La razón por la que nunca deberías comprar el melón cortado

En cualquier sección de frutas y verduras de un supermercado encontramos la selección de frutas precortadas con melón, manzanas, cítricos; zanahorias y apio ya picados y mezclados; verduras en bolsas y lechuga rallada; y muchos otros artículos precortados y cortados en cubitos. Realmente resulta muy práctico y nos ahorra tiempo, pero ¿es recomendable consumir la fruta cortada?

Las frutas y verduras, si no se han tratado de la forma correcta, pueden provocar intoxicaciones alimentarias. Al comprar un melón o una sandía cortados, no es posible estar completamente seguros de si se ha manipulado de la forma adecuada para evitar que cualquier microorganismo llegue a la parte comestible. De forma que si compramos la fruta ya cortada, no es posible estar seguros de que todo el proceso se ha realizado de la forma adecuada. Es decir, que se ha lavado, cortado, envasado y metido inmediatamente al frigorífico para evitar que los microorganismos proliferen en la parte comestible.

El problema: las bacterias

Las frutas son muy sanas y seguras, pero no están exentas de riesgos: hay bacterias patógenas, como Salmonella, Listeria y Escherichia coli, que pueden contaminarlas y multiplicarse en ellas, tal y como indica el portal de la Comunidad de Madrid. Por ello, cuando las compramos, es imprescindible mantener frías las frutas y verduras precortadas y escoger las que estén refrigeradas o mantenidas en hielo, explican los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).

Lavar productos enteros que tienen una cáscara protectora puede parecer un paso molesto, pero hay una buena razón para ello: eliminar cualquier bacteria que pueda permanecer en la superficie, ya que pueden servir como vehículo de muchos gérmenes patógenos, parásitos y productos químicos y causar enfermedades.

Los melones, en particular, son un ejemplo extremo porque su pulpa es el mejor medio de crecimiento para la Salmonela. La razón por la que son tan peligrosos es por el lugar donde se cultivan, en el suelo, lo que significa que podrían estar contaminadas con varios patógenos, y transferirse a la carne con un cuchillo.

Cualquier persona puede tener una intoxicación alimentaria, pero las que pertenecen a ciertos grupos tienen más probabilidades de enfermarse y de que su enfermedad sea más grave, como es el caso de los adultos mayores de 65 años.

Además, cortar frutas o verduras las expone al oxígeno y la luz, y algunas veces al calor, todo lo cual afecta la retención de vitaminas en los alimentos, disminuyendo sus nutrientes.