No es sencillo definir qué son las náuseas, pero todos reconocemos perfectamente sus síntomas cuando aparecen. Estómago “revuelto”, sensación de amargor en la boca (jugos gástricos que suben), mareo, sudor frío, arcadas… las náuseas suelen ser el paso previo al inicio de vómitos, pero en algunos casos, pueden superarse poniendo en práctica medidas que ayuden, al menos, a aliviarlas.
Son casi incontables las enfermedades o dolencias pasajeras que pueden desencadenar un episodio de este tipo. En este sentido, es importante distinguir entre un malestar general momentáneo, que puede desencadenar algo tan simple como un olor desagradable o un viaje en coche o en barco, y las náuseas que se repiten con excesiva frecuencia y que requieren una consulta médica. Los especialistas señalan que unas náuseas que no cesan en 48 horas, se presentan acompañadas de vómitos y van unidas a fiebre o dolor abdominal requieren atención médica inmediata.
En personas mayores ese malestar es con frecuencia una de las consecuencias de sufrir mareos o vértigos. Si se trata de un caso aislado, no tiene mayor importancia, pero si se repiten… ya sabes. Causa probable también puede ser la ingesta de un medicamento que no te esté sentando bien o de alguna comida de difícil digestión (o alimento en mal estado). Las situaciones de estrés o de ansiedad intensa también pueden provocarlo, al igual que alguna carencia a nivel nutricional (fatiga por no ingerir alimentos durante un periodo de tiempo prolongado). Además, algunos tratamientos oncológicos pueden presentar náuseas como efecto secundario.
Si te encuentras “fatal” con las desagradables nauseas, algunas medidas que puede ayudar a mitigarlas son: