
¿Es mejor comprar la fruta entera o por mitades? La OCU responde
Hay una opción que es más segura y económica

Ir al supermercado y encontrar la fruta que queremos comprar cortada o entera puede generar un dilema a los consumidores. Algunos se dejarán llevar por el precio o la cantidad a la hora de elegir, pero hay otros aspectos que hay que tener en cuenta, tal y como ha explicado la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).
Un informe de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), replicado por la OCU, las frutas ya abiertas y expuestas son más vulnerables a la contaminación microbiológica. Microorganismos como Salmonella, E. coli o Listeria pueden proliferar si la fruta ha estado durante demasiado tiempo sin refrigeración o ha sido manipulada sin las debidas condiciones higiénicas.
El riesgo se agrava especialmente en frutas muy maduras o de alta acidez —como la papaya y la piña—, que se deterioran más rápido y son más sensibles a las temperaturas altas.
Lo mejor: comprar la fruta entera
La OCU subraya que la opción más segura y económica sigue siendo comprar fruta entera y sin manipular por los siguientes motivos:
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Menor riesgo de contaminación: al cortar la fruta, su parte comestible —hasta entonces protegida por la piel o cáscara— queda expuesta al aire, utensilios, superficies y otros agentes externos, lo que facilita la proliferación de microorganismos si no se extrema la higiene.
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Vida útil más corta: la fruta en mitades se conserva peor. Su duración recomendada no supera los 3 días, y en casos como la piña, incluso menos.
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Precio más alto: además del riesgo, comprar fruta ya cortada puede resultar notablemente más caro. Según la OCU, puede costar entre un 35 % y un 40 % más que comprar la pieza entera.
Cómo hay que conservar la fruta en verano
AESAN establece que estas frutas pueden permanecer hasta tres horas a temperatura ambiente sin riesgo significativo, siempre que:
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La temperatura no supere los 25 ºC.
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La fruta esté en un entorno fresco, ventilado y sin exposición directa al sol.
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Se refrigere posteriormente a menos de 5 ºC.
En verano, con temperaturas que fácilmente superan los 30 ºC, este límite se supera rápidamente, elevando el riesgo.