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Linfocitos T, las células que nos salvarán de ómicron, por mucho que baje la eficacia de las vacunas

Pablo Recio

Sábado 4 de diciembre de 2021

ACTUALIZADO : Sábado 4 de diciembre de 2021 a las 9:14 H

10 minutos

El virólogo Estanistlao Nistal explica cómo funcionan

Linfocitos T, las células que nos salvarán de ómicron, por mucho que baje la eficacia de las vacunas
Pablo Recio

Sábado 4 de diciembre de 2021

10 minutos

La variante ómicron podría poner en jaque casi todo lo conseguido durante este año de vacunación masiva contra el Covid. Si se confirma que elude en parte la protección contra contagios de las dosis de Pfizer, Moderna, AstraZeneca o Janssen,​ la nueva coyuntura obligaría a reformular las inyecciones y a vacunar a casi el 100% de la población para contener de nuevo las infecciones, y aun así, habría riesgo de transmisión comunitaria descontrolada.

Por ello, y en base a cómo ha obrado la administración con anterioridad, si el Estado quisiese mantener un cierto control de los casos y no quiere volver a poner a prueba la resistencia del sistema sanitario, es de prever que puedan volver ciertas limitaciones –diferentes según la comunidad– o que se implementen controles más estrictos de los casos –cuarentenas, test...–, al menos, hasta la llegada de la primavera y de una vacuna que prevenga más de la infección. Aunque este escenario es el más pesimista, puesto que da por hecho que ómicron elude parcial o totalmente a los anticuerpos, que se transmite más que delta y que la inmunidad en España y el uso más o menos generalizado de mascarillas no es suficiente para frenar su impacto. 

Eso sí, con todo, hay un factor que marca la diferencia con el invierno de 2020 y que probablemente influya en las decisiones que se tomen a nivel sanitario. Y es que, pase lo que pase con la nueva variante o con la sexta ola, se prevé que las vacunas sigan siendo altamente eficaces para prevenir la mayoría de decesos –aunque quizá algo menos que con delta–.

Sobre esta cuestión, 65Ymás ha conversado con el virólogo de la Universidad CEU San Pablo, Estanislao Nistal, que lanza un mensaje de tranquilidad a la población: el surgimiento de variantes no significa, forzosamente, una vuelta a marzo de 2020. 

Pregunta - ¿En qué punto de la pandemia estamos?  

Respuesta - Ya ha habido más de dos años de circulación del virus y hay un porcentaje muy alto de la población que se ha enfrentado a él. Además, existe un gran número de personas vacunadas en el mundo, más del 50% con al menos una dosis, y subiendo. 

En este contexto, pese a que el virus siga circulando, se va a encontrar con personas distintas, con cierta inmunidad. Y pueden pasar varias cosas. Por un lado, que los mayores con un sistema más debilitado puedan requerir refuerzos puntuales, no se sabe si anuales o cada más tiempo. Y por otra parte, que el resto de población, cuando se enfrente al virus, desarrolle unas defensas más potentes y sean asintomáticos o leves. 

También es esperable, de cara al futuro, lo que está pasando con la variante ómicron. En la medida que siga habiendo un virus circulante, éste hará pequeños cambios que lo harán más hábil a la hora de saltarse las restricciones de nuestro cuerpo. Pero, a pesar de eso, si generamos una inmunidad muy potente y nos contagiamos, tendremos infecciones más leves y lo convertiremos en endémico. 

P.- ¿Y la inmunidad generada con las vacunas actuales puede hacer frente a las infecciones de nuevas variantes?

R.- Lo que sucede es que cuando ya hay una inmunidad previa frente al coronavirus, tenemos varios tipos de defensas. Unas, son los tan mentados anticuerpos, producidos por las células B. Tienen distintas funciones. Los de tipo neutralizante bloquean, para que la proteína del virus no se pueda unir a nuestras células. Estos, si los tuviésemos en mucha cantidad, evitarían infecciones.

Pero hay más anticuerpos que también participan en el proceso, por ejemplo, existen otros que marcan, uniéndose a trozos de proteínas que se están produciendo en las células infectadas y sirven de señales, para que el sistema inmune identifique y destruya. 

