Alimentación

El error que siempre hemos de evitar a la hora de comer un yogur

65ymás

Martes 3 de septiembre de 2019

ACTUALIZADO : Miércoles 19 de mayo de 2021 a las 12:29 H

4 minutos

10 razones por las que tomar un yogur al día mejora tu salud

¿Es bueno comerse el líquido del yogur? Foto: bigstock
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Martes 3 de septiembre de 2019

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Todos sabemos que tanto yogures y quesos frescos presentan, al destapar el envase, un capa de líquido sobre el producto. Y también todos sabemos que la mayoría de consumidores desprecian esa capa y vierten el líquido antes de comer el yogur. Pero lo que quizás no todo el mundo sabe es que es gesto supone cometer un grave error.

Ese líquido que a veces apartamos del yogur es suero de leche o lactosuero, un producto muy similar a la proteína pura en polvo que se comercializa en forma de suplementos nutricionales. Lo ideal sería consumirlo junto al yogur o queso fresco porque no sólo carece casi absolutamente de sabor sino que además tiene un gran interés nutricional puesto que es rico en proteínas blobulares hidrosolubles, lactosa, grasas y minerales.

En esencia se trata de una proteína líquida muy completa producida tras el cuajado y filtrado de la leche que nos aporta los nueve aminoácidos esenciales que influyen positivamente sobre nuestra salud y hacen del yogur un alimento básico de nuestra dieta diaria con saludables beneficios gracias a su único y principal ingrediente, la leche. Hablamos del yogur en su versión natural, no de los de sabores o frutas. 

10 razones por las que tomar un yogur al día mejora tu salud

Como explican desde la Clínica Universidad de Navarra (@ClinicaNavarra), es esencial que en la dieta diaria no falte nuestra dosis de lácteos, ya que nos ofrecen minerales, proteínas, azúcares saludables o el valioso calcio para nuestros huesos. Además, apenas tiene calorías.

Por tanto, las razones sobran para incluir los yogures naturales como parte de nuestra ración diaria de lácteos, ya sea en el desayuno, como postre tras una comida, a media tarde o como parte de una cena ligera y sana. Tal es su importancia, que se recomienda a las personas mayores que tomen de 2 a 4 raciones de lácteos cada día y de 3 a 4 a las mujeres que se encuentran en la menopausia.

Los beneficios del yogur natural

Uno de los principales aspectos saludables de este alimento es su concentración de calcio. Algo fundamental para mantener en un estado óptimo nuestra salud ósea, así como para el mantenimiento de nuestros dientes. Además, el yogur es una fuente importante de proteínas, que son esenciales para el desarrollo de nuestros músculos.

Por otro lado, se ha podido determinar una relación invertida entre la cantidad de productos lácteos consumidos y el riesgo de sufrir enfermedades cardíacas isquémicas -en las que un trombo arterial interrumpe el riego- así como infartos de miocardio.

Otra enfermedad que retrocedería especialmente con la alimentación con yogur y leche desnatada es la diabetes de tipo 2, que afecta a más de 450 millones de personas en todo el mundo alcanzando proporciones epidémicas y, en España, a uno de cada diez.

Yogures

Por si fuera poco, el yogur puede ayudarnos a evitar las diarreas asociadas a la ingesta de antibióticos, así como a regular y normalizar las deposiciones en caso de estreñimiento funcional.

Aún hay más. El consumo de yogures naturales ayuda a aumentar las bacterias beneficiosas presentes en el intestino para ayudar a eliminar sustancias tóxicas y carcinógenas, así como a la producción natural de células del sistema inmunitario. De hecho, un moderado consumo de este grupo nutricional se ha relacionado con una reducción de las probabilidades de desarrollar cáncer colorrectal y de vejiga.

El consumo de yogures y fermentados lácteos baja año tras año. Así, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, los españoles ingerimos de media 14,66 kilos de yogures y leches fermentadas por persona, o lo que es lo mismo 660 millones de kilos en total. No es suficiente y esa cantidad debería ser mayor, si no queremos seguir la línea descendente de los últimos cinco años, en los que el consumo ha bajado un 9%.

 

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