que se llegue a esta votación, también se necesita una mayoría cualificada de al menos dos tercios de los cardenales presentes y votantes, aunque en estas votaciones no pueden votar los dos cardenales sobre los que se requiere una votación.

La votación, paso a paso

Los 133 cardenales electores llamados a elegir al 267º Romano Pontífice tendrán en sus manos una tarjeta de forma rectangular que lleva escrito en la mitad superior "Eligo in Summum Pontificem" y el lugar para escribir el nombre del elegido en la mitad inferior. La tarjeta está hecha de manera que se pueda doblar en dos, como describe la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis.

Una vez preparadas y distribuidas las papeletas (al menos dos o tres a cada cardenal elector) por el maestro de ceremonias, el último cardenal diácono sortea, entre todos los cardenales electores, tres escrutadores, tres encargados de recoger los votos de los enfermos (infirmarii) y tres auditores. Si en este sorteo se extraen los nombres de cardenales electores que, por enfermedad u otra razón, no pueden desempeñar estas funciones, se extraen en su lugar los nombres de otros cardenales.

Esta es la fase previa a la votación y, antes de que los electores comiencen a escribir, el Secretario del Colegio Cardenalicio, el Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias y los Maestros de Ceremonias deben abandonar la Capilla Sixtina. Después, el último Cardenal Diácono cierra la puerta, abriéndola y cerrándola tantas veces como sea necesario.

Cada cardenal elector, por orden de precedencia, tras haber escrito y doblado su papeleta, sosteniéndola en alto para que sea visible, la llevará al altar, donde se encuentran los escrutadores y sobre el cual está colocado un receptáculo cubierto con un plato para recoger las papeletas.

 

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A continuación, en voz alta, cada cardenal pronunciará las siguientes palabras: "Pongo por testigo a Cristo Señor, que me juzgará, de que mi voto es dado a aquel que, según Dios, creo que debe ser elegido". Después, depositará la papeleta en el plato y la introducirá en el receptáculo, para inclinarse ante el altar y volver a su asiento.

Los cardenales electores presentes en la Capilla Sixtina que no puedan ir al altar por estar enfermos, tendrán la ayuda del último de los escrutadores que se acercará a ellos por lo que, pronunciado el juramento, entregarán la papeleta doblada al escrutador que la llevará visiblemente al altar y, sin pronunciar el juramento, la colocará en el plato y la introducirá en el receptáculo.

En caso de que haya cardenales electores enfermos en sus habitaciones, los tres infirmarii (asistentes de enfermería) llevarán el número apropiado de papeletas en una pequeña bandeja y una caja entregada por los escrutadores y abierta públicamente por ellos, para que los otros electores puedan ver que está vacía, y luego cerrada con una llave colocada en el altar. Esta caja tiene un agujero en la parte superior por el que se puede introducir una papeleta doblada.

A continuación, los enfermeros llevarán la urna a la Capilla Sixtina, que es abierta por los escrutadores después de que los cardenales presentes hayan depositado su papeleta. Los escrutadores contarán las papeletas de la urna y, tras cerciorarse de que su número coincide con el de los infirmarii, las colocarán una a una en el plato y las introducirán todas juntas en el receptáculo.

Fumata blanca o negra

Una vez que todos los electores cardinales depositen sus papeletas en la urna, el primer escrutador sacudirá la urna varias veces para barajar las papeletas e, inmediatamente después, el último escrutador procederá al recuento de las papeletas, sacándolas visiblemente una a una de la urna y depositándolas en otro recipiente vacío.

 

 

Si el número de papeletas no corresponde al número de votantes, deberán quemarse todas y se procederá inmediatamente a una segunda votación. Por el contrario, si coincide con el número de votantes, se procederá al recuento.

Los tres escrutadores se sentarán en una mesa frente al altar: el primero tomará una papeleta, la abrirá, anotará el nombre del elector y se la pasará al segundo, quien, una vez comprobado el nombre del elector, se la pasará al tercero, que la leerá en voz alta (para que todos los electores presentes puedan marcar su voto en una hoja especial) y anotará el nombre leído.

Si durante el recuento, los escrutadores encuentran dos papeletas dobladas de forma que parezcan haber sido rellenadas por un mismo votante, si llevan el mismo nombre se contabilizarán como un solo voto, pero si llevan dos nombres diferentes, ninguno de los dos votos será válido, pero en ninguno de los casos se anulará el voto.

 

Fumata negra

 

Una vez terminado el recuento de las papeletas, los escrutadores sumarán los votos obtenidos por los distintos nombres y los anotarán en una hoja aparte. El último de los escrutadores, al leer las papeletas, las pinchará con una aguja en el punto donde se encuentra la palabra 'Eligo' y las introducirá en un hilo, para que se conserven con mayor seguridad.

Una vez terminada la lectura de los nombres, los extremos del hilo se atan con un nudo y las papeletas se depositan en un receptáculo o a un lado de la cantina. En ese momento, se cuentan los votos y, tras comprobarlos, se queman en una estufa de hierro fundido usada por primera vez durante el cónclave de 1939. Una segunda estufa, de 2005, conectada, se utiliza para los productos químicos que deben dar el color negro, en caso de no elección, y el color blanco, en caso de elección.

En la historia reciente de la Iglesia solo ha habido un caso en que la fumata blanca se haya producido durante el primer día del cónclave. El cardenal italiano Eugenio Pacelli, Pío XII, obtuvo el 9 de octubre de 1958 la mayoría necesaria para su elección en la tercera ronda de votaciones del mismo día en que se inicio la reunión.

En el último cónclave para elegir al sucesor de Benedicto XVI, cuando salió elegido el Papa Francisco, solo se realizó una votación durante la primer jornada que acabó en una fumata negra, en torno a las 20:00 horas. En cualquier caso, en los últimos dos cónclaves –de 2005 y 2013– la elección tuvo lugar al día siguiente del inicio, en 24 horas. En 1978, con la elección de Juan Pablo II, fueron necesarios ocho escrutinios, es decir, fue elegido al final del tercer día.

Cuando sea elegido el nuevo Papa, los cardenales tendrán que prestar juramento y guardar secreto sobre todos los detalles que rodean la elección del nuevo pontífice y de rechazar cualquier influencia exterior. Por ello, los sistemas de transmisión de señales de telecomunicaciones de telefonía móvil se desactivarán a partir de este miércoles y hasta que concluya el Cónclave para garantizar que este transcurre bajo el más estricto secreto, según ha anunciado la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano.

Redes móviles desactivadas

Cuando sea elegido el nuevo Papa, los cardenales tendrán que prestar juramento y guardar secreto sobre todos los detalles que rodean la elección del nuevo pontífice y de rechazar cualquier influencia exterior. Por ello, los sistemas de transmisión de señales de telecomunicaciones de telefonía móvil se desactivarán a partir de este miércoles y hasta que concluya el Cónclave para garantizar que este transcurre bajo el más estricto secreto, según ha anunciado la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano.

"En referencia a las exigencias normativas y de seguridad inherentes a las actividades relacionadas con la elección del Sumo Pontífice, informa que, a partir de las 15.00 horas del 7 de mayo se desactivarán todos los sistemas de transmisión de señales de telecomunicaciones de telefonía móvil presentes en el territorio del Estado de la Ciudad del Vaticano, excluida la zona de Castel Gandolfo", indica el comunicado.

La señal, según añade, se restablecerá tras el anuncio de la elección del nuevo Pontífice, pronunciado desde la Logia central de la Basílica Papal de San Pedro en el Vaticano, tan rápidamente como lo permita la tecnología de los operadores móviles.

 

Vaticano

Cardenales electores, favoritos y españoles

Un total de 133 cardenales entrarán al cónclave. Aunque en principio son 135 cardenales los electores, hay dos purpurados que se ausentarán por motivos de salud: el cardenal español Antonio Cañizares y el cardenal keniano John Njue. Mientras, el cardenal bosnio Vinko Puljic, que está enfermo, votará sin entrar en la Capilla Sixtina y emitirá su voto desde la Casa Santa Marta.

Por continentes, 53 cardenales son europeos, 37 americanos (16 norteamericanos, 4 centroamericanos y 17 sudamericanos), 23 asiáticos, 18 africanos y 4 de Oceanía.

Además, por primera vez, 12 estados, de un lado al otro del planeta, cuentan con cardenales electores autóctonos: de Haití, el cardenal Chibly Langlois; de Cabo Verde, Arlindo Furtado Gomes; de la República Centroafricana, Dieudonné Nzapalainga; de Papúa Nueva Guinea, John Ribat; de Malasia, Sebastian Francis; de Suecia, Anders Arborelius; de Luxemburgo, Jean-Claude Hollerich; de Timor Oriental, Virgilio do Carmo da Silva; de Singapur, William Seng Chye Goh; de Paraguay, Adalberto Martínez Flores; de Sudán del Sur, Stephen Ameyu Martin Mulla y de Serbia, Ladislav Nemet, según informa el portal oficial del Vaticano 'Vatican News'.

El cardenal elector más joven es el australiano de adopción Mikola Bychok, de 45 años, originario de Ucrania, obispo de la eparquía de los Santos Pedro y Pablo de Melbourne de los ucranianos, y el más mayor es el español Carlos Osoro Sierra, de 79 años, nacido en Castañeda (Cantabria), que antes de convertirse en sacerdote, estudió magisterio, pedagogía y matemáticas.

 

Comienza el cónclave más incierto para elegir nuevo Papa: guía para seguirlo

 

Los más numerosos son los nacidos en 1947. En concreto, hay 13 entre los que emitirán su voto con 78 años cumplidos o por cumplir. Solo el cardenal siciliano Baldassare Reina, vicario general de Roma, es de 1970 y cumplirá 55 años el 26 de noviembre. Mientras el cardenal canadiense Leo Frank, de 1971, y el lituano Rolandas Makrickas --al que el Papa Francisco nombró en su testamento--, de 1972, no tienen coetáneos.

Veteranos del cónclave son los cinco cardenales creados por san Juan Pablo II: el francés Philippe Barbarin, el croata Josip Bozanic, el húngaro Péter Erdo, el bosnio Vinko Puljic y el ghanés Peter Turkson. Si bien, Vinko Puljic finalmente no entrará en el cónclave por motivos de salud.

En cambio, hay 22 electores que recibieron el birrete cardenalicio de manos de Benedicto XVI y 108 que lo llevan por haberlos elegido Francisco.

Entre los electores hay 33 cardenales de 18 familias religiosas: cinco salesianos (Charles Maung Bo, Virgilio Do Carmo da Silva, Ángel Fernández Artime, Cristóbal López Romero y Daniel Sturla Berhouet); cuatro consagrados de la Orden de los Frailes Menores (Luis Cabrera Herrera, Pierbattista Pizzaballa, Jaime Spengler y Leonardo Steiner), cuatro jesuitas (Stephen Chow Sau-yan, Micheal Czerny, Jean-Claude Höllerich y Ángel Rossi) y tres franciscanos conventuales (François-Xavier Bustillo, Mauro Gambetti y Dominique Mathieu).

En la Capilla Sixtina votarán también dos dominicos (Timothy Peter Joseph Radcliffe y Jean-Paul Vesco); dos lazaristas (Vicente Bokalic Iglic y Berhaneyesus Demerew Souraphiel); dos redentoristas (Mykola Bychok y Joseph Tobin) y dos verbitas (Tarcisio Kikuchu y Ladislav Nemet).

A ellos se suman el agustino Robert Prevost, el capuchino Fridolin Ambongo Besungu, el carmelita descalzo Anders Arborelius, el cisterciense Orani João Tempesta; Gérald Lacroix, del Instituto Secular Pío X, el misionero de la Consolata Giorgio Marengo, el misionero del Sagrado Corazón de Jesús John Ribat, el escalabriniano Fabio Baggio y el espiritano Dieudonné Nzapalainga.

 

Cardenales españoles en el Cónclave

 

Un total de seis cardenales españoles, cuatro de ellos miembros de la Conferencia Episcopal Española (CEE), entrarán en el cónclave. En concreto, tres de ellos pertenecen a la Conferencia Episcopal Española: el arzobispo de Madrid, José Cobo; el arzobispo emérito de Madrid, Carlos Osoro; y el arzobispo de Barcelona, Juan José Omella.

A ellos se suma Ángel Fernández Artime, que fue rector mayor de los Salesianos y, actualmente, es el proprefecto del dicasterio para el Instituto de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica.

Completan la lista de electores nacidos en España: el arzobispo de Rabat, Cristóbal López, y el obispo de Córcega, Francisco Javier Bustillo. Todos ellos tienen menos de 80 años, que es requisito para ser elector en un cónclave.

Son varios los 'papables' que suenan como favoritos aunque no hay candidato claro, quizás debido a la premisa que se suele escuchar en estas citas de que 'Quien entra Papa, sale cardenal'. Uno de los purpurados que suena como posible sucesor es el italiano Pietro Parolin (70 años), mano derecha del Papa Francisco como secretario de Estado y figura clave en la política internacional del Vaticano en los últimos años. También se habla mucho del filipino Luis Antonio Tagle, los italianos Pierbattista Pizzaballa Matteo Zuppi, el húngaro Péter Erdő, el francés Jean-Marc Aveline, el estadounidense Robert Francis Prevost, el portugués José Tolentino de Mendonça o el congoleño Fridolin Ambongo.

 

Cónclave: Los 20 cardenales con más opciones de convertirse en el nuevo Papa

El "falso dilema" entre conservadores y progresistas

Profesores de la Universidad de Navarra han destacado el "falso dilema de hablar de cardenales conservadores y progresistas en el cónclave. Así lo han puesto de manifiesto tres profesores de la Universidad de Navarra en un encuentro informativo online en el que también han advertido de la necesidad de contrastar fuentes y no especular a la hora de informar sobre este evento.

"Creo que se le puede aplicar muy bien a esta tarea lo que se aplica cuando hacemos historia, que es saber criticar las fuentes (...) Que si te están diciendo que el próximo Papa puede ser de Pamplona, y te lo dice uno de Pamplona, esto tiene una carga que puede ser de algún modo sentimental, por ejemplo, y no solo racional", ha señalado Pablo Pérez, que forma parte del equipo de la Facultad de Filosofía y Letras.

Al margen de ello, el experto ha señalado que el mundo está ante un cónclave "más abierto que nunca" en materia de origen geográfico y cultural del posible futuro Papa. Con respecto a las quinielas de 'papables', ha reconocido que "todo el mundo tienda a entender que puede salir lo que uno conoce más" ya que "sencillamente, no puede pensar que puede salir lo que desconoce".

"Y el hecho es que la mayor parte de nosotros desconocemos a la mayor parte de los cardenales. Con lo cual, los pronósticos están siempre, en mi opinión, lastrados por un grado de ignorancia demasiado elevado", ha resaltado.

Además, ha destacado que el mundo está "ante un falso dilema" cuando se habla de conservadores y progresistas. "La dificultad está en cómo aplicar (el Concilio Vaticano II), que está pidiendo cosas que son una novedad dentro de la Iglesia en un mundo que está continuamente en cambio y que también supone una novedad permanente", ha explicado.

Por otro lado, el catedrático de teología sistemática Pablo Blanco, ha pedido rezar ya que opina que la oración permitirá "atinar o acertar un poquito mejor", sintonizando "con esos planes misteriosos" y ese "candidato del Espíritu Santo" que nadie conoce. Asimismo, ha criticado que a veces se demanda "demasiada información".

 

Cónclave

 

"Nos dejamos llevar una curiosidad, una ansiedad, queremos saberlo todo, cuando la ignorancia a veces es más fuente de conocimiento que el exceso de información", ha advertido.

A su vez, ha explicado que todas las apuestas sobre quién será el próximo Papa "caen por su propio peso por un factor humano" ya que los cardenales cuentan con una "perspectiva" peculiar y por la acción del Espíritu Santo. Aún así, ha recalcado que hay que "superar el cliché puramente político, el esquema de decir conservadores y progresistas".

Si bien ha admitido que cada cardenal tiene "sus ideas y su sensibilidad", ha incidido en que "son conscientes de que "están haciendo algo que no depende puramente de ellos, que no es algo puramente humano". "Están realizando un acto de conciencia y están buscando el bien de la Iglesia", ha añadido.

Asimismo, la vicerrectora de Comunicación de la universidad, Mónica Herrero, ha llamado a contrastar fuentes y ha pedido discernir entre los momentos en los que "hay noticia" y en los que no. "Hay que ver cómo esa función del periodismo, por ejemplo, a lo mejor tiene que consistir en conocer mejor qué significan las congregaciones generales que están teniendo lugar ahora", ha explicado.

En este sentido, ha insistido en que la especulación "no es una aportación de valor" aunque "te dé el titular". Por lo demás, ha incidido en que no hay que olvidar que los cardenales electores provienen de 71 países, de los cuales "un porcentaje muy alto son países muy pobres" donde importan "muy poco" los debates que se producen en las sociedades de Estados Unidos (EEUU) y Europa.

Sobre el autor:

Raúl Arias

Raúl Arias

Raúl Arias es periodista especializado en Política, Economía y Sociedad. Licenciado en la Universidad Complutense de Madrid, ha trabajado en diferentes medios de tirada nacional, siempre pegado a la actualidad.

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