Y además de todo eso, están los linfocitos T, Cd4 y Cd8. Funcionan de forma distinta a los anticuerpos, con un mecanismo que reacciona frente a trozos de proteínas muy diversos, que existen cuando hay infección, no sólo contra la proteína S del virus –que es la que permite entrar al SARS-CoV-2 en nuestras células–. Y, en concreto, los linfocitos T Cd8 actúan destruyendo las células infectadas y los Cd4 estarían en la retaguardia, induciendo la creación de más Cd8. 

P.- ¿Esas defensas son suficientes contra ómicron?

R.- Son la clave. Entiendo la preocupación, pero es poco probable que se vea afectada la inmunidad de los linfocitos T para que dejen de funcionar y no protejan. Es lo que pasa en las residencias, muchas personas se contagian, no logran bloquear al virus, pero el sistema inmune logra matar las células infectadas y, de esa forma, el coronavirus no se replica más. Por eso son asintomáticos, es decir, no frenan la entrada, pero lo paran en el segundo nivel. 

Eso sí, cuando el virus entra en una residencia, por ejemplo, muchas personas se infectan y otras no, y eso se debe a los anticuerpos neutralizantes. Lo que puede ocurrir con esta variante ómicron es que esas defensas primeras funcionen un poco peor y que las personas se puedan infectar. Pero no es el fin del mundo. Simplemente nuestro sistema ataca a un nivel posterior, y no de entrada.

Estanislao Nistal

 

P.- Pero infectarse, aunque sea levemente, sí que hace que el virus se siga expandiendo y llegue a otras personas. 

R.- Sí. Aunque depende de la cantidad de virus que puedas estar produciendo, de qué nivel tengas de linfocitos T reactivos, etc. En principio, si una persona se infecta con esta nueva variante va a estar unos días en el que potencialmente es contagiosa. 

P.- ¿Cómo deberían afrontar la emergencia de esta variante las personas más mayores?

R.- Para empezar. Los mayores, en caso de que les recomienden una tercera dosis, mi consejo es que se la pongan. Por unos estudios que han salido, se ve que este grupo no sólo tiene comprometidos los anticuerpos, sino también los linfocitos T y estos se refuerzan con una inyección más.

Independientemente de eso, con ómicron no pueden hacer mucho más, a parte de tener cuidado.

Ahora bien, es posible que en los próximos meses, si esta variante se impone, reciban un refuerzo ajustado a la mutación de ese momento, con el fin de que no se infecten gracias a los anticuerpos neutralizantes. 

P.- ¿Debemos renunciar a la idea de convivir con el virus sin grandes olas o todavía es posible conseguirlo?

R.- Es posible que el virus se vuelva endémico, pero también es cierto que estamos en un momento de la pandemia en el que hay muchas personas que todavía no tienen inmunidad en el mundo.

Yo esperaría a que esté generalizada, con vacuna o de forma natural, para ver qué pasa. No existe una dosis contra ninguno de los coronavirus humanos que nos afectan, por lo que no hemos visto qué podría pasar. Por ello, no sé hasta qué punto existe la posibilidad de que el haber generado algo de inmunidad pueda frenar brotes futuros, a pesar de no tener una protección que nos haga impermeables. 

P.- ¿Qué cree que puede pasar estas navidades en España?

R.- Lo que puede ocurrir es un reflejo de lo que ha sucedido al principio del verano o en Semana Santa. Tenemos ejemplos claros de que, cuando hay un cambio de lo que es la convivencia habitual, hay riesgo de que se incremente la transmisión.

El problema es saber si realmente quiero enfrentar a la persona con la que voy a convivir a la posibilidad de estar yo infectado –por descuido o porque hay que seguir viviendo–. Y me refiero a personas mayores, no a todo el mundo.

Por ello, si estamos en una cena de navidad, año nuevo o nochevieja, las medidas como la ventilación, estar un poco separados y una herramienta como los test rápidos reducirán las posibilidades de contagiar. 

Pero, a parte de eso, a nivel epidemiológico, ahora mismo la curva está creciendo mientras que, en algunos países europeos, se está aplanando, por lo que podríamos bajar por Navidad y justo después, subir. Ojalá que el porcentaje de vacunación reduzca los casos graves y haya que lamentar pocas o casi ninguna muerte. 

P.- Después de la ola de otoño de niños y adultos de mediana edad, ¿hay riesgo de una ola entre vacunados jóvenes que socializan más sin medidas de protección, como en verano? 

