Salud

No son lo mismo: ¿en qué se diferencian el estrés y la ansiedad?

Verónica Mollejo

Foto: Bigstockphoto

Lunes 27 de mayo de 2019

3 minutos

Aunque puedan parecer lo mismo, ambas dolencias poseen diferencias muy significativas

Estrés y ansiedad
Verónica Mollejo

Foto: Bigstockphoto

Lunes 27 de mayo de 2019

3 minutos

Normalmente, aquellas personas que desconocen su auténtica naturaleza emplean ambos términos para referirse al mismo problema, ese estado de cansancio mental o nerviosismo que provocan determinados estímulos y que puede desembocar en trastornos físicos y mentales. Sin embargo, el estrés y la ansiedad no son lo mismo y su presencia en la sociedad actual, cada vez más latente, nos obliga a poner sobre la mesa sus principales diferencias.

Dos conceptos distintos

En primer lugar, resulta fundamental conocer por separado ambos términos. El estrés se entiende como una activación fisiológica a una situación que el individuo en cuestión es incapaz de afrontar, provocando así una sensación de estrés que puede dar lugar a alteraciones psicológicas y biológicas si se extiende demasiado en el tiempo. Así, este problema puede provocar síntomas cognitivos, conductuales y emocionales como, por ejemplo, un estado de ánimo bajo, la pérdida de autoestima, el bloqueo mental, la dificultad para tomar decisiones, los malos hábitos alimenticios o tics como morderse las uñas o arrancarse pelo.

Por su parte, la ansiedad es una respuesta de nuestro cuerpo, considerada un mecanismo de defensa o alarma, ante una determinada circunstancia, como el miedo o el desconocimiento ante un suceso futuro. Asimismo, la ansiedad puede dividirse en dos tipos: razonable y patológica, que provoca los llamados trastornos de ansiedad. Entre los síntomas relacionados destacan la inseguridad, el miedo a perder el control, la hipervigilancia, problemas de atención o memoria, o episodios de irritabilidad o aislamiento.

Hombres estresado

Principales diferencias entre estrés y ansiedad

Además de su definición, ambos conceptos se distinguen en otros aspectos como la duración, el origen o la intensidad de los ataques.

  • Tal y como acabamos de ver, en el caso del estrés, este se origina cuando una persona no tiene, o no cree tener, los recursos necesarios para enfrentarse a una situación concreta y externa. En cambio, la ansiedad tiene un origen más difuso, de hecho, a veces puede ser consecuencia del propio estrés. Además, la ansiedad suele estar vinculada a factores internos como el miedo, los pensamientos catastróficos o la desesperanza.

  • Las emociones que normalmente acompañan a ambos trastornos también son distintas. El estrés suele provocar una sensación de tristeza, preocupación, nerviosismo y frustración; mientras que la ansiedad hace lo propio con el miedo a lo que pueda suceder y el negativismo que esto conlleva.

  • Por otro lado, el estrés suele estar vinculado a un tiempo presente, algo que el individuo atraviesa en un momento concreto. Sin embargo, como hemos visto, la ansiedad se preocupa por aquello que puede ocurrir en el futuro. Esto afecta también a los síntomas, pues los de la ansiedad pueden perdurar en el tiempo, mientras que en el otro caso suelen desaparecer con el estímulo estresante.

  • En cuanto al tratamiento, el estrés requiere únicamente un proceso psicoterapéutico para aprender estrategias que ayuden a solventarlo. Por su parte, la ansiedad puede llegar a necesitar tratamiento psicológico y farmacológico combinado.

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Verónica Mollejo

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