España es un país de propietarios. Tradicionalmente, así lo ha sido frente a otros países de nuestro entorno, con una mayor cultura del alquiler y emancipaciones del hogar familiar más tempranas.
Y esa preferencia por la casa propia es una de las principales fortalezas económicas de los sénior en España. Ocho de cada diez mayores de 55 años poseen vivienda en propiedad, mayoritariamente libre de cargas (un 75% no paga ya hipoteca, ni otro tipo de préstamos) y casi la mitad (un 49%) ahorra a final de mes.
Ahora bien, en relación a la vivienda, se observan, aunque tímidos, algunos cambios. La casa en propiedad comienza a verse como una riqueza de la que obtener beneficio para mejorar la calidad de vida. Aunque, en general, los sénior no tienen intención de cambiar de residencia en el futuro, la mitad estaría dispuesto a hacerlo con tal de no vivir solos y, desde 2020, el apego la vivienda propia ha caído con fuerza.
Son algunas de las conclusiones del IV Barómetro del Consumidor Sénior, elaborado por el Centro de Investigación Ageingnomics (@FM_Ageingnomics) de Fundación MAPFRE (@fmapfre) en colaboración con Google, que radiografía los hábitos de consumo de los mayores de 55 años, su capacidad de ahorro, prioridades de gasto, tipo de vivienda en la que residen, hábitos tecnológicos o si desean alargar su vida laboral, entre otros muchos indicadores.
Para los sénior españoles, aún es muy importante dejar su vivienda en propiedad para sus hijos y familiares como herencia. Un 40% de ellos lo anteponen a mantener o mejorar su calidad de vida durante el periodo de envejecimiento. Sin embargo, quienes creen que podrían aprovechar el valor de la vivienda más allá de su uso y residencia, crece poco a poco. Un 34% asegura que le gustaría sacar mayor beneficio económico de su vivienda en propiedad. Incluso un 26% estaría dispuesto a vender o hipotecar su casa, siempre y cuando el acuerdo le permitiese mantener el uso de la vivienda de forma vitalicia.
El desarrollo de diferentes soluciones para monetizar la vivienda, como la hipoteca inversa, el anticipo de alquileres o la vivienda inversa; y su difusión entre la opinión pública, a través de publicaciones sencillas y didácticas, como ‘Vivienda y pensión. Guía para monetizar la vivienda y mejorar tu pensión’ están contribuyendo decisivamente a ver la casa propia como un activo del que se puede sacar mucho partido y puede ayudar a su propietario a complementar la pensión, y mantener el estilo de vida.
"Casi 5 de cada 10 españoles sénior (45%) tiene previsto residir en su vivienda actual para siempre, porcentaje que crece a medida que avanza la edad, pasando del 24% entre los séniores de 55 a 60 años, hasta el 68% entre los de 71 y más años", asegura Juan Fernández Palacios (@JuanFernndezPa3), director del Centro de Investigación Ageingnomics, y uno de los autores del Barómetro.
Ahora bien, evitar la soledad es un factor decisivo para que ese deseo de permanecer en la vivienda de siempre, cambie. “Casi la mitad de los séniores (47,6%) estarían dispuestos a cambiar de casa con tal de no vivir solos y así poder estar cerca de los suyos", tal y como se recoge en el Barómetro.
En los últimos años se observa una caída importante en el apego que sienten los sénior por seguir residiendo en su vivienda actual. En apenas cuatro años ha caído 37 puntos porcentuales. En concreto, y "desde 2020, ese apego por seguir viviendo en la residencia actual ha pasado del 82% a solo el 45% de 2023" puntualiza Iñaki Ortega, (@InakiOrtega) codirector del informe y Consejero Asesor del Centro de Investigación Ageingnomics.
Ahora bien, las nuevas alternativas residenciales, como el coliving, aún no han calado entre la sociedad. “El 48% de los sénior españoles no parece dispuesto a a residir en formatos alternativos al de su hogar actual": ni residencias de mayores, ni pisos tutélados, ni coliving, ni segregación de la vivienda. “La tendencia es más acusada entre los séniores con un menor nivel de estudios, así como entre los desempleados", según afirman los autores del IV Barómetro del Consumidor Sénior.