R.- Sigue habiendo un porcentaje un poco mayor de no vacunados entre los de 20 a 29 y de 30 a 39 años. Y por un lado, el riesgo puede venir de ellos o por los niños pequeños. Pero tampoco hay que descartar que algunas personas, porque no tengan anticuerpos neutralizantes suficientes, puedan ser transmisoras del virus a cantidades más bajas o durante menos tiempo. Hay que tenerlo en cuenta. Por eso los test de diagnóstico. 

P.- ¿Cree que el virus se atenuará algún día? 

R.- Sí, pero decir que se atenúa es relativo. Por ejemplo, imaginemos que dentro de un año nos encontramos con la variante 'Z', y en vez de 50 cambios, tiene 200, y se salta las restricciones de cualquier anticuerpo neutralizante, pero no mata a casi nadie. Pues, a pesar de eso, habría que pensar qué pasaría si lo cogiésemos y lo trasladásemos al comienzo de la pandemia, cuando no había inmunidad.

Por eso, los virus, más que atenuarse, se van adaptando a nosotros: si quieren replicarse, necesitan evadir la protección ganando funciones, pero, por otro lado, dejan de ser tan patógenos por la inmunidad previa. Es una co-evolución. Adquirimos, socialmente, una protección que fuerza al virus a cambiar. 

botellón covid omicron

 

P.- Y, en ese escenario, no tiene mucho sentido poner la vacuna de refuerzo en base a la mutación del momento, ¿no?

R.- Es posible que las mutaciones sigan acumulándose y haya tantas cada año que sea necesaria la administración de nuevas formulaciones. Pero este virus no es como la gripe. No tiene la misma capacidad que el VIH o la Hepatitis C de cambiar. Por eso mismo no está tan claro que haga falta inyectar dosis cada año.

Con esas vacunas adaptadas elevaríamos el nivel de anticuerpos, para que no se enfermen las personas, pero la mayoría tendrían ya inmunidad contra el virus. Entonces, quizá se usaría para reforzar la protección que, en algunas personas, no es tan fuerte, y habría que darles un refuerzo para despertar de nuevo al sistema. Aunque quizá no haga falta. Tiempo al tiempo. Nos lo impondrán los datos. 

P.- ¿Cuándo se considerará que la transmisión del virus está controlada?

R.- Hay varias maneras de considerar eso, y depende de si son infecciones estacionales o no. Por ejemplo, con el virus respiratorio sincitial se infectan muchas personas mayores además de niños, y no sale en las noticias, se considera un mal endémico, pero para la tercera edad no lo es. Pasa como con la gripe, hasta hace unos años, se consideraba que se debían vacunar sólo las personas que les afecta más y al resto, no, porque "no me va a pasar nada".

La pandemia nos ha venido bien para eso, para que veamos que es un problema, y que se pueden aplicar medidas muy simples como llevar mascarilla con los más mayores, hacer campañas de vacunación de la gripe mejores o desarrollar una vacuna contra el virus respiratorio sincitial u otros. Tenemos que reflexionar. Podemos admitir que existe una infección pero no que, por ser mayores, se deban infectar los de más riesgo. Hay que protegerles. 

P.- Pero, para eso, hacen falta más fondos. 

R.- Sin duda. Y el Covid no es ni mucho menos la enfermedad que ha matado a más personas el año pasado en el mundo. Tenemos decesos por SIDA, tuberculosis, virus diarreicos, dengue, bacterias respiratorias que, incluso habiendo vacunas, afectan a niños, porque no les llegan, etc. 

El problema con el coronavirus es porque nos ha llegado a nuestras sociedades. Pero en el mundo hay enfermedades que, invirtiendo más dinero, se podrían abordar. 

Es un problema social. Hay que poner fondos para enfermedades que afectan a gente más débil, no sólo en virus que paran la economía. 

Sobre el autor:

Pablo Recio

Pablo Recio

Pablo Recio es periodista especializado en salud y dependencia, es graduado en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid y comenzó su carrera profesional en el diario El Mundo cubriendo información cultural y económica. 

En 65Ymás, ha contado el drama vivido en las residencias durante la pandemia y ha sacado diferentes exclusivas de impacto como 81 menús de residencias de mayores, a examen: "Baja calidad nutricional y abuso de procesados"que fue citado en una comisión de investigación en la Asamblea de Madrid. 

Además, fue cofundador de la radio online Irradiando y cuenta con un máster en Gobernanza y Derechos Humanos por la Universidad Autónoma de Madrid y otro en Periodismo por el CEU San Pablo/Unidad Editorial. 

